Nació en Sagua La Grande y murió en París. Era hijo de Lam Yam, un escribano chino afincado en la isla caribeña, y de Ana Serafina Castilla, mulata por cuyas venas corría también sangre india. Además del anciano padre -que cuando nace Lam cuenta ochenta y cuatro años-, un curioso personaje ejercerá una poderosa influencia en la infancia del pintor. Se trata de su madrina, Mantonica Wilson, una curandera y sacerdotisa de la santería.
En 1916 su familia se mudó a La Habana, contradiciendo los deseos de su madrina, que auguraba para él un brillante futuro como hechicero, el joven estudia Derecho y, al mismo tiempo, desarrollará sus inclinaciones artísticas en la Academia de San Alejandro (1918 y 1922). Poco interesado en las leyes, Lam se concentra en la pintura y, aunque soporta con cierta resignación el rancio academicismo dominante, prefiere dibujar la frondosa vegetación del jardín botánico a los motivos clásicos que sus maestros le imponen.
A principios de la década del veinte realizó, en Sagua la Grande, su primera exposición en el Salón de la Asociación de Pintores y Escultores.
En 1923 viajó a Madrid, entra en el taller de Álvarez de Sotomayor, un pintor académico que dirigía, además, el Museo del Prado. Al mismo tiempo, asiste a la Academia Libre del pasaje de la Alhambra, centro de reunión de pintores jóvenes e inquietos, y, sobre todo, visita el Prado, donde sus preferencias se inclinan por la obra de pintores como El Hosco, Brueghel o Goya. La afinidad lingüística y los lazos afectivos hacen que lo que en un principio no debía ser más que una etapa de su viaje hacia París, se convierta en una estancia de catorce años, hasta 1938. De esta época es una serie de dibujos de gentes del campo, de factura convencional, en los que el pintor muestra ya su interés por cuestiones sociales. Poco a poco, su pintura va asumiendo un lenguaje moderno que combina una estructura geometrizante con cierta vena surrealista.
Estuvo casado, desde 1929, con Eva Píriz, con quien tuvo al año siguiente a su hijo Wilfredo; ambos murieron en 1931 a causa de la tuberculosis.
En 1938 se fue a vivir a París, donde Pablo Picasso (a quien admiraba) lo tomó bajo su tutela. Éste lo presentó a un amplio círculo de artistas y escritores, como Henri Matisse, Fernand Léger, Joan Miró, Benjamín Péret, André Breton, entre otros. Ese mismo año viajó a México, donde estuvo con los artistasFrida Kahloy Diego Rivera.
En 1941 se fue de Europa al Caribe junto a Breton, André Masson, Claude LéviStrauss v otros intelectuales. Regresó a su tierra en 1942, y allí se asoció con intelectuales, como la folclorista afrocubana Lydia Cabrera y el escritor Alejo Carpentier. El reencuentro con su país es muy amargo: al sentimiento de desarraigo que le provocan los diecisiete años de ausencia se une la indignación por las lamentables condiciones en que se desarrolla la vida de sus gentes, especialmente la de sus hermanos de raza. Este sentimiento le lleva a superar la postración inicial y a iniciar una actividad artística basada en las raíces de un pueblo que, en opinión de Lam, debía recuperar su dignidad. De esta forma, los referentes autóctonos se funden con el lenguaje formal aprendido en Europa para producir obras tan importantes como La jungla (1942-1943), donde aparecen ya los personajes del panteón yoruba que poblarán gran parte de su producción posterior.
En 1945-46 estuvo en Haití con André Breton. Entre 1942 y 1950 realizó exposiciones en el Pierre Matisse Gallery de Nueva York. En la segunda mitad de la década de los cuarenta, Lam alterna su residencia entre Cuba, Nueva York y París, ciudad esta última en la que se instala en 1952. De igual forma, continuó viajando a Cuba y otros países. En 1960 se estableció en Albisola Mare, en la costa italiana.
A lo largo de su trayectoria recibió numerosos premiosy reconocimientos. Sus obras se encuentran en los principales museos del mundo.
El 28 de febrero de 1983 se creó el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, una institución cuyo objetivo “es investigar y promover las artes visuales contemporáneas de África, Medio Oriente, Asia, América Latina y el Caribe”; al igual que estudiar y divulgar la obra de este gran artista cubano.
En sus primeros cuadros utilizó elementos oníricos, pero su pintura evolucionó hacia el expresionismo. En su producción predominan los temas afrocubanos. También realizó cerámicas, esculturas, aguafuerte, litografías y murales.
Entre sus obras se destacan: “La posada de la sangre”, “La Jungla” (1943, que se encuentra en el Museo Metropolitano de Arte, New York) y sus retratos de “Gregorio Marañón” y “Señora de Estévanez”.