Pintora, investigadora, poeta, guionista, directora artística, productora discográfica.
Silvia es hija de la musicóloga ya fallecida Cuca Rivero y está casada con el compositor y pianista José María Vitier, de esta unión nació un hijo, Jose Adrián Vitier.
Graduada en Licenciatura en Economía por la Universidad de La Habana, 1977. Cuenta con más de 30 artículos y múltiples investigaciones de su autoría editados en publicaciones sobre temas económicos nacionales e internacionales.
Su obra literaria y musical, está íntimamente relacionada con la de su esposo, el compositor y pianista cubano José María Vitier, para cuya obra ha escrito textos de canciones y realizado la producción musical de sus obras para cine, conciertos y para un gran número de discos.
De este trabajo destacan sus textos para Misa Cubana y Salmo de las Américas, este último nominado en el año 2000 al Premio Grammy Latino.
Recibió los Premios al Mejor Productor Discográfico en los Premios Cubadisco del 2003 y del 2013, y obtuvo el Premio Absoluto de Poesía Musicalizada, en la XVII edición del Premio Internacional de Poesía NOSSIDE (Italia). Ha realizado 13 exposiciones personales en Cuba.
Sus obras están en colecciones privadas en Europa y en EEUU. Pertenece al Registro del creador y es miembro de la Unión de Escritores Artistas de Cuba (UNEAC).
Pintura
Trabaja fundamentalmente en acrílico sobre lienzo, madera o cartulina, disfruta con la creación de obras volumétricas en madera antigua y en palma real. Combina en las obras el uso de diversos materiales, principalmente el lienzo y la madera. Le gusta llamarlos retablos, aunque varían su forma y su composición.
Su obra pictórica contiene una poderosa carga musical y poética, sus lienzos y retablos confirman gran creatividad.
Algunas opiniones sobre la obra pictórica de Silvia R. Rivero
Modernismo caribeño, sensualidad, simbolismo, imaginación y construcción intuitiva. Sobre esas bases la artista cubana estructura una obra exuberante, de vegetación y feminidad encarnadas en una fantasía transfigurada por la calidez del color y los distintos planos de una imaginario que se posa en el lienzo como si fuese el sueño de una leyenda. No cabe duda que su fluidez y enriquecimiento plásticos es un canto poético, una singular pastoral iluminadora de densidades que son parte de la mirada y de una expresión más plena, cuyas significaciones se desarrollan en unas coordenadas que regulan el espacio dentro de otras cartografías humanas.
Gregorio Vigil (Crítico de Arte. España / Fragmento de crítica a la Exposición “La luz de lo imposible” . Madrid. Noviembre 2015)
En casi todos (sus cuadros) figura la floresta. Árboles que con sus ramas entretejen una urdimbre de relaciones simbólicas y discursivas, como elementos de sintaxis. La floresta cobija sus personajes, le sirve de camuflaje, los conforma, pero también le permite esparcir esas pinceladas de moderado cromatismo con las que recrea una particular atmósfera de porte expresionista. No hay una intención pintoresquista en ellas, sino que es allí donde emerge su voluntad estilística.
Lo femenino es un rasgo distintivo en el conjunto de estas obras. Con refinamiento, Venus aparece en cada creación envuelta en aires románticos. Las señales se manifiestan a veces muy directas, y otras más intrincadas. La gracia, la maternidad, la actitud protectora, el pensamiento abarcador, complejo y fecundo que se proyecta afuera simbolizado en sus cabezas de medusa, son temas constantes. Las sombrillas, cerradas o abiertas, tienen su carga de erotismo. Las cerradas, refieren el yang, la penetración; las abiertas –casi siempre trasladan en su seno una pareja- representan el yin, el gran receptor; y esos personajes en poses acrobáticas o trepados en ciclos, sugieren un encuentro, un interés de conquista, un juego ingenuo, una muestra de exaltación.
Janet Ortiz (Fragmento de las palabras al catálogo de la exposición La luz de lo imposible. Septiembre 2015)
¿Desde cuándo la poesía, su poesía, y la música, su música, empezaron a transformarse en Silvia en líneas, luz y color? ¿Desde cuándo germinaba en ella esta vocación? ¿Desde niña, desde el limbo prenatal, desde alguna encarnación anterior? Quién sabe. Decía Lezama que los Sforza de Milán, protectores en algún momento de Leonardo, habían asumido como atributo el árbol de la morera, caracterizado por “un desarrollo lento y un florecer súbito y flamígero”. Este don de Silvia tuvo al parecer una gestación parsimoniosa, callada, invisible, y de pronto ha florecido en todas estas piezas magníficas, como la morera, de la forma más súbita y flamígera.
Abel Prieto (Escritor, Pintor)
“Silvia ha llevado a cada cuadro un apasionado compromiso con su verdad como ser humano; un ejercicio de lealtad consigo misma; estos lienzos y tablas pintadas que presenta ante Uds. son el resultado de un diálogo interior de delicada e intensa honestidad, en el que no tiene cabida un átomo de pretensión, y sí una profunda y humilde gratitud por la gracia recibida.”
José María Vitier (Músico y Compositor. Diciembre 2013)
Aunque he ido a muchísimas exposiciones de pintores, y los tengo de amigos como Samuel Feijoo y Cleva Solís, nunca había visto ninguna tan original en cuanto a su procedimiento no se parece al habitual. Nunca he visto nada parecido a lo de Silvita. Cada cuadro era, además, un objeto. Un lugar en que se tenía la sensación, no de que se miraba, sino que “se podía entrar”. (…) Me pareció que era una nueva forma de pintar. Entrando, más que viendo. Todos únicos, originales, imprevistos. Tu exposición magnífica!.
Fina García – Marruz (Poeta y ensayista / Diciembre 2014)
Silvia R. Rivero / agua de río: delicadeza, pincelada dócil, tino, remanso pictórico que pareciera no despertar del letargo si no en la contradictoria, hasta «peligrosa», unión con esa otra especie de agua, la de mar.
De Silvia y sus recientes entregas como artista plástica, también centradas en la recreación exhaustiva, innegable, de lo femenino: «una fuga quimérica, ilusoria, hacia un “reino indisoluble y grave”…que nace de una momentánea ensoñación, de esa “amarga inocencia”… resorte-acertijo que te salta encima sorpresivamente para colocarte ante preguntas inusitadas».
Mylena Suárez (Directora de Ediciones Boloña / Mayo 2014)
“Gran parte de las obras de Silvia R. Rivero retoman con singular maestría algunos de los principales programas iconográficos marianos del arte cristiano. Quizá lo haga sin saberlo, movida acaso por su capacidad de observación y la urgente necesidad de verter ideas y emociones en un cuadro. Sin embargo, vale aclarar que la Virgen es solo uno de los motivos recreados por Silvia; ahí están Ángel y ciudad, Ángel del ocaso y Ausencias, tres piezas que abordan las funciones y características que las Jerarquías angelicales en el Cosmos de Dios. (………) Sus Ángeles actúan como intermediarios entre los planos humano y celestial. (…..) mensajeros divinos que sobrevuelan La Habana, taciturna y fulgurante, llevando en sus alas doradas un mensaje del paz que colocarán en el pecho de los durmientes.”
Maikel José Rodríguez Calviño (Máster en Ciencias del Arte. Mayo de 2013)
Muestras realizadas
2012
En diciembre 2012 expone su serie de acrílicos "Ángeles y Visiones" (10 acrílicos en cartulinas de 50 x 70 cm) en los teatros de Las Tuna, Bayamo, Sala Dolores de Santiago de Cuba y Teatro Principal de Camaguey
En enero amplía dicha serie a 15 piezas y expone en la galería de la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de La Habana, en ocasión de las celebraciones por los 400 Años de la Aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre.
2013
En abril, bajo el título de “Ángeles, Vírgenes y Visiones” nuevamente reúne su obra de temática sacra y expone en las ciudades Sancti Spiritus, Cabaiguán, Cienfuegos, Santo Domingo y Santa Clara, acompañando el itinerario de la obra musical Misa Cubana a la Virgen de la Caridad del Cobre.
Desde el 26 de diciembre de 2013 y hasta el 24 de enero 24 de 2014, expone su muestra personal “Primeras Miradas” en la Galería Carmen Montilla de la Ciudad de La Habana.
2014
En Junio expone parte de su trabajo en maderas en Santa Clara en la Galería del Mejunje y en la Catedral de Remedios.
Desde el 19 de diciembre y hasta el 19 de enero, expone su muestra personal Secretos de madera, en la galería Carmen Montilla, de la oficina del historiador de La Habana.
2015
Presenta la muestra "Habana secreta" durante el mes de febrero en el espacio expositivo del Hotel Parque Central.
Presenta en Madrid la muestra personal “La luz de lo imposible” en la Galería del Centro Cultural Puerta de Toledo y en Lisboa en el “Palacio de Foz”.
2016
Presenta la muestra El Reino de otro mundo en el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret, Santiago de Cuba.
Realiza performance con el compositor y pianista José María Vitier y el artista plástico José AdriánVitier en la Fábrica de Arte Cubano, La Habana.
Textos musicalizados
Ilusión de realidad (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Juego de amor (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
La Habana engañadora (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Parejas equivocadas (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Plegaria a la Virgen del Cobre (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Quizás fue ayer (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Solía un ángel (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier)
Un paraíso bajo las estrellas (Silvia Rodríguez Rivero - José María Vitier).
Cine y canciones
Con sus canciones, ha intervenido en la banda sonora de filmes cubanos y extranjeros. Debutó en Salón México, una versión del original del Indio Fernández a partir de un cuento del cubano Eliseo Alberto Diego.
Para la película Un paraíso bajo las estrellas, de Gerardo Chijona, compuso desde sones hasta canciones románticas. Una de ellas, Juego de amor, la recuerda con toda la intensidad de una reliquia.
Su sensibilidad por la música le viene de su madre, Cuca Rivero, una de las grandes maestras de la enseñanza coral en Cuba.
Premios
Ha recibido varios premios nacionales e internacionales por su labor como productora discográfica, entre ellos: fue nominada al Premio Grammy Latino por la producción de "Salmo de las Américas", mejor CD de música sinfónica en el año 2000; recibió el Premio al Mejor Productor Discográfico en el Premio Cubadisco de 2003, 2013 y obtuvo el Premio Absoluto de Poesía Musicalizada, en la XVII edición del Premio Internacional de Poesía NOSSIDE (Italia).