Director cubano de radio y televisión. Fundador del Teatro Universitario y de la Televisión cubana.
Nace en La Habana. Su padre fue santiaguero y su madre camagüeyana, quien lo inclinó por el piano, del cual egresó en el Conservatorio con notas excelentes, en octubre de 1938.
Culminó el bachillerato en la “Academia Baldor” y por varios años cursó el Seminario de Artes Dramáticas ofrecido por el Teatro Universitario donde actuó y recibió diversos premios por este desempeño y por la dirección de puestas teatrales en la Academia de Artes Dramáticas (ADAD), el Patronato del Teatro y la gira que el conjunto universitario realizó por México y Guatemala, en febrero de 1950.
Ya en ese camino, pese a la oposición paterna por el rechazo a su inclinación artística, empieza a pagarse con su trabajo los estudios universitarios en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana, obteniendo la plaza por oposición. Allí, egresó con notorios resultados, gracias a los cuales impartió clases en esa prestigiosa institución, simultaneándolas con las que daba en la Escuela Municipal de Arte Dramático, en esta ciudad.
Su acercamiento a la Radio se produce en 1947, cuando Gaspar Pumarejo comienza a buscar talentos para inaugurar una nueva emisora de radio, la Unión Radio, en la Avenida del Prado lo contrata junto a Antonio Vázquez Gallo (director de referencia) y comenzaron ambos a dirigir programas de radio con nuevos actores y actrices del medio, tales como: Gina Cabrera y Margarita Balboa. Aprendió los misterios del medio, en sus primeras actuaciones y narraciones de novelas junto a Raúl Terrier. Escribió cuentos para un espacio de suspenso y otras historias dramatizadas en esa emisora.
En la década de los años 50 escribe y dirige a la vez para CMQ Radio y CMQ Televisión. Y también es profesor de actuación en la Escuela Municipal y en el Seminario de Artes dramáticas de la Universidad de La Habana.
En octubre de 1950, cuando se inauguró Unión Radio Televisión, Canal 4, Garriga ya era Jefe de Publicidad de la planta radial y había debutado como director-productor en “Mujeres que yo conocí” escrito por José Sánchez Arcilla e “Historias del más allá” con libretos de Nora Badía; lo cual no le impidió escribir sus primeras Radionovelas sobre la vida de santos católicos.
Estuvo entre los que recibieron los primeros equipos de televisión que llegaron a Cuba para el canal fundador por el aeropuerto de Rancho Boyeros, pero renunció a la Publicidad por la dramaturgia televisiva; estudiando guión y dirección audiovisual con aquellos trabajadores de CMQ que habían estudiado en EE.UU. y después, obtuvo una estadía de capacitación por tres meses en los estudios de la Columbia Broadcasting System . A su regreso, siguió escribiendo para Unión Radio, mientras también escribía, producía y dirigía programas para la jabonera Gravi, en “La Novela Gravi” y “La Novela Rina” difundidas en CMQ Radio.
A la Televisión llegó en 1951, como guionista y director de “Estrellas de Ultramar” del Canal 4, donde Margarita Balboa (Premio Nacional de Televisión 2004) entrevistaba a los artistas del cine ibero americano que viajaban a Cuba.
Desde 1952, ya escribía en CMQ-TV, Canal 6 libretos dramáticos para “Estudio 15/Cristal (3)” y “El Humo del Recuerdo”. En agosto de 1954, estrenó allí “Esta es tu vida”, espacio dramático de frecuencia semanal que representaba crudas historias de la vida diaria, que se mantuvo durante tres años y medio, dándole a Garriga grandes satisfacciones y diversos premios como autor y director. En julio de 1956, dirigió y produjo “El Rostro del Destino”, dramático de tensión y suspenso.
Ya en mayo de 1957 surgió “La Novela de las 10”, programa episódico donde adaptó, produjo y dirigió. Entre otras, allí se estrenaron las telenovelas: “La culpa de todos”; “Mi apellido es Valdés”, “Cuando los hijos acusan”, “Puerto Esperanza” y “El Alma no tiene color”. El espacio contó con las historias originales y las adaptaciones de sus Radionovelas, se transmitía lunes, martes y miércoles por treinta minutos y devino precedente de “Grandes Novelas”, que tras el triunfo revolucionario de enero de 1959, asumido por el propio Garriga, adaptó las más famosas novelas de la Literatura universal.
Al triunfar la Revolución Cubana, Roberto Garriga, tenía un vasto y exitoso currículo como actor, autor, adaptador, productor y director de Radio y Televisión con probada experiencia y resultados en diversos géneros y formatos radiales-televisivos en Cuba. Como muchos de los creadores cubanos, recibió múltiples ofertas para aportar su nombre y su experiencia en otras televisoras latinoamericanas pero fiel a su estirpe mambisa, despreció los cheques en blanco y como otros de su generación optó por formar nuevos camarógrafos, actores, actrices y directores de cámara y de escena para suplir la ausencia de aquellos que emigraron.
En década del 60 impartió clases de cámaras a los llamados “Siete hombres de oro” integrado entre otros, por Antonio González, “Cheito” González y Ernesto Padrino. En los años 70, impartió dos cursos más de esta especialidad y tres de directores, hornadas de la que surgieron sólo por mencionar algunos probados talentos televisivos: Eduardo Moya, Xiomara Blanco, “Cheito” González y Loly Buján. A ello se sumó otro curso de formación de actores.
Fiel a su tradición, con el tiempo devino profesor fundador del Instituto Superior de Arte (ISA); impartió Dramaturgia en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV) y formó varias generaciones de guionistas y directores vietnamitas y coreanos, por solo mencionar algunos ejemplos de su aporte en la pedagogía especializada en televisión para otros países.
Esta labor docente no le apartó de los estudios y brilló lo mismo en el crisol dramatúrgico del “Teatro ICR” donde Marcos Behmaras concibió la participación de los artistas como un premio, en espacios de cuentos y en otros proyectos teatrales.
En 1964 se reinicia el teatro en la televisión con “El dulce pájaro de la juventud”, de Tennessee Williams, que protagonizan Raquel Revuelta, Enrique Almirante y Enrique Santiesteban, siendo el director Roberto Garriga, también “Réquiem para una reclusa”, entre otras. En el Dulce Pájaro, la dirección de Garriga fue extraordinaria. Ello lo reseña un fragmento de la crítica especializada, en este caso la opinión de Orlando Quiroga, en la revista Bohemia, del 19 de junio de 1964:
“Teatro ICR marcó un punto de responsabilidad, adultez y profesionalismo que hace mucho tiempo estábamos esperando por las pantallitas” y finaliza la crítica aseverando que “fue el mejor programa de televisión hasta de 1964”.
Hasta 1988, fecha de su fallecimiento, Garriga acumuló en su haber, sus adaptaciones magistrales de las más famosas novelas literarias universales difundidas con intención didáctica cultural en “Grandes Novelas” durante la década del 60 y la dirección general de las mismas. Entre otras, recordamos ahora: “Ana Karenina”, “Los hermanos Karamazov”, “Las estrellas miran hacia abajo”, “Por quien doblan las campanas”, “La visita de la vieja dama” y “El alma encantada”.
Posteriormente se sumaron a esta relación, “Doña Bárbara”, “Las impuras” y provenientes de las Radionovelas, “Sol de Batey” (versión de la historia radiofónica de Dora Alonso) y “Médico de guardia”. Ello no le impidió traducir y adaptar obras teatrales clásicas como “El dulce pájaro de la juventud”, “Las brujas de Salem”, “Jaque al Rey”, “Palos y huesos”, “El sombrero de tres picos” y “Filomena y Marturano”.
Entre sus aportes a los géneros dramatizados televisivos se encuentra la inauguración de “Esta es tu vida” con relatos de hechos reales acontecidos en la sociedad; preludio de la Telenovela anclada en la cotidianidad y con profunda denuncia social: “Mi apellido es Valdés”, sobre los niños abandonados en la Casa de Beneficencia y Maternidad habanera continuó la tradición radial gestada por numerosos autores cubanos desde la década del 40 del siglo XX en Cuba.
A Garriga debemos el resurgir de la telenovela cubana partiendo del modelo creado en Cuba desde 1952, por Mario Barral López, en “La Novela en Televisión”, con la fecunda repercusión en las pantallas de “Sol de Batey”, que hizo época y demostró tras la exhibición en Cuba de la telenovela brasileña “La esclava Isaura”, que el género romántico-melodramático-folletinesco, desplegado por O’Globo con esta obra, no era ajeno a los cubanos pues habían sido sus creadores décadas atrás.
Roberto Garrida, desde el I Festival organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) recibió su máximo galardón (Premio Caracol) por diversas obras donde participó: 1984 Mejor escritor dramático teatral por “Aire frío”. Adaptación de la obra. Protagonizada por Verónica Lynn.
1985 Mejor adaptación y dirección de televisión “Las impuras”. Festival ICRT (Radio y televisión). Mejor programa dramático recreativo “Las impuras”. En 1982, Garriga había recibido, la Distinción Raúl Gómez García, por el 20 aniversario del Sindicato de la Cultura y en 1986, durante el Festival del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) recibió un homenaje por su labor ininterrumpida en el medio audiovisual.
Mucho hay que contar, analizar y estudiar aún, no sólo de su obra sino de la estética dramaturgica-comunicativa-audiovisual forjada por Roberto Luis Garriga Agramonte, quien falleció trágicamente cuando contaba 62 años y aún tenía mucho que aportar a nuestra dramaturgia y dirección televisiva. Por eso siempre será una figura de en la cultura cubana.