Diseñadora conocida por los detalles geométricos en sus creaciones. Considerada uno de los 100 personajes más influyentes del mundo de la moda, Isabel Toledo ha sido definida como una diseñadora de moda clásica radical, por sus influencias de la geometría, la simplicidad y alto nivel de couture de sus confecciones.
Nacida en Cuba en 1960, se mudó, muy joven, a New Jersey donde, en el instituto, conoció a su actual marido e inseparable compañero de trabajo, el también cubano Rubén Toledo.
Artista multidisciplinar, Rubén es a la vez pintor, escultor, ilustrador, cronista y crítico de moda. Trabaja desde la escultura al dibujo, del diseño de maniquís al de escaparates, y ha creado ingeniosas e incisivas ilustraciones para medios como The New Yorker, Vogue, Paper, Visionaire o The New York Times. Sus dibujos de 100 Postales de 100 Ciudades del Mundo forman parte de las guías de viaje de Louis Vuitton.
Junto a él, Isabel va a crear un potente y duradero tándem creativo de arte y moda.
Tras sus estudios en el Fashion Institute of Tecnology y en la Parsons School of Design, Isabel se formó con la mítica Diana Vreeland en el Metropolitan Museum of Art de New York.
Desde 1984, Isabel, una “figura de culto” según el New York Times, diseñó y exhibió en su estudio de Manhattan, dos colecciones al año, pero en 1998 decide no seguir los dictados de las semanas de la moda y crear sus colecciones con un tempo propio.
Ese mismo año, la pareja Toledo fue la protagonista de una exposición llamada Toledo-Toledo: A Marriage of Art and Fahion en el museo de la Fashion Institute of Technology, que tuvo su trabajo como tema, por sus años de colaboración en el diseño y el arte. Esta exposición fue, después, exhibida mundialmente en diferentes museos, universidades y galerías.
Entre el 2006 y el 2008 fue directora creativa para la Designer Collection de Anne Klein.
El nombre de Isabel Toledo pasó de ser un secreto bien guardado entre los conocedores de la moda a ser un nombre conocido internacionalmente cuando Michelle Obama eligió uno de sus diseños en la toma de posesión de Barack Obama como presidente: un conjunto de vestido y abrigo en encaje amarillo, que dio la vuelta al mundo.
Junto con su esposo, Isabel ha ganado prestigiosos premios de moda, como el Cooper Hewitt National Design Award, en el 2005, o el Fashion Visionary Award, fundado por Eleonore Roosevelt para promover el diseño en los Estados Unidos, en el 2006.
Sus piezas se encuentran en algunas de las mejores tiendas del mundo, como Barneys en New York, Colette en París o Ikram en Chicago.
COLECCIÓN
La nueva colección de modelos se muestra oculta entre una selección de piezas de archivo. Fiel a su idea de que la moda es una experiencia efímera que vive dentro una geografía gráfica y atemporal, los vaivenes del estilo compiten por la atención y brotan en mil detalles cada temporada creando nuevas siluetas. La ecuación final de moda se compone de la suma de todas las partes, una acumulación de detalles recabados para contribuir a la descripción del nuevo espíritu femenino.
Isabel realizó un libro autobiográfico: Roots of Style: Weaving Together Life, Love, and Fashion en el que la diseñadora ha escrito con enorme ternura de sus recuerdos, entre ellos de su crianza en una pequeña ciudad en pleno campo de Cuba; de su familia y de su marido, y de su lucha por nunca dejar atrás su dedicación a la moda más pura.
Entre sus clientes pueden mencionarse figuras como Agnes Gund, Demi Moore, Jennifer López, Madonna, Raquel Welch, Sigourney Weaver y la sheikha Mozah Bint Nasser Al Missned de Qatar.
En entrevista a Vanidades la cubana expresó: «Nací y me crié hasta los 8 años en la ciudad de Camajuaní, provincia de Las Villas, Cuba, cerca de las montañas, y allí aprendí a ‘ver’ el color», recuerda con cariño de su niñez. «Era una ciudad pequeña, y cuando el sol se reflejaba sobre los tejados creaba sombras y una bruma que, al despejarse, me enseñaba el color que estaba detrás. ¡Me acuerdo perfectamente! Mi padre tenía una ferretería y mi madre lo ayudaba. Eramos tres hermanas, y la familia de mi madre fabricaba zapatos. Todavía la recuerdo escogiendo cueros para las botas de los campesinos. Podía diferenciar, de tan solo verlo, si un zapato era español o italiano. Heredé mucho de ella porque fue un gran ejemplo y porque admiro profundamente a las mujeres tan valientes de su época». Isabel estuvo incluida en la Lista de las Mejor Vestidas, se caracterizó por ser una mujer natural y muy alegre.
