Enrique López Oliva es sin dudas el hombre que más sabe de religión en Cuba.
López Oliva parece un ser mítico, su cabello blanco, gastado por el tiempo, siempre es acompañado por un sombrero rampante que no deja ver a un hombre con más de ocho décadas en su piel. Quizás algunos duden de que sea uno de los cubanos que más sepa de religión en Cuba, pero pocos podrán contradecir la afirmación de que en su casa está la biblioteca personal macro-ecuménica más grande del país.
López Oliva dice que desea ser recordado como un profeta del antiguo testamento y algunos de sus alumnos han pedido a la academia cubana incluir su nombre entre los nominados a los premios nacionales en nuestro país. Sería un acto de justicia histórica para quien ha gastado sus años enseñando a los jóvenes a entender y amar la Historia de las Religiones desde el diálogo.
Terminado el bachillerato en el Colegio de Belén, López Oliva cursó la carrera de periodismo en la Escuela Carlos Márquez Sterling. De sólida formación católica, y de sincero compromiso revolucionario, comenzó el ejercicio de su carrera colaborando en la Agencia Prensa Latina, en el diario El Mundo, y en otras publicaciones y centró desde temprano su atención en el estudio de los movimientos cristianos en América Latina.
Colaboró sobre su especialidad en las revista Pensamiento Crítico y Tricontinental, entre otras, y su ensayo Los católicos en la revolución latinoamericana obtuvo un reconocimiento del jurado en el Premio Literario Casa de las Americas de 1969. Su publicación aportó conocimiento a la reflexión sobre el tema. Participó en la organización de las Jornadas en memoria de Camilo Torres Restrepo convocadas por el Consejo de Iglesias de Cuba, que se celebraban con la presencia asidua de la madre del sacerdote guerrillero colombiano, Isabel Restrepo, hasta comienzos de los 70.
El ecumenismo proclamado en Vaticano II contó con el apoyo de los sectores más avanzados del protestantismo cubano. Las únicas figuras católicas que asistían a estas jornadas eran el jurista y escritor laico Raúl Gómez Treto y el crítico cinematográfico Walfrido Piñera, así como el P. Carlos Manuel de Céspedes y García-Menocal, de probada disposición al diálogo, con quien López Oliva mantuvo una activa colaboración pastoral en sus últimos años, en la parroquia de San Agustín.
Cuando se fundó la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA), inspirada por la II Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM, Bogotá, 1968), y que fijó su sede en México bajo la dirección de Enrique Dussel, López Oliva fue designado Secretario Ejecutivo del capítulo cubano. Se dedicó a esta actividad junto a Piñera, en las diversas etapas que ha atravesado la organización, que tantos obstáculos ha tenido que sortear debido a la poca comprensión de la Iglesia.
Impartió cursos sobre la Historia del cristianismo en América Latina en la Universidad de La Habana, en el Instituto Superior de Estudios Bíblicos y Teológicos (ISEBIT), y en los años más recientes, en el Colegio Universitario de San Jerónimo. También se desempeñó como corresponsal de diversas agencias noticiosas latinoamericanas en Cuba, como Noticias Aliadas, de Perú
ELO no tuvo el reconocimiento merecido por su saber y clara trayectoria de parte de la academia cubana ni de su institución religiosa. De él diría el P. José María González Ruiz, uno de los teólogos españoles más progresistas del postconcilio, que era “un católico insuficientemente comprendido y subutilizado por su Iglesia”.
Con Temas, como antes con Cuadernos de Nuestra América, la revista del Centro de Estudios sobre América (CEA), mantuvo una relación de colaboración incesante y especialmente valiosa. Los asistentes a los debates de Último Jueves a lo largo de 19 años lo deben recordar, por su activa participación. "Como ustedes deben estar acostumbrados, mi pregunta al panel tiene que ver con la religión," solía decir con una sonrisa cómplice, en su tono amable e incisivo a la vez.
ELO falleció el lunes 8 de febrero a los 84 años de edad, en su vieja residencia del reparto Kohly en La Habana.