Foto
Otres

El futuro incierto de la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo ahora que su hijo llega al trono

Pese a que era una noticia que ya se veía venir, cuando se publicó que ni Harald de Noruega ni Carlos de Inglaterra serían los próximos monarcas en abdicar, Luxemburgo está todavía conmocionado tras el anuncio del gran duque Enrique de sus planes para dejar el trono.

Después de 24 años ocupando este distinguido puesto, será ahora su hijo, el príncipe Guillermo, el que asuma la Corona a finales de año. Una decisión que también afecta a su esposa, la gran duquesa María Teresa, convertida en los últimos años en un personaje polémico en la corte.

El monarca, de 69 años, anunció su abdicación en el Día Nacional de Luxemburgo, un acontecimiento anual que reúne a los miembros de la familia reinante, miembros del Gobierno y parlamentarios para celebrar el cumpleaños oficial del Gran Duque. «Me gustaría informarles de que he decidido transferir la Lugartenencia al Príncipe Guillermo el próximo mes de octubre. Con todo mi cariño y confianza le deseo la mejor de las suertes», aseguró un emocionado Enrique, antes de besar a su hijo mientras la sala aplaudía.

Este cambio significa que los grandes duques Enrique y María Teresa conservarán sus títulos oficiales, pero estarán representados en el trono por su hijo. El cambio total del Gran Ducado tardará probablemente varios años en producirse. «Este es el comienzo de un nuevo capítulo para nuestra monarquía», declaró a la prensa el primer ministro luxemburgués, Luc Frieden. Aunque esta decisión ha sorprendido a la opinión pública, Frieden afirmó que llevaba tiempo meditándose a puerta cerrada. «Creo que en la fiesta nacional era el momento adecuado, porque el gran duque es el símbolo de nuestra nación», declaró.

Enrique es el primogénito de los cinco hijos del gran duque Juan y la gran duquesa Josefina Carlota, y accedió al trono en 2000, tras la abdicación de su padre después de 36 años de reinado. Está casado con María Teresa Mestre, gran duquesa de Luxemburgo, y ambos tienen cinco hijos: su heredero Guillermo, la princesa Alexandra, el príncipe Louis, el príncipe Félix y el príncipe Sébastien.

La mujer que nunca gozó de la venia de su suegra por su condición de plebeya ha acabado dándole la razón a sus detractores y se ha convertido más en un problema que en un activo para la monarquía de su país. Ahora, pasando a un discreto segundo plano, es probable que sus recientes polémicas también se releguen al olvido.

La última vez que Maria Teresa saltó a los titulares fue el año pasado, cuando nuevas denuncias la acusaban de comportamiento inapropiado con su personal. El diario 'Lëtzebuerger Land' afirmó que la esposa del Gran Duque «abrumó» al personal con sus múltiples exigencias cuando quiso probarse ropa antes de una sesión de fotos para la boda de su hija Alexandra. Algo que desembocó en «un altercado verbal».
Los grandes duques de Luxemburgo, María Teresa y Enrique.

Según el informe, hubo que llamar a personal adicional después de que las doncellas y el equipo de vestuario tuvieran que lidiar con las exigencias de la royal y supuestamente la cubana habría sermoneado al día siguiente al Mariscal de la Corte, que se ocupa de la gestión de la Casa del Gran Duque, por su «mala organización».

Según la publicación, el propio Primer Ministro luxemburgués habría acudido al palacio para discutir la situación con la gran duquesa y su visita habría provocado nuevos desacuerdos con las formas de llevar los asuntos en la corte.

Este comportamiento reprobable de la Gran Duquesa no era nuevo. En 2020 se detalló una «cultura del miedo» dentro de la Casa Real, después de que más de 50 miembros del personal abandonaran o fueran despedidos de su puesto en el transcurso de unos cinco años. Los medios locales responsabilizaron directamente a María Teresa de estas salidas, afirmando que «hace lo que quiere sin temor a represalias y que ni siquiera su marido se atreve a enfrentarse a ella».

En aquel momento, el entonces jefe de Gobierno, Xavier Bettel, nombró una comisión especial para esclarecer los hechos. Antes de que se emitiera un veredicto, en un comunicado el Gran Duque defendió con vehemencia a su esposa: «A la espera de la publicación del informe, y a lo largo de todo este proceso, han aparecido en los medios de comunicación artículos en los que se hacen acusaciones injustas contra mi esposa, madre de nuestros cinco hijos y abuela abnegada. Esto está afectando a toda mi familia. ¿Por qué atacar a una mujer? ¿A una mujer que defiende a otras mujeres? ¿Una mujer que ni siquiera tiene derecho a defenderse?».

Cuando finalmente se publicó la investigación, denominada Informe Waringo por el nombre del alto funcionario jubilado Jeannot Waringo que la dirigió, esta concluyó que la participación de María Teresa en «decisiones esenciales de personal era problemática». El informe recomendaba reformar la participación de María Teresa en asuntos de personal.

Las amargas quejas por el linchamiento mediático a su esposa por parte del Gran Duque quedaron en agua de borrajas cuando este rubricaba oficialmente el cambio que proponía el informe Waringo. De este modo, se desposeía a su mujer de cualquier papel oficial y cualquier poder para gestionar el palacio. Ahora, con el ascenso de su hijo al trono, su rol en la corte se verá todavía más reducido.

Mujer Hoy

María Teresa Mestre Batista


sociedad, licenciada en ciencias políticas

Nació en Marianao, La Habana, Cuba, el 22 de marzo de 1956, hija de José Antonio Mestre Álvarez y María Teresa Batista Falla. Proviene de una familia perteneciente a la alta sociedad cubana, antes de la revolución. En 1959, a la edad de 3 años, y a consecuencia de la Revolución, sale de Cuba con su familia que se establece en New York. A partir de 1961 estudia en una escuela privada francesa, donde conoció, siendo niños los dos, al Gran Duque Henri.