Pedro José "Cheíto" Rodríguez, es el jonronero natural más grande que haya dado la pelota cubana.
Cuando se habla de jonroneros en las Series Nacionales, Pedro José es un nombre inevitable. Para muchos, incluso, se trata del slugger más grande que pasó por los platos de la pelota revolucionaria. Relativamente pequeño y regordete, el hombre desforraba pelotas como entretenimiento y firmaba cuadrangulares por puro amor al arte del bateo.
Nieto, sobrino e hijo de grandes peloteros cubanos. Fue gran bateador y slugger desde las categorías infantiles. Se destacó en los Juveniles cuando en un torneo internacional de esa categoría celebrado en Venezuela disparo 5 jonrones en solo once partidos, encabezando también el bateo y las impulsadas. En ese evento cautivó a todos la dimensión de sus jonrones a pesar de sus 16 años y poca estatura.
Trayectoria deportiva
Su debut en Series Nacionales, fue el mejor de todos los tiempos. Tercero en jonrones con 11, nueva marca para novatos que duró 27 años, a pesar de la posterior instauración del bate de aluminio y la bola viva. Debutó con el equipo Cuba y fue el mejor en bateo, jonrones e impulsadas durante la campaña internacional.
Fue el mejor slugger entre 1974-1985 en que también fue el señor de la antesala cubana. Ese año fue interrumpida una trayectoria que lo situaba con apenas veintinueve años y doce series jugadas, como el segundo en jonrones con 276, a solo 15 cuadrangulares de Antonio Muñoz, pero con seis Series y años menos que su compañero.
Tercero en carreras impulsadas con 935, precedido por Muñoz y Agustín Marquetti, y en bases recorridas con más de 2100, por ese mismo orden de esas dos luminarias, era primero en slugging y flys de sacrificio, con average de 290 y entre los cinco primeros en casi todos los departamentos ofensivos.
Mejores resultados deportivos
Año 1978
Implantó record de jonrones para un Campeonato Nacional en la Serie Selectiva del 78 con 28 en 60 partidos. En el juego final del Campeonato disparó su jonrón 100 ante el astro Oscar Romero y así logró que su equipo, Las Villas, empatara en 1er lugar con Pinar del Río y tuvieran que celebrar un reñido Play Off. Decidió esa Selectiva con largo cuadrangular frente al pitcher de Rogelio García.
En los Centroamericanos de Medellín implantó un record de jonrones e impulsadas con 15 jonrones y 37 remolcadas en solo 45 veces oficiales al bate.
Líder en jonrones en los dos Juegos Centroamericanos que participó, en un Panamericano, una Copa y un Mundial. Es el segundo con más jonrones conectados en Centroamericanos. Posee la mejor marca de cuadrangulares por un cubano con los 68 que dio en la temporada de 1978, incluyendo los 44 en la campaña nacional y los 24 en la arena internacional, récord también vigente.
En el Mundial de Italia le decidió el partido a Japón con hit y fue el héroe contra Estados Unidos al empujar las carreras del empate y de la ventaja final, de ellas dos por kilométrico jonrón contra el supersónico Tim Leary.
Año 1979
El más útil en los Juegos Panamericanos de Puerto Rico 79 con su liderato en bateo y récords en jonrones.
En octubre fue la gran figura de la IV Copa Intercontinental celebrada en Cuba. Impuso marca de 3 jonrones en un juego contra Panamá. Fue el héroe contra Estados Unidos cuando en el primer juego frente a los norteños le dio dos cósmicos jonrones por el center field al astro zurdo Ken Dayley. Al concluir la Copa fue el líder en hits, anotadas, jonrones, impulsadas, bases recorridas y slugging. Es seleccionado el más útil en ese torneo y por segundo año consecutivo entre los diez atletas más destacados de Cuba y América Latina.
Cuando arribó a los 1000 hits en Series Nacionales fue el que en menos series lo logró, empatado con Pedro Jova, y entre todos el más joven con 28 años.
En síntesis, era un fenómeno. En Medellín’78 despachó 15 golpes de vuelta completa en 45 visitas al cajón. Con solo 29 abriles y una docena de contiendas disputadas, ya sumaba 276 batazos superiores a los límites y aparecía también en el Top Five histórico de otros departamentos como slugging, carreras impulsadas y bases recorridas. Llegó a tener una frecuencia de un vuelacercas cada 12.69 turnos oficiales. “Pase usted, Señor Jonrón”, se escuchaba por las ondas radiales en la voz del legendario Salamanca.
Nadie le hacía sombra en eso de mandar la esférica tan lejos como les es posible a los humanos. Por lo menos entre 1974 y 1985, nadie lo hizo. Decir “Cheíto” era decir algún sinónimo de “dios”. Entonces, durante la tercera edición de la Copa José Antonio Huelga, un jugador venezolano le regaló 92 escasos dólares y la sanción cayó sobre sus hombros con el peso de lo desmesurado.
Así quedaba trunca la carrera formidable que Pedro José Rodríguez venía escribiendo con las tintas del sacrificio y el talento. Lo autorizaron a volver a los tres años, pero ya había perdido la magia para poner de pie a las gradas con el coro espontáneo de “se va”. Tocaba retirarse, pues, y el 22 de marzo del 92, allá en Cienfuegos, se vio decir adiós a la versión cubana de Babe Ruth.
Cheíto falleció a los 65 años de edad víctima de una insuficiencia renal con régimen dialítico producida por una diabetes mellitus.
