Atleta cubana, especialista en el lanzamiento de la jabalina. Campeona olímpica (Atenas 2004), doble titular mundial (Edmonton 2001, Helsinki 2005) y recordista del orbe (71,70).
Nació en el Municipio Martí, en la occidental provincia de Matanzas, el 14 de noviembre de 1979. Desde sus estudios primarios mostró grandes habilidades para los ejercicios de educación física en su escuela. Por ello, a los 12 años comenzó la práctica del lanzamiento de la jabalina, pues la jovencita tiraba la pelota de béisbol con más fuerza que los varones de su escuela. Pronto llegaron sus primeras medallas en los Juegos Escolares Nacionales, las olimpiadas de los atletas escolares cubanos.
Sus progresos se hicieron notar muy rápido e ingresó en la selección nacional juvenil. En 1996, sin cumplir los 17 años, tomó parte en el Mundial de la categoría con sede en la ciudad australiana de Sydney. Allí demostró su valía y se llevó la medalla de oro con un lanzamiento de 60,96 metros.
Inicios
En 1994 participa en los Juegos Escolares Nacionales, celebrados en Las Tunas, logrando el triunfo con récord para el evento, con 47.78 metros, ese propio año, en Santiago de Cuba, durante el Memorial Aurelio Janet, lanza 53.98 metros
En los inicios de 1997, Osleidys logró marca de 66,92 metros en una competencia en su país; tal desempeño la incluyó en la delegación cubana al Campeonato Mundial de Atenas, donde terminó en un meritorio séptimo lugar (63,76), pues entró en finales con solo 17 años y compitió con renombradas figuras de la especialidad en el mundo.
En 1998, la matancera se volvió a titular campeona mundial juvenil en la cita organizada por la ciudad francesa de Annecy. Allí obtuvo su mejor marca y récord para la competencia (68,17), la cuarta de ese año en el planeta. La Federación Internacional de Atletismo Amateur (IAAF) la proclamó la mejor atleta del mundo en su categoría ese año. Sin embargo, en sus primeros Juegos Centroamericanos y del Caribe en Maracaibo, Venezuela, tuvo que conformarse con el segundo lugar, superada sorpresivamente por su compatriota Sonia Bicet, quien estableció récord para los Juegos (63,30).
En 1999 sobresalió su medalla de oro en los Juegos Deportivos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, donde envió la jabalina hasta los 65,85 metros, pero en el Campeonato Mundial de Sevilla, España, terminó en la cuarta posición.
En la temporada siguiente tuvo la posibilidad de intervenir en unos Juegos Olímpicos, el gran sueño de todo atleta. Sydney, Australia, organizó el evento estival a fines de 2000. Allí, Osleidys puso un aviso al liderar la clasificatoria (67,34). Meses antes, en una competencia en Berlín, había logrado la segunda mejor marca del año (67,83). En la etapa conclusiva de la cita bajo los cinco aros, finalizó con una meritoria medalla de bronce (66,18), por detrás de la experimentada noruega Trine Hattestad (68,91) y la griega Mirilla Manjani-Tzelili (67,51).
Lo mejor de Osleidys Menéndez estaba por llegar. En 2001, antes de participar en el Campeonato Mundial de Edmonton, intervino en el torneo de Rethymno, Grecia, donde implantó marca mundial en el lanzamiento de la jabalina con un disparo de 71,54, convirtiéndose en la primera mujer en superar los 70 metros desde el cambio de normativa en 1999. En el Mundial de Campo y Pista se mostró impecable y en tremenda forma deportiva.
Se llevó la ansiada presea de oro (69,53), casi cuatro metros más que la ocupante del segundo lugar, la griega Mireja Manjani. Ya atesoraba el título mundial y también el récord del orbe. Solo le faltaba el máximo galardón olímpico y ese llegaría tres años más tarde en Atenas, Grecia.
En el resto del ciclo olímpico, Osleidys tuvo sus altas y bajas en el rendimiento, fundamentalmente asociadas a algunas lesiones— sobre todo, en las tibias—, pues la mayoría de sus entrenamientos los realizaba en superficie dura. Triunfó en la Copa del Mundo de Madrid 2002 y terminó el año en el segundo lugar del ranking mundial (67,40), solo superada por la griega Manjani (67,47). En los Juegos Deportivos Panamericanos de Santo Domingo, República Dominicana 2003, no pudo retener la corona y terminó en el tercer lugar, por detrás de la estadounidense Kim Kreiner y la bahamesa Laverne Eve.
Ese mismo año, en el Mundial de París, Francia, concluyó en el quinto puesto con un discreto 62,19 y con su mejor marca, de solo 63,96, finalizó sexta del ranking del mundo. Tales resultados la afectaron psíquicamente, pero con la guía y los sabios consejos de su entrenador Dionisio Quintana, «El Dardo Antillano», volvió a ser la mejor del planeta.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Osleidys Menéndez concretó su gran sueño y aspiraciones. Junto a su preparador se trazaron el objetivo de no desgastarse mucho en la ronda de clasificación, y una vez en la final ponerle todo el esfuerzo al primer envío. Y así fue. Como se esperaba entró en la final de 12 competidoras y en su primer lanzamiento, la jabalina tomó un vuelo increíble y se clavó en el césped con marca de 71,53 metros. Era récord olímpico y se quedaba a solo un centímetro de su propio registro mundial, además de constituir el mejor registro de la temporada. Ninguna de sus rivales pudo acercarse ni siquiera a los 70 metros.
La medallista de plata, la estelarísima alemana Steffi Nerius, solo pudo rebasar los 65 metros (65,82). El tercer lugar fue para la conocida griega Mirella Manjani-Tzelili (64,29). Al final, Osleidys disfrutó en lo alto del podio las notas de su himno nacional, mientras casi 70 000 personas reunidas en el estadio olímpico de Atenas no paraban de vitorearla.
Aún faltaban otros resultados relevantes en su carrera. Asistió como la principal figura de la delegación cubana al Campeonato Mundial de Campo y Pista en Helsinki al año siguiente. La estelar jabalinista no defraudó a seguidores y entendidos, y se colgó al pecho su segunda medalla de oro en citas del orbe. Pero no solo eso fue lo más sobresaliente, sino que completó la gran hazaña con otro registro mundial (71,70), destrozando en 16 centímetros su propio reinado universal. Se convirtió en la gran estrella de la delegación cubana, que alcanzó en total seis medallas de diferentes colores. No cabía margen a la duda. Era la mejor de todos los tiempos en Cuba y una de las más relevantes en el mundo.
En 2006, las lesiones en sus piernas se acrecentaron. Compitió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, donde tuvo que conformarse con la medalla de plata, por lo cual decidió tomarse un descanso y dedicarse al necesario tratamiento médico.
En agosto de 2007, algo recuperada, aunque con déficit en la preparación, asistió a los Juegos Deportivos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil. En la ciudad balneario, Osleidys lanzó la jabalina hasta los 62,34 metros para la medalla de oro y fue escoltada por otra cubana, Sonia Bicet (60,68). La presea de bronce fue al pecho de la bahamesa Laverne Eve (58,10). De esta forma, recuperó el título continental perdido en Santo Domingo cuatro años atrás.
Las lesiones volvieron a interferir la carrera deportiva de Osleidys. No pudo asistir al Campeonato del Mundo de Osaka, Japón, en 2007. Reapareció en 2008, pero con marcas muy por debajo de lo acostumbrado. Por aquel entonces, la joven checa Bárbara Spotáková hizo trizas su primado mundial con 72,28 metros.
Como atleta de alta competencia, Osleidys no se dio por vencida y siguió su preparación, pensando solo en el Campeonato Mundial del siguiente año en Berlín. Es una de esas atletas con quien siempre hay que contar en eventos de envergadura.
Su posible última competencia fue precisamente en el Campeonato Mundial en la capital alemana en 2009. Con 30 años y discreta marca de 58,09, lograda en su país en los Juegos de la Alternativa Bolivariana para las Américas, Osleidys logró clasificarse a la final de 12 y en la ronda conclusiva terminó en un meritorio séptimo lugar con un disparo de 63,11.