Es un percusionista y cantante cubano. Integró la agrupación folcklórica Irakere bajo la dirección del maestro Chucho Valdés y siendo miembro de esta obtuvo el primer Premio Grammy. Fue durante casi tres décadas el percusionista y akpwón del grupo Irakere.
Vive en el barrio de Pogolotti, de La Habana, en una especie de fortaleza musical construida para sus clases de música. Una de las habitaciones cuenta con unas colecciones de tambores diversos fabricados para trabajar con Irakere y sus presentaciones especiales. Se le puede ver con su grupo Diákara en La Zorra y el Cuervo y el Jazz Café. Compone, graba, ofrece clases, sigue haciendo música sin parar.
Desde pequeño sintió vocación por la música, pues formaba parte de una notable familia de músicos, entre los que se encuentra su padre, el percusionista Oscar Valdés (padre); su tío percusionista Marcelino Valdés, y sus tíos Alfredo Valdés y Vicentico Valdés (cantantes).
El percusionista, nacido en la barriada del Cerro, La Habana, a los 12 años comenzó a tocar tambores con su padre Oscar. En 1949 también recibió clases de percusión y batería con Guillermo Barreto y Walfredo de los Reyes (padre).
Se inició profesionalmente en la orquesta del cabaret La Campana, de Infanta y Manglar, un sitio muy visitado por Benny Moré cuando regresó de México. "Me forjé en el bongó y la paila; tocaba en muchos centros nocturnos como el Parisién del Hotel Nacional, en el Cabaret Tropicana. Llegué a tocar la batería con la Orquesta de Benny Moré, después de la salida de Rolando Laserie (1955-56)".
Trabajó en las orquestas CMQ, ICRT, Benny Moré, Orquesta Cubana de Música Moderna. Fue cantante y percusionista del grupo Irakere, con el que realizó un reconocido trabajo, y posteriormente formó un grupo, con el que ha trabajado al final de los 90's y comienzos del siglo XXI.
Vida profesional
En 1949 comenzó a tocar con su padre, Oscar Valdés (de 36 años):
Me acuerdo muy bien, un día en que el viejo estaba tocando en el cabaret Montmartre con Bebo Valdés ―donde se ejecutaba el ritmo batacún batá, de Orestes López (Maño)― y yo fui a verlo. Me llamó la atención unos tambores batá que había en el piso, y ahí me puse yo a tocar por instinto. No era para que él me viera, porque él estaba en su ensayo. Me pongo a tocar y me acuerdo que de pronto lo tengo detrás, parado ahí:
―Yo no sabía que tú tocabas.
―No, si no toco.
―Mira, nosotros estamos trabajando en el hotel La Campana, de Infanta y Manglar. ¿Por qué tú no vas para allá y practicas y te metes en la cosa de la música?
―Coño, viejo, yo nunca he estado en nada de esto, yo estoy ahora «tocando rumba» (jodiendo y eso ahí)!
―No, no: ve por las noches por allí.
Y me compró una guayabera para que pudiera ir a La Campana, donde me dejaban tocar un rato en la parte bailable.
Oscar Valdés (hijo)[1]
Un batalero llamado Fermín le enseñó los toques de los tambores batá, la construcción de los tambores abakuá, los batá y los chekerés; después estudió con Guillermo Barreto y Salvador Admiral (padre), y en el conservatorio Alejandro García Caturla, tímpani.
En el cabaret Montmartre, donde tocaba su padre Oscar Valdés con la orquesta de Bebo Valdés, escuchó el ritmo batacún batá, de Orestes López (Maño); en La Campana, de Infanta y Manglar, con la orquesta típica de Antúnez, comenzó a hacer la suplencia cuando faltaba el tumbador o el timbalero.
Allí acompañó a un trío de baile, integrado por Estela, Mario y Litico Rodríguez, que era muy famoso. Su tío Marcelino había hecho una combinación con algunos de los instrumentos de percusión, en que ponía el bongó delante, la paila a la derecha, y de esa forma ejecutaba ambos instrumentos, que enseñó a Oscar.
Posteriormente pasa a integrar, como bongosero y timbalero, la plantilla de la orquesta de la CMQ, dirigida por Roberto Valdés Arnau. Trabajó con las orquestas Sinfónica, con Rafael Somavilla en el Habana Hilton (hoy Habana Libre), con la del hotel Capri, la del cabaret Tropicana, la Banda Gigante de Benny Moré, de la que fue baterista, y con los directores Gonzalo Roig, Paquito Godino, Carlos Ansa y Enrique González Mántici.
Después de 1959, formó parte de la Banda y el Coro del Ejército Rebelde, trabajó con el grupo de Chucho Valdés, con Leo Brouwer y Manuel Duchesne Cuzán en el ICAIC, hasta que en 1967 pasa a la Orquesta Cubana de Música Moderna, dirigida por Armando Romeu y Rafael Somavilla.
En 1972, al fundarse el grupo Irakere, bajo la dirección de Chucho Valdés, se integra a su nómina como cantante y percusionista. Su trabajo con esta agrupación fue hacer las letras, y las ideas ritmáticas del grupo: el uso de los batá, la parte folklórica, y Chucho, la música y las orquestaciones. En 1979, Irakere obtuvo el primer premio Grammy. Con Irakere actuó, entre otros, con Herbie Hancock y Chick Corea.
Durante 1993, trabajó con sus hijos Diego, bajista, y Oscarito, baterista. En el 2000 formó un nuevo grupo, Diákara, que interpreta jazz, y con el que ha trabajado en La Zorra y el Cuervo, Jazz Café, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. El grupo ejecuta música instrumental, pero Oscar volcó en el mismo la línea de trabajo que antes había realizado con Irakere; es decir, se retoman las raíces folklóricas, pero tratadas de forma más profunda. Ejemplo de ello es «Mi chaoko», «Obatalá», en los que a partir de los toques tradicionales afrocubanos, le hace un arreglo al tambor, quiere decir esto que no adapta el tambor al arreglo, sino que lo hace específicamente para él.
Esto le ha permitido hacer la música contemporánea con la utilización de los instrumentos afrocubanos, en el que utiliza tres tamboreros, que sonlos mismos músicos que tocan la tumbadora, el bongó, los batá, la batería y a la vez cantan; además, se integran la guitarra eléctrica, tres metales, piano y bajo. En esta línea han hecho arreglos a: Lágrimas negras, Mamá son de la loma, A romper el coco y Xiomara.
En el 2000 hizo una gira e impartió una conferencia en una universidad de Francia, además de dos semanas de clases junto con Arístides Soto (Tata Güines) y José Luis Quintana (Changuito), en el 2001 realizó giras por España y otros países de Europa, e Israel donde además de trabajar con el grupo en clubes y festivales, ofreció varios cursos, en los que uno de sus alumnos fue el japonés Khono.
Obras
La verdad
Lo que arrebata
Luisa
La experiencia con Irakere fue muy enriquecedora para Oscar; se presentaron en los más importantes festivales de jazz del mundo, compartieron con figuras de alto nivel musical.
La salida de Oscar de Irakere, en pleno boom de la salsa cubana, resultó muy sonada en los medios musicales. Comenzaban nuevos tiempos para Chucho Valdés, que ya andaba en otras ideas.
Oscar cuenta con mucha tristeza la separación de Irakere, rememora aquellos grandes momentos de la orquesta más reclamada de la música de jazz cubano (afrocubano o de latin jazz). En su casa muestra fotos de los festivales donde triunfaron por el mundo.
"Cuando dejé Irakere en 1994-1995, comencé a trabajar con mis hijos: Oscarito (batería), Diego (bajo). Acompañamos en algunas presentaciones al trovador Silvio Rodríguez. Después fui trabajando más lo cubano y lo afro".
"Nos iniciamos en la UNEAC, la Zorra y el Cuervo, Jazz Café, interpretamos clásicos del jazz latino: Manteca, Tunicia, mambo influenciado, Caravana. He rescatado algunos temas emblemáticos de Irakere. He hecho muchos cantos orishas con batá".
Cree Oscar que los Irakere llenaron un verdadero capítulo de la nueva música cubana de la segunda mitad del siglo XX, considera a la orquesta de Chucho Valdés como un Todos Estrellas, un Team Cuba. Alcanzaron en 1979 el primer Grammy del país, y después Chucho fue coleccionando una larga lista de premios que sobrepasan los siete Grammy y más de 15 nominaciones.
En esta última etapa, sus clases se han impartido en Argentina y Francia, en tanto recibe en su casa a muchos estudiantes de Japón, Europa, Estados Unidos y América Latina.
El maestro tenía un sueño de grabar un disco Orisha con afro jazz, un trabajo muy personal. Se concretó esa idea con Leyenda Viva, de Bis Music, que se alzó con el Premio Especial en el Cubadisco 2010. Tuvo como invitada solamente a Omara Portuondo.