Mayra Caridad Valdés Rodríguez

Mayra Caridad Valdés
Foto
Habana Radio
Cachita
Nacimiento:  
20
/
4
/
1956
Fallecimiento:  
9
/
11
/
2019

Destacada cantante cubana poseedora de una singular voz y registro únicos capaz de interpretar lo mismo el jazz -que era su fuerte- como otros géneros. Se mantuvo profesionalmente unida a su hermano, Chucho Valdés. Es hija del célebre pianista Bebo Valdés y de Pilar Rodríguez quién fue además la maestra de canto.

Mayra era una figura más que necesaria en la escena cubana y, aunque su relevancia la obtuvo mayoritariamente gracias al jazz, son indudables sus aportes y las mezclas no solo a ese género, sino a la música cubana en su sentido más amplio. Justamente a ella le dedicó el merecido premio Grammy que acaba de obtener su hermano, el relevante pianista Chucho Valdés.

Mayra fue un eslabón musical bien intenso y cuyo lenguaje espiritual fue entendido por grandes en Cuba y fuera de esta, lo cual le permitió ocupar parnaso de igual a igual en un universo sonoro donde la mujer músico en la Isla no tenía conquistas jazzísticas hasta ese instante, aunque bien es cierto que hubo vasos comunicantes que valdría la pena abordar con creces en el futuro entre nombres antecesores como La Lupe o Freddy.

Entró a la música desde pequeña en el seno de una familia de grandes talentos musicales. En el año 1975 se graduó en Música Coral en la Escuela Nacional de Arte y en 1980 ganó el primer premio de un concurso de solistas aficionados el reconocido programa de la TV Cubana "Todo el mundo canta". A partir de ese momento el jazz sería una razón de ser, una obsesión, que no abandonaría más. Por cierto, un género complejo a la hora de interpretarlo vocalmente.

Trabajó con el famoso musicólogo cubano Odilio Urfé, ya que Mayra es graduada de dirección coral y laboraba con él en proyectos investigativos y de promoción del acervo musical de Cuba. Por cierto, cuando se presentó a la convocatoria a “Todo el mundo canta”, el propio Urfé la estimuló a que asistiera y le autorizó a ausentarse del trabajo para que estuviera preparada para la competencia. Mayra le agradece eternamente, da las gracias por esa oportunidad. Y lo más importante: poder compartir con el público, con su gente, es algo muy especial que le llena de vida.

Harry Belafonte la descubrió en 1981 y se la llevó a compartir escenario en las numerosas giras que realizara el cantante norteaméricano en la isla y en el exterior; así se dio a conocer internacionalmente en Japón y Europa cantando con varias agrupaciones incluída Irakere donde compartió escenario con el hermano Chucho Valdés.

En los años 1990 se convirtió en la voz del Cabaret Tropicana participando en la mayoría de las giras hasta que en 1994 se quedó definitivamente en Irakere como parte de la banda.

De este período se conocen los discos de boleros en los que brinda el talento como intérprete que la compromete con el Feeling como Género; interpretando "Drume Negrita" en el disco de Chucho Valdés y el cuarteto en el Village Vanguard, formación con la que participó en varias giras también, es simplemente electrizante. Un clásico popular de la cancionística cubana, que cansados de escuchar, retornó con otros bríos en la voz de Mayra.

Entonces cada vez que Chucho daba un concierto pedía casi a gritos que su hermana saltara al escenario, corroborar ese talento solo comparable con las grandes divas de todos los tiempos era casi una obsesión.

Grabaciones
Debutó como solista en el disco "La Diosa del Mar" del año 2002 donde fue acompañada de los músicos de Irakere. Esta grabación resaltó la versatilidad de la cantante. Los distintos géneros que se recorren en este disco demuestran su limpia técnica vocal y su capacidad para la improvisación, incluso para ponerle letra a un tema de Charlie Parker "Billie´s Bounce". Este primer fonograma la convirtió en un referente dentro de la isla. Nominado a mejor disco de jazz latino y grabación.

El segundo fonograma de Mayra Caridad Valdés fue "Obatalá, estoy aquí", una obra que despuntó por la excelente grabación, la calidad indiscutible de sus músicos y una vez más por una Mayra Caridad sublime. Este disco, producido y dirigido por Chucho, se centra en la búsqueda de una amplia gama de temas y géneros aprovechando la versatilidad de su hermana. Se puede ver a Mayra otra vez jugueteando con standars del jazz como "On Green Dolphin Street", o el "Mambo Influenciado" y "Maculele" de su hermano. Aquí la cantante da riendas sueltas a su capacidad de improvisación recorriendo registros con la voz que emulan con la armonía de los instrumentos así como con la polirritmia de la percusión cubana.

Otra vez estará presente el encuentro con boleros inolvidables, las interpretaciones de "Alma Mía" de Benny Moré, "Ayer" de Ñico Rojas o "Cómo un Milagro" de Juanito Márquez que demuestran que el Feeling que caracteriza a Mayra es una raíz auténtica de su cubanía. Es también este disco una especie de trampolín del trabajo de Chucho en solitario "Canto a Dios", donde la lírica y la instrumentación se basan por momentos en la música clásica y el canto espiritual de los negros de Nueva Orleáns, intentos que se enriquecen aún más en el tema "Obatalá", que en dos versiones, una corta y otra mucho más larga fusionan los instrumentos de percusión cubana y el canto lírico coral con el canto afrocubano de la voz de Dreiser Durruty. De los músicos invitados todos estrellas mencionar a Elmer Ferrer y Carlos Emilio Morales en la guitarra eléctrica, así como a Germán Velazco y Orlando Valle "Maraca" en los metales. "Obatalá, estoy aquí" consiguió sendas nominaciones en el Cubadisco 2008 en Fusión y mejor artista vocal instrumental.

Esta es una obra donde los dos hermanos dan riendas sueltas a sus capacidades e indiscutibles talentos.

Luego Mayra Caridad forma parte del nuevo proyecto de Chucho Valdés, "Akokan Iré" y comparte con el cuarteto de Chucho Valdés sus giras y presentaciones.

Mayra Caridad Valdés ha conquistado a públicos de varios continentes a partir de una carrera vinculada entrañablemente al jazz. Ha conquistado fabulosas acogidas de públicos norteamericanos y europeos profundamente conocedores de las interioridades de este género. Un motivo adicional de satisfacción para un músico cubano.

Fue un reto para una cubana asumir una manifestación de élites y que la crítica la elogiara. Por supuesto, ella no lo hacía al estilo americano, porque sería bailar en la casa del trompo. Es como si ellos vinieran aquí a tocar rumba. Ella logró fusionar el jazz con nuestras raíces musicales.

Mayra ha conquistado al mundo por su talento y su autenticidad de cubana, no por ser hermana o hija de… Ella es una cubana genuina que ama la música.


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