Para amigos y pacientes la palabra que mejor define al Dr. Soto es “humanista”. Un hombre de una cultura extraordinaria que siempre tenía deseos de ir más allá con la única intención de hacer el bien a los demás.
Soto se graduó del Instituto Superior de Ciencias Médicas "Victoria de Girón" de La Habana, en 1987. Poco después cumplió misión como enviado a Etiopía. En Cuba se desempeñó como profesional de la salud en el Hospital Manuel Fajardo antes de radicarse en Estados Unidos en 1992, luego de cruzar con su esposa la frontera mexicana.
Soto se estableció en Miami desde principios de los años 90, trabajando como especialista en medicina familiar y cirujano, y además compartía consejos y conocimientos médicos en la televisión y la radio locales.
Al llegar a Estados Unidos, no perdió tiempo para involucrarse en el proceso de revalidar su título. Estudió en el Harvard University Health Services en 1998, y un año después comenzó su práctica de Medicina Familiar en los hospitales de la Universidad de Miami y el Jackson Memorial.
Posteriormente, Soto abrió una oficina para la práctica de medicina privada en Sunny Isles Beach, en el noreste de Miami, y estaba afiliado al Hospital de Aventura. Trabajó como especialista en medicina familiar y cirujano.
Como parte de sus investigaciones, logró patentar en 2006 su estudio sobre el uso de agua de mar purificada en el tratamiento de enfermedades respiratorias. Era miembro de la American Medical Association (AMA).
Además del amor y respeto por su profesión, sentía singular afición por escalar montañas, navegar y conocer otras culturas.
El destacado médico era muy respetado por la comunidad del sur de Florida y ganó celebridad al frente de esta expedición para escalar el Monte Everest.
Soto alcanzó fama entre la comunidad cubana en la diáspora el 25 de diciembre del año 2016 tras escalar una de las montañas más altas del planeta. Desde los 5643 metros de altura del Monte Kala Pattar, a los pies del Everest, recitó los Versos Sencillos de José Martí y cantó el Himno Nacional de Cuba.
En esta ocasión Soto colocó una placa conmemorativa del pueblo de Cuba al pueblo de Nepal, con gratitud a Estados Unidos de América, en recordación a su expedición y la altitud tope escalada por un cubano: Dr. José Antonio Soto.
Su pasión por los desafíos era inmensa. En junio de 2018, como parte de una expedición, el Dr. Soto llegó a la cima del Monte Kilimanjaro en Tanzania: “5.895 metros sobre el nivel del mar; o sea, 19.341 pies”
Su muerte constituye una sensible pérdida para la comunidad médica del sur de la Florida. Soto ejerció la profesión y desarrolló una amplia labor de educación de la salud en los medios de comunicación, sin descontar su pasión por los temas cubanos y su activismo cívico.
Fue un gran comunicador que compartía contenidos científicos en programas de televisión y espacios radiales. En los últimos meses estuvo dedicado especialmente al estudio del coronavirus, aconsejando a sus pacientes y orientando a la audiencia.
En 2010 el Dr. Soto publicó el libro Habana 20/20, y dos años antes La beca o la nueva escuela y Marine Therapy Health Benefits of Seawater Minerals.
Los últimos meses de su vida los dedicó a estudiar y atender a pacientes de covid-19 y solo tres semanas antes de fallecer escribía en su muro de Facebook: “Felicidades América: gracias, América por tus enfermeras, tus rescatistas, tus secretarias y técnicos, gracias por tus hijos nacidos y por nacer. Juntos venceremos la pandemia. Las muertes continúan bajando, aunque sea una verdad poco conveniente para algunos”.
Al morir le sobreviven su esposa, Alicia, y sus hijos José Antonio y Venssen Manuel.
Sobre la enfermedad que le quitó la vida mantuvo durante meses un informe cotidiano en redes sociales: “Coronavirus Dr. Soto Reporta”. Comentaba lo mismo las últimas cifras oficiales de casos y fallecimientos que otros datos de interés general.