Expolista del equipo de polo acuático de Matanzas, Cuba. Implantó récord mundial inédito, al conectarle a la esférica 183 toques durante un minuto, solo con la cabeza.
Recordista Guinnes en dominio del balón, 1503 toques a la esférica dentro del agua (flotando).
Su primer deporte fue la natación, en la que comenzó desde la primaria en la provincia de Matanzas. Tres años más tarde pasó al polo acuático, donde empezaría a consagrarse tras realizar buenas demostraciones que lo llevarían finalmente, con el paso del tiempo, al equipo nacional.
Hoy Johen Lefont se mantiene vinculado al agua, aunque hace un tiempo no se dedica a la natación ni al polo acuático. Encontró una misión en trasladar al agua las modalidades de dominio del balón y se ha vuelto una figura conocida en el ámbito deportivo cubano. Sus registros, avalados por el Libro Guinness de récords, lo hacen sentirse orgulloso y esforzarse más cada día para desarrollar sus habilidades.
Cuando comenzó a practicar esta modalidad deportiva lo realizaba como un hobby, era un pasatiempo. Hoy en día ve las cosas de otra manera.
En el año 2011 tuvo el gran placer de realizar su tesis de diplomado sobre la Historia del Dominio del Balón en Cuba. Piensa que a partir del estudio realizado pudo comprender mejor el esfuerzo y la dedicación que se requiere para poder alcanzar un registro mundial. Está convencido que sus resultados en gran parte se deben al conocimiento adquirido de figuras como Douglas y Erick Hernández, pioneros de esta disciplina en el país.
En abril del 2012 dio 1203 toques al balón con la cabeza desde el agua. En 2013 llegó su segundo certificado Guinness tras lograr 1 503 testarazos a la esférica y fue seleccionado el mejor atleta de Cuba en la categoría de deportes especiales. Posteriormente, en 2014, consiguió un récord con lastre y también fue incluido entre los más destacados de la Isla.
“Este deporte requiere mucho sacrificio y el tema de los records no es una cosa fácil”, dice el deportista matancero. En 2015, cuestiones extradeportivas lo apartaron un tanto de las piscinas, pero no hubo que esperar mucho para volver a ver a Lefont brillar una y otra vez.
“Intenté superar los 1 503 toques en 2016. Fue uno de los momentos inolvidables. Había entrado un frente frío y la temperatura y el viento jugaron mucho en mi contra. Recuerdo que las personas allí presentes rodearon el borde la piscina para impedir que el aire me diera directamente.
“Todo eso influyó en la concentración y conté mal, pero por suerte la marca se mejoró en diez toques, aunque pensaba haber pasado los 1 700”, rememora el plusmarquista y añade que se recogieron todas las pruebas importantes, a la postre, para hacerse con su tercer certificado Guinness”.
Al año siguiente implantó un récord de más tiempo manteniendo el balón en equilibrio sobre la cabeza, el cual no fue homologado porque la piscina no tenía la profundidad suficiente. “Ese año no estuve contento, pues las marcas que pudieron ser Guinness no se concretaron por errores de nosotros”, explica Lefont.
Cuando se le pregunta qué se necesita para hacer dominios en el agua, responde que “varias cosas, pero creo que es fundamental entrenar desde chiquito. Se hace muy difícil que venga alguien a romper un récord como puede suceder en tierra”.
Para Lefont es preciso que el dominio del balón adquiera una jerarquía superior, pues no es fácil conseguir tantos reconocimientos y marcas como lo hacen los dominadores cubanos.
“Estamos tratando de tener más importancia, pero somos nosotros mismos quienes organizamos los eventos y si tuviéramos más apoyo todo quedaría mejor. Yo he pensado dejarlo, pero no lo he hecho, pues en primer lugar me gusta lo que hago y está la familia detrás, que siempre te da fuerzas para seguir adelante”.
En agosto de 2018 el delfín de fútbol salpicó de récords el hotel Meliá Cohíba tras romper dos marcas en un mismo día, luego de golpear el balón en 1 664 ocasiones y conseguir 162 golpes en un minuto.
Pero, como si no fuera suficiente, en noviembre también vivió otra jornada de récords por partida doble en el complejo de piscinas Baraguá. Allí implantó dos nuevas cotas tras nadar 50 metros con el balón en equilibrio sobre su cabeza en 1:16:44 minutos y recorrer 325 metros sin dejarlo caer al agua.
De esta manera, el atleta matancero piensa en nuevos récords Guinness, y continúa en su empeño de consagrarse como uno de los atletas más reconocidos de la disciplina