Deportista cubano de la especialidad de béisbol. Bateador oportuno y de tacto, sabía dirigir muy bien la bola por detrás del corredor. Lanzaba y bateaba a la derecha.
A los 17 años llegó a la III Serie Nacional de Béisbol y en el primer juego enfrentó a Manuel Alarcón, conectándole de 4-2. A partir de allí no tuvo frenos, todo lo hacía bien: inteligente, vivaz, respetuoso, veloz, excelente al guante y al bate. Sus aires de capitán debieron aumentar las conquistas de nuestro país.
No por gusto se le acercaban los scouts en los países donde jugó, y fueron muchos.
Después su carrera fue en constante ascenso hacia la cima. Conocía a la perfección las intimidades del fildeo y el pivoteo sobre la segunda base.
Veloz corredor sobre los senderos, también fue uno de los buenos estafadores de bases en Series Nacionales.
Junto a Wilfredo Sánchez y Rigoberto Rosique formó el famoso triángulo de “Los Tres Mosqueteros” en los Henequeneros de los 70 que fue la admiración de los fanáticos por varias temporadas.
Prefería el baloncesto al béisbol, pero sus 5.9 pies y el pesar menos de 160 libras le convencieron de que nunca podría abrirse camino en una cancha y optó por el diamante.
Sin embargo, esa pasión por los encestes le acompañaría siempre. Cuando ya era un pelotero consagrado solía irse a jugar con los jugadores del equipo Cuba de baloncesto, todos amigos suyos, que iban a recogerlo al estadio.
Llegó temprano a la pelota del primer nivel y con apenas 18 años debutó contra uno de los mejores pitchers de Cuba, el Cobrero Manuel Alarcón, a quien le pegó par de hits en cuatro turnos. Suficiente para que los que todos los que conocían algo de béisbol se fijaran en él. A partir de ahí todo fue en ascenso, pues Isasi era buen bateador, fildeador, veloz e inteligente.
A pesar de que debutó a lo grande y fue séptimo de los bateadores no se le incluyó en el equipo Cuba que participó en los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico. Pero esto no lo desanimó y siguió mejorando hasta que se hizo un fijo dentro de la selección nacional.
En la década del 70 conformó, junto con Wilfredo Sánchez, Rigoberto Rosique, un poderoso tridente de bateadores que sería conocido como “los tres mosqueteros” y que hicieron grande al equipo de de la provincia de Matanzas.
Gran robador de bases, Isasi se hizo célebre por esconder la bola y poner out a más de un contrario distraído. Costumbre a la que no le encontraban mucha gracias los contrarios que le regalaron más de un pelotazo intencional.
Su talento fue también apreciado por los cazadores de talentos, que en sus viajes fuera de Cuba le ofrecieron atractivas posibilidades económicas.