Jorge
Santos
Díaz

Jorge Santos Díaz
El pintor de Camagüey
Nacimiento:  
19
/
4
/
1922
Fallecimiento:  
12
/
9
/
1996

Una mayoría significativa de artistas aman su terruño con un sentido metafórico de la realidad. En ese conglomerado se inserta Jorge Santos Díaz (Camagüey, 1922-1996), quien, con toda razón, ha sido llamado el pintor de Camagüey.

Jorge Santos Díaz, se graduó como profesor de pintura y dibujo en la Escuela Provincial de Artes Plásticas "José Martí" de la urbe camagüeyana, y realizó más de 150 exposiciones personales y colectivas tanto en Cuba como en otros países.

Por esa constante dedicación al arte auténtico, sin asomos de vulgaridad, pero sin los afeites de la vanidad o la falsa modestia, Santos Díaz recibió a lo largo de una fructífera carrera premios y distintas medallas, así como el reconocimiento de instituciones gubernamentales y culturales del país y su ciudad.

En sus cuadros se utilizan las técnicas más variadas, óleo sobre tela, dibujos, acuarelas, etc., las cuales reflejan su añoranza por la otrora villa principeña, los paisajes del entorno, y las gentes, conocidas o anónimas, que siempre animaron su creación.

En la obra del pintor camagüeyano se aprecia el tratamiento armónico en cada pieza, una cuidadosa utilización del color, así como de la textura, los claroscuros y las perspectivas que sobresalen en cada una de ellas.

Acerca del compromiso con su ciudad Santos Díaz señaló: "Pienso que le debo una serie que bien pudiera estar dedicada a sus personajes típicos o al quehacer cotidiano de mis conciudadanos... Camagüey necesita que se le cuide más para que perdure".

Quiso el destino que su obra se detuviera el 12 de septiembre de 1996, cuando aún a su pincel, movido desde los sentimientos más íntimos del ser humano, le quedaban miles de inquietudes por plasmar.

Sin embargo, sus coterráneos atesoran, diseminadas por las calles enrevesadas de la ciudad de Camagüey, centro principal de su sensibilidad creativa, sus obras, vía para las múltiples lecturas que pudieran realizarse acerca del embrujo fascinante que sienten los lugareños por su vieja "comarca de pastores y sombreros".