Secundino
Bermúdez
Delgado

Secundino Bermúdez Delgado
Cundo Bermúdez
Nacimiento:  
3
/
9
/
1914
Fallecimiento:  
30
/
10
/
2008

Reconocido pintor cubano, denominado el último maestro de la segunda generación de la vanguardia cubana del siglo X.

Con su muerte, en el año 2008, concluyó un ciclo de oro de la pintura cubana, aquella que deslumbró a espectadores y críticos desde su aparición en los años 40, cuando un grupo de jóvenes pintores y escultores consagró la existencia de un sólido movimiento innovador caracterizado por la calidad y originalidad de sus propuestas artísticas.

En su primera época la pintura de Cundo Bermúdez oscila entre el clasicismo renacentista y la fascinación por el arte popular. De su amor por lo clásico dan fe los extraordinarios Retrato de Luisita Caballero (1938) y el Retrato de Fina y Bella García Marruz (1940). Sin embargo, la consagración definitiva de su obra está vinculada con su amor a la vida urbana y a las costumbres tradicionales del hombre común. Así aparece la primera de sus obras consagratorias en la cual queda asentado su estilo, El balcón (1941), glorificación amorosa a la ciudad de La Habana y a sus personajes entrañables. Cundo descubre la esencia de su arte en el esplendor de lo cotidiano. En la recreación contemporánea de escenas populares como La barbería, El billar, El limpiabotas o Las comadres el artista encuentra los motivos medulares de su pintura, elevados a la categoría de arquetipos cubanos.

Precisamente es en la década del 40 en la que la pintura de Cundo Bermúdez adquiere su perfil definitivo, alrededor del cual se moverá, a partir de los años 50, en variaciones de acentos y formas, entre el plano y el volumen, entre la representación y la abstracción. Paisajista ocasional, pintor de naturalezas muertas o retratos, de músicos o saltimbanquis, lo que define su mejor pintura son sus escenas extraídas del ambiente cubano y los interiores domésticos que fueron refinándose en el transcurso de los años hasta convertirse en espacios míticos.

Cundo Bermúdez, artista de extraordinaria fecundidad creativa, mantuvo en alto su quehacer pictórico hasta sus últimos días. Las enfermedades no pudieron vencer su inquebrantable voluntad ni obligarlo a abandonar sus pinceles y colores. Como el propio Cundo expresó en frase definitiva: “Pintar es el bastón de mi vida, vivo para pintar”.

A los 13 años inicia sus estudios de bachillerato y en 1930 matriculó en la conocida Academia de San Alejandro, donde estudió pintura durante dos años. El mismo pintor anota “Un familiar mío que se fijó en mis dibujos, me llevó a la academia de San Alejandro, para que yo aprendiera a pintar. Pero me fui de allí enseguida. No me gustó la enseñanza (...)

Las huelgas universitarias del 33, cuando cayó Machado, y después las protestas estudiantiles contra Batista, alargaron mis años de bachillerato”.

En 1934 inicia en la Universidad los Estudios de Derecho Diplomático – para complacer a su familia -, pero la clausura de la Institución sólo le permitiría graduarse en 1941.

En 1937 trabajó en la revista Selecta, fundada por López Serrano, propietario de librería La Moderna Poesía. Antes, había expuesto con cuatro jóvenes artistas en el parque Albear, en 1937, allí estuvieron sus cuadros "Bailarina", "Callejas de mi escuela", "Cloroformo", "Retrato de Rafael Llerandi" y "Salida del taller". Fue el único del grupo que allí expuso que alcanzó relieve internacional posteriormente. En 1938, bajo los auspicios de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, se organiza la "Exposición nacional de pintura y escultura" en el Castillo de la Fuerza. Bermúdez tiene una destacada participación.

Ese propio año: “En 1938 fui a México a estudiar dibujo. Allí quedé muy impresionado por la pintura mexicana y sus temas”. Estudia en en la Academia de San Carlos. No pudo ocultar su admiración por las obras de figuras como Rivera, Orozco y Siqueiros, especialmente las realizadas por ellos antes de que expusieran sus compromisos políticos a través del arte. Se hizo amigo de Rufino Tamayo.

Al volver a La Habana su actividad es múltiple: “En aquella época yo estudiaba, trabajaba y pintaba. Más adelante, en 1940, participa en una exposición en República Dominicana, y en 1941 en la "Exposición de Arte Cubano Contemporáneo", del Lyceum de La Habana, donde vende su primer cuadro: "Dos niños". Le siguen en 1942 otra exposición titulada "Algunos Pintores Contemporáneos" y su primera exhibición individual formal, también en el Lyceum de La Habana, en 1942. Entonces se sentía muy influido por los grandes pintores cubanos de la generación anterior: Amelia Peláez, Carlos Enríquez y otros” –explica el artista.

En 1943, se inaugura "Una Exposición de Pintura y Escultura Moderna Cubanas", organizada por José Gómez Sicre en la Institución Hispano Cubana de Cultura en La Habana. Asiste el mexicano David Alfaro Siqueiros y dice de Bermúdez lo siguiente: "Cundo Bermúdez representa audacia en las artes plásticas. El sabe cómo construir de una manera sincronizada. Con tonos y primeros planos situados en profundidad pictórica, en contraposición, él construye y organiza, a veces de manera casi milagrosa. Yo creo que este artista ha tenido gran importancia en la gama cromática de la pintura moderna cubana".

El año de 1944 es trascendental no sólo para Bermúdez, sino para la pintura cubana. Se inaugura la Exposición de Pintura Cubana en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).

El director del museo, Alfred H. Barr, dice que la obra de Bermúdez es "humorísticamente arcaica, pero vigorosa y original con sus armonías de color metálico".

La exhibición en el MOMA es el principio de la carrera artística internacional de Cundo Bermúdez. En la actualidad dos de sus cuadros, "El balcón" y "La barbería", son parte de la colección permanente del museo.

A partir de la segunda mitad de la década de los años 40, Bermúdez expone en Kansas City, San Francisco, el Palacio de Bellas Artes de México y el Palacio de Bellas Artes de Buenos Aires, sólo en 1946.

Lleva a cabo exposiciones en Connecticut, Haití y La Habana, en 1947. Exhibe en Estocolmo en 1949.

Su aclamado paso por el mundo no se detiene. Expone en varios países de América y Europa. Se destacan las exhibiciones de sus obras en el Museo de Arte Moderno de París en 1951, y en Munich en 1952.

Ese año también está presente en la XXVI Bienal de Venecia junto a sus amigos y compatriotas Mario Carreño, Víctor Manuel, Luis Martínez Pedro, José Mijares, Felipe Orlando, Amelia Peláez, René Portocarrero y otros. Fue un gran momento no sólo para él sino para el arte cubano.

El 6 de marzo de 1952 viajó por primera vez a Europa con el fin de pasar en el Viejo Continente dos meses de vacaciones. El 10 de marzo se produce en Cuba el golpe de estado de Fulgencio Batista, y Cundo extiende sus vacaciones a nueve meses, durante los cuales viaja por España, Francia, Bélgica, Holanda e Italia.

Junto a un grupo de artistas, se niega a participar en la II Bienal Hispanoamericana, organizada por el gobierno español de Francisco Franco y financiada por el de Batista. Posteriormente, conspira contra Batista al lado de destacadas figuras como Sergio González (El Curita).

Cuatro años más tarde, en 1956, expuso en la Bienal de Sao Paulo y ganó el primer premio en la "Exposición Internacional de Arte del Caribe" del Museo de Arte de Houston, Texas. También en 1956, el Lyceum presenta "Un Itinerario por la Pintura de Cundo Bermúdez".

En 1958, Bermúdez estaba fuera de Cuba con el fin de exhibir sus obras, volvió al año siguiente del triunfo revolucionario, pero su pensamiento y actitudes lo llevaron a aislarse del entorno político, y a concentrarse en su quehacer artístico, preparando exposiciones en Lima y Santiago de Chile.

Con la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, Cundo participa en gestiones para la liberación de prisioneros políticos. Expone en Chile y Perú. En Chile se reunió con Carreño, que vivía en ese país suramericano, y con el poeta Pablo Neruda, a quien conocía de antes. En medio de dificultades, regresa a la isla.

Solicita la salida del país en 1962, siéndole aprobada cinco años después. A finales de la década de los 60 logra abandonar Cuba rumbo a Estados Unidos. Reside entonces en Washington y más tarde en San Juan, Puerto Rico, en busca del sol tropical.

Ha tenido reconocimiento internacional, dos obras de su autoría pertenecen a la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

En 1956 obtuvo el Premio de la Exposición Internacional del Caribe, patrocinada por el Museum of Fine Arts of Houston, Texas.

En 1973 fue premiado en la exposición Tribute to Picasso, realizada en Washington.

En 1983 se inaugura su mural de cerámica de la OEA en Washington D.C. No descansa, expone en Estados Unidos, Caracas y Río de Janeiro.

En 1994 la casa de subastas Sothby's lo honra con un homenaje por sus 80 años de edad. En 1996 se establece en Miami.

En el año 2000, el Cuban American Endowment for the Arts publica "Cundo Bermúdez", un formidable libro a todo color editado por Vicente Báez, quien contó con la colaboración de escritores, artistas y benefactores. Se trata de una edición limitada de 25 mil ejemplares sobre la vida y la obra de Bermúdez. Tiene 326 páginas y se hizo a un costo de aproximadamente 250 mil dólares.

Participó en la Bienal de Venecia y la Bienal de Sao Paulo.

Murió en la ciudad de Miami a los 94 años de edad.