Ramón
de Palma
Romay

Ramón de Palma Romay
Nacimiento:  
3
/
1
/
1812
Fallecimiento:  
21
/
6
/
1860

Periodista, pedagogo, abogado, ensayista, poeta, dramaturgo y narrador. Una de las figuras fundamentales en los inicios de la narrativa cubana en el siglo XIX.

Nació en La Habana y allí cursó estudios de Latín, Filosofía y Jurisprudencia en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio y, en 1842, terminó estudios universitarios y se graduó como abogado. Con anterioridad, había dirigido durante 4 años el colegio La Empresa, en Matanzas, y ya había dado a conocer sus primeras composiciones poéticas.

Ramón de Palma está considerado como uno de los discípulos más fieles de Domingo del Monte, por el estrecho vínculo que siempre lo unió, en vida y obra, a las tertulias e ideas de este intelectual. Junto a José Antonio Echeverría, otro gran amigo de Domingo del Monte, Palma fundó, en 1837 y en 1838, los periódicos Aguinaldo Habanero y El Plantel, respectivamente. En 1839, comenzó a trabajar en la redacción de El Álbum (1838-1839), una de las grandes revistas cubanas del siglo XIX, de la cual fue editor y director. Colaboró con otras muchas publicaciones periódicas como Rimas Americanas, Diario de la Habana, El Artista, Diario de Avisos, Diario de la Marina y Revista de la Habana. En esta última, dio a conocer su trabajo «Cantares de Cuba» (1854), donde esboza el estudio de la poesía popular cubana. Aunque su obra poética no ha sido lo más alabado de su producción, destaca en ella sus incursiones criollistas, con títulos como «La danza cubana» y «La corrida de patos».

En 1855, sufrió prisión por haber colaborado con el desembarco y el intento anexionista de Narciso López. Años más tarde, se desempeñó como secretario del Camino de Hierro de Villanueva, una función que le permitió dedicarle más tiempo a la actividad literaria sin necesidad de ejercer como abogado.

Un año después de su muerte, apareció un tomo con sus obras líricas, con prólogo de Anselmo Suárez y Romero. En varios de sus escritos, utilizó el seudónimo Bachiller Alfonso de Maldonado.

Ramón de Palma fue uno de los cultivadores más relevantes de la narrativa cubana durante la primera mitad del siglo XIX, aunque su obra no tuvo el reconocimiento merecido en su tiempo. Palma fue uno de los pocos intelectuales cubanos decimonónicos preocupados por la teoría del género narrativo. Así lo demuestra su artículo «La novela», publicado en el primer número de El Álbum, en 1837, en el que, a través del comentario crítico de las primeras narraciones de Cirilo Villaverde, se propone ofrecer un pequeño estudio sobre la novela como género, tanto en lo referido a su historia como a su desarrollo. En este artículo, Palma destaca la importancia del novelista para la vida de los pueblos, puesto que concebía su obra, más que como un pasatiempo, como una forma de conocimiento de la realidad y una representación de la vida. Así lo escribe en el artículo: «Un autor en el día es tan positivo como el más sólido matemático y desgraciado de él si al tomar la pluma pierde de vista a la sociedad en que se halla y sólo llena el papel de falsedades insulsas; pues obtendrá, en retorno de sus tareas, en vida la mofa de los críticos y el olvido de la posteridad en muerte.»

La importancia de Palma como narrador también se fundamenta en el hecho de que fue el primero que introdujo de manera consciente sus historias en ambientes cubanos, como ocurre en «Matanzas y Yumurí» (1837), que es el primer relato de narrativa indianista en América. Asimismo, son ejemplos de esta voluntad de cubanizar, otros títulos como «Un episodio de la historia de la Isla de Cuba» (1837), en el cual completa, con su imaginación, el relato histórico en que se basó Silvestre de Balboa para escribir Espejo de paciencia (1608), la primera obra literaria cubana; o Una pascua en San Marcos (1838), novela corta publicada por entregas en cuatro números consecutivos de El Álbum y que, a pesar de moverse todavía entre las estéticas romántica y neoclásica, por sus rasgos testimoniales ya ofrece una apertura hacia el realismo crítico de tintes costumbristas que caracterizará la narrativa cubana decimonónica. Con Una pascua en San Marcos, Palma critica duramente las banalidades y vicios de las clases altas de la sociedad cubana, con lo cual se aviene al pensamiento reformista de su época y se hace eco del libro Memorias sobre la vagancia en la isla de Cuba (1830), de José Antonio Saco.

Esta obra, cuya trama se ubica en un cafetal del occidente de la Isla, despertó una intensa polémica que puede seguirse a través de la prensa de la época y las cartas intercambiadas con Domingo del Monte, puesto que se le acusó de ser inmoral –sobre todo, en la representación de las mujeres-, así como de desentenderse de la situación de los esclavos en los campos cubanos. La polémica que generó Una pascua en San Marcos determinó que las próximas narraciones de Palma eludieran en lo posible la crítica social y se ajustaran más a una estética romántica idealista y sentimental. Así ocurrió con «El cólera en La Habana» (1833), una noveleta en la que recrea una epidemia que había azotado a la capital unos años antes, y donde se sienten las resonancias de Los novios, del italiano Alejandro Manzoni.

Ramón de Palma y Romay comenzó a escribir y trabajar en el magisterio. En Matanzas dirigió el colegio "La Empresa". Publicó con José Antonio Echeverría "El Aguinaldo Habanero", donde dio a conocer algunas de sus composiciones. En "Revista de La Habana" publicó "Cantares de Cuba", esbozo que abrió el camino del ordenamiento y clasificación del folklore y de la poesía genuinamente popular cubana. Fue uno de los numerosos intelectuales que asistían a las tertulias literarias de Domingo del Monte. Incursionó en poesía, narrativa, ensayo, teatro y periodismo.