Max Enrique
Figueroa
Araujo

Max Enrique Figueroa Araujo
Nacimiento:  
18
/
11
/
1913
Fallecimiento:  
8
/
9
/
1996

En un hogar modesto y culto de la ciudad de Santiago de Cuba nace Max Enrique Figueroa Araujo.

La madre, Cayita Araujo, fue maestra; el padre, Ramón Figueroa, violinista y profesor de ese instrumento, cultivó en él su amor a la música y a dar los primeros pasos para aprender a tocar el violín.

Se educa en el seno de una familia con una fuerte vocación por el magisterio, su madre llegó a ser Directora de Escuela Primaria y su padre Director de la Academia de Bellas Artes de Santiago de Cuba. El hermano mayor, Ramón Mariano y la hermana menor, Maria Antonia, fueron maestros normalistas; él también lo sería.

Muy joven, recién graduado de la Escuela Normal, lo ubicaron como maestro rural en las colonias cañeras del central Chaparra, donde debía atender dos aulas multigrados. Allí pudo sentir muy de cerca la miseria de los campesinos y la explotación a que estaban sometidos los trabajadores y los propietarios de las pequeñas colonias; así logró una visión más amplia de la terrible situación política, económica y social de Cuba, de sus problemas educacionales. Todo ello más tarde le permitiría hacer aportes a la pedagogía, en cuanto a los métodos y la organización de la enseñanza general y especialmente de la escuela rural.

Su inteligencia, vasta cultura y capacidad de dirección le posibilitó que llegara a ser Director de Primaria, Inspector Provincial y profesor de la Escuela Normal para Maestros Primarios, profesor de la Universidad de Oriente en Filosofía y Ciencias de la Educación y Director del Departamento de Actividades Sociales.

En 1950 fue seleccionado para participar como miembro de la delegación de la Universidad de Oriente en la reunión para la fundación de la Unión de Universidades Latinoamericanas, que tuvo lugar en Guatemala. Un tiempo después representó a la mencionada Universidad en el Primer Seminario de Planeamiento de la Educación de la UNESCO, organizado en Washington, Estados Unidos.

Es muy importante destacar que su obra pedagógica la realizó desde muy joven; los conocimientos y las habilidades adquiridas de recién graduado en todos los aspectos relacionados con la escuela rural, constituyen base esencial para la elaboración teórica y práctica de valiosos materiales escolares relativos a la organización, planificación y dirección en este tipo de centro. Elaboró un valioso instrumento científico cuyo objetivo era conocer el hábitat material y social de la escuela y escribió acerca de la metodología de trabajo del multigrado.

Trabajó también en un instrumento que permitía diagnosticar la madurez del niño en el aprendizaje de la lecto-escritura; estudió e investigó acerca de nuevos métodos para el aprendizaje de la lectura y la redacción; junto al profesor Manuel Aguilera Maceira orientó la creación por los propios alumnos de objetos y equipos que se utilizarían en la enseñanza experimental de las ciencias naturales; elaboró para el 5to. y 6to. grados, nuevas unidades basadas en el aprendizaje activo, que era en esos momentos un movimiento de vanguardia de la pedagogía.

Su valentía y compromiso social hicieron posible que participara en múltiples acciones revolucionarias entre las que se destacan las siguientes:

• Al producirse la huelga de marzo de 1935 es cesanteado y golpeado brutalmente por haber tomado parte en una manifestación de protesta que se efectuó frente al Palacio de Gobierno de Santiago de Cuba, donde dirigió la palabra a los manifestantes.

• En la Escuela Normal de Oriente fue dirigente estudiantil.

• Fiel a su trayectoria política revolucionaria, el 10 de marzo de 1952, el mismo día del artero golpe de estado de Batista, participó en la redacción y firma del documento protesta de la Universidad de Oriente.

• Horas después del glorioso asalto al cuartel Moncada, ayudó en el heroico traslado de combatientes, por lo que tuvo que abandonar el país y residió en Tegucigalpa, Honduras.

En Honduras continuó su labor revolucionaria y se desempeñó como experto en la formación de maestros y profesor de Sociología Educativa de la UNESCO, en el Ministerio de Instrucción Pública y en la Escuela Superior del Profesorado de Honduras.

Después del triunfo revolucionario regresa a Cuba y por su experiencia profesional, su sabiduría y sentido del deber es seleccionado para desempeñar importantes responsabilidades en el Ministerio de Educación: Director Nacional de la Enseñanza General, Superior y Secundaria y Director Fundador del Instituto Nacional de Superación Educacional (ISE). Tuvo el honor de presidir el centro de Desarrollo Educativo y posteriormente, cuando éste se transforma en Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, es su primer Director.

En la década del 70 se plantea profundizar en la revolución educacional. El Ministerio de Educación debe realizar un diagnóstico y pronóstico científico del desarrollo del Sistema Nacional de Educación; ésta tarea estuvo dirigida por él.

Dirigió múltiples investigaciones que constituyeron la base para la realización del primer perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación. Comienza así una etapa superior de trabajo.

Es necesario destacar que fue miembro de delegaciones cubanas a múltiples eventos internacionales como por ejemplo: las Asambleas Generales de la UNESCO en París, Francia; Reunión consultiva de México sobre el Proyecto Principal de la UNESCO para América Latina; Seminarios de la UNESCO sobre Formación Docente y “La educación y el mundo del trabajo”, entre otras.

Se preparaba exhaustivamente para asistir a esos eventos, en la elaboración de los informes se podía apreciar su capacidad para discernir lo esencial en su amplia gama de conocimientos, todos admirábamos sus capacidades para resumir y redactar, era un lector incansable; al concluir la elaboración de estos informes quedaban valiosos materiales que podían ser estudiados tanto en el ámbito nacional como internacional.

Recibió entre otras distinciones la Orden Frank País, la Medalla XX Aniversario de las FAR, la Medalla del Ministerio de Educación y del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza, ambos de Polonia, la Medalla por el X Aniversario de la Fundación de la Academia de Ciencias Pedagógicas de la RDA.

El 8 de septiembre de 1996 fallece Max Enrique Figueroa Araujo. Lo recordamos como un gran maestro cuya presencia irradiaba sabiduría; como un hombre que por difícil que fuera una situación la enfrentaba con una mezcla de serenidad y audacia; como un ser que siempre luchó por ayudar a formar jóvenes investigadores a partir de la experiencia acumulada por los investigadores de experiencia; mantenía muy buenas relaciones humanas con los maestros, investigadores de Cuba y de otros países, lo que permitía difundir en el marco internacional la verdad acerca del desarrollo de la educación en Cuba, a la que tanto amó y por la que luchó toda la vida.

Max Enrique Figueroa Araujo legó una obra memorable que aún en el año de su centenario está vigente y debe ser estudiada.