Enrique José
Varona

Enrique José Varona
Nacimiento:  
13
/
4
/
1849
Fallecimiento:  
19
/
11
/
1933

Intelectual, pedagogo y político cubano, vicepresidente de la República de Cuba. Devino mentor de las jóvenes generaciones en su lucha contra la dictadura de Gerardo Machado.

Nació en la ciudad de Puerto Príncipe (hoy Camagüey). Sus padres, ilustrados y de holgada posición económica, lo orientaron al estudio de idiomas, hasta que llegó a dominar varios. Se nutrió del saber de la antigüedad clásica, de las obras de los maestros de la literatura española y de autores contemporáneos, que constituyeron la base de sus vastos conocimientos. Aunque estudió en las Escuelas Pías de Camagüey, su formación fue mayormente autodidacta.

El 4 de noviembre de 1869 -en los inicios de la Guerra de los Diez Años- estuvo entre los alzados de Las Clavellinas, en las cercanías de la ciudad de Puerto Príncipe, pero tuvo que desistir de continuar en la contienda por razones de enfermedad. Fue detenido y encarcelado por varios días, y luego puesto en libertad.

En 1870 publicó una pequeña obra de teatro, La hija pródiga, alegoría dramática en que recriminaba a Cuba por su alzamiento contra España. Años después se avergonzaría de ese intento, al presenciar la saña de las autoridades españolas contra el cadáver del mayor Ignacio Agramonte y Loynaz.

El 4 de julio de 1876, su discurso Ojeada sobre el movimiento intelectual en América defendió los valores de la intelectualidad cubana que le había precedido; en particular, de Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Antonio Saco.

Durante la guerra figuró como consiliario de la Sección de Literatura y Ciencias de la Sociedad Popular Santa Cecilia, institución cultural de su ciudad natal. Publicó poesías, y se mantuvo al tanto de los últimos avances de las ciencias, en particular de la biología. Su primer trabajo sobre esta materia, «Heterogénesis», apareció en la Revista de Cuba el 5 de marzo de 1877.

Partidario de la libertad de la ciencia y la enseñanza, abrazó la filosofía positivista, poniendo toda su fe en el progreso de la humanidad y en el desarrollo científico. Los resultados de los estudios que realizó durante la década de los años 70 del siglo XIX se plasmaron, en la década siguiente, en sus llamadas Conferencias Filosóficas, sobre lógica, psicología y moral.

También colaboró -al inicio de la década de los años 80- con Vidal Morales Morales y Julián Gassié, en las tertulias que se celebraban en la residencia de José Antonio Cortina, director de la Revista de Cuba, así como en veladas culturales que reunían a la intelectualidad cubana de la época.

Desde mayo de 1878 y hasta 1884, integró la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, interesado particularmente en la clasificación de las razas o especies humanas, así como en su cruzamiento. Participó también en actividades científicas y culturales en el Liceo de Guanabacoa, el Ateneo de La Habana y la Caridad del Cerro.

Al finalizar la primera guerra independentista, condenó la firma del Pacto del Zanjón a través de un poema titulado «La Paz», escrito en febrero de 1878.

El 8 de agosto de ese año se fundó el Partido Liberal, devenido posteriormente en el Liberal Autonomista. Varona, que se había trasladado a La Habana, ingresó en él. Fue vocal de su Junta Directiva, y también fungió como redactor de su vocero, el periódico El Triunfo. A diferencia de otros autonomistas, abogó por la abolición inmediata y sin indemnización de la esclavitud. Pero, a pesar de las divergencias, representó a su partido en dos ocasiones como diputado en las Cortes españolas. Las contradicciones con la directiva autonomista hicieron que, en diciembre de 1885, decidiera romper definitivamente con el autonomismo.

A partir de ese año, y hasta 1895, dirigió la Revista Cubana, continuación de la Revista de Cuba. En ella publicó críticas encomiásticas a libros sobre la primera guerra de independencia, como Desde Yara hasta el Zanjón, publicado por Enrique Collazo en 1893.

En 1894 viajó a Nueva York y se entrevistó con el tesorero del Partido Revolucionario Cubano, Benjamín Guerra, pues el Delegado José Martí había viajado a México.

Tras la muerte de Martí, el 19 de mayo de 1895, apenas unos meses después de iniciada la Guerra de Independencia, Enrique José Varona retornó a la ciudad neoyorquina, para publicar los editoriales del periódico Patria hasta noviembre de 1898.

A la par de su labor periodística, dictó conferencias y pronunció discursos a favor de la independencia, como su manifiesto «Cuba contra España» dirigido a los pueblos hispanoamericanos en 1895, en el cual fundamentaba la necesidad de la insurrección en la Isla.

Concluida la guerra e iniciada de manera oficial la primera ocupación militar de Estados Unidos en Cuba, el 1o de enero de 1899, Varona regresó a Cuba. Entre febrero y octubre de ese año se hizo cargo de un nuevo periódico Patria, y fue redactor de La Discusión.

En enero de 1900, como miembro del gabinete del general norteamericano Leonard Wood, ocupó la Secretaría de Hacienda, y posteriormente la de Instrucción Pública. Desde esta última realizó la reforma de la enseñanza media, mediante el denominado Plan Varona.

A mediados de 1900 rechazó su elección como delegado a la Asamblea Constituyente de 1901 por el Camagüey; al año siguiente también se negó a aspirar al cargo de senador, por el Partido Republicano, de la misma provincia.

Como parte de su labor docente en la Universidad de La Habana, impartió en 1905 la conferencia El imperialismo a la luz de la Sociología, en que convocó a mantener la unidad política y étnica del pueblo cubano frente a las tendencias imperiales.

En varios artículos, aparecidos en El Fígaro entre el 2 de septiembre de 1906 y el 20 de enero de 1907, condenó las causas políticas que provocaron la Guerrita de Agosto, y denunció el paso de las riquezas del país a monopolios extranjeros.

El 20 de mayo de 1913 suspendió sus labores como profesor en la Cátedra de Lógica, Psicología, Ética y Sociología de la Universidad de la Habana, para tomar posesión de la vicepresidencia de la república hasta 1917, cuando abandonó el gobierno tras la reelección del presidente Mario García Menocal.

Ese año el Congreso le concedió una pensión vitalicia; al año siguiente, el claustro universitario le otorgó el nombramiento de Profesor Honorario.

En 1918 emprendió un recuento de su obra política, la cual seleccionó para ser publicada en dos volúmenes: Por Cuba y De la Colonia a la República.

En 1921 pronunció un discurso en la Academia Nacional de Arte y Literatura -a la cual había ingresado en 1915-, que se publicó en Costa Rica con el título «El imperialismo yanqui en Cuba». En él confirmaba sus ideas acerca de la pretensión de Estados Unidos de asentar su dominio político en América Latina.

Durante el gobierno de Alfredo Zayas denunció la política injerencista del gobierno estadounidense a través de su enviado especial, Enoch Crowder, y exhortó a la opinión pública a manifestarse en contra de ella.

El 12 de enero de 1923 intervino en la asamblea que presidía el líder estudiantil Julio Antonio Mella, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, a favor de la reforma universitaria.

A partir de 1925 comenzó a denunciar la obra de gobierno del presidente Gerardo Machado Morales, tanto en el orden económico como en el social y el político. A finales del mismo año su firma encabezó una carta pública del Grupo Minorista, con motivo de la huelga de hambre que protagonizara Mella.

A inicios de 1927 participó en el movimiento de protesta nacional contra la prórroga de poderes y la represión machadista, y encabezó con su firma un Manifiesto al País de la recién organizada Asociación Unión Nacionalista, integrada por políticos tradicionales liderados por Carlos Mendieta.

El 30 de marzo de ese año abrió las puertas de su residencia a jóvenes universitarios que portaban un manifiesto de protesta contra la aprobación del proyecto de modificación constitucional y de prórroga de poderes que posibilitaba la reelección a Machado por un período de seis años. Ese día la fuerza pública allanó su vivienda, pero no impidió que dirigiera una alocución a los estudiantes presentes, quienes, horas después, aprobaron el manifiesto Al pueblo de Cuba y a los Estudiantes, en el cual exponían los hechos ocurridos y su decisión de luchar contra la prórroga de poderes.

En octubre de 1927 organizó y presidió la Junta Nacional Cubana Pro Independencia de Puerto Rico.

En los primeros años de la década de los años 30 continuó su labor de reflexión y orientación política, hasta que cayó la dictadura de Machado, el 12 de agosto de 1933.

Ese año fue visitado por el embajador de Estados Unidos, Benjamin Sumner Welles, y también por dirigentes del Directorio Estudiantil Universitario. A los últimos los convocó a mantener su oposición a la política de mediación de Welles, dirigida a favorecer una transición política en Cuba en pro de los intereses norteamericanos.

El 16 de agosto de 1933 escribió su último artículo de orientación, «Mis consejos». Murió el 19 de noviembre de 1933, y su cadáver fue expuesto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Fuente: EnCaribe.org