Miguel Jerónimo
Gutiérrez
Hurtado

Miguel Jerónimo   Gutiérrez Hurtado
Nacimiento:  
15
/
6
/
1822
Fallecimiento:  
19
/
4
/
1871

Poeta y revolucionario cubano. Presidió el levantamiento armado de Las Villas contra el colonialismo español, elegido vicepresidente de la República de Cuba en Armas en 1869.

Nació en Santa Clara, hijo de Miguel Gutiérrez y Maria Nicolasa Hurtado De Mendoza. Fue bautizado en la demolida Parroquial Mayor, el día 20, del mismo mes y año, con el Tomo- 18 en el Folio-4, lo que reforzó su prominente condición de casta “pilongo”. Cursó los primeros estudios en el plantel de San Francisco de Asís de su ciudad natal destacándose como alumno, así mismo manifestó adicción a la literatura.

A los 18 años de edad colaboró en el periódico local El Eco de Villaclara; también en La Alborada, La Guirnalda Literaria, El Progreso, El Guateque, El Central, El Alba y La Época, este último fundado por Eduardo Machado y Salvador Domínguez.

Para el 3 de junio de 1848, se une en sagrado matrimonio con Ángela Quirós Hurtado De Mendoza, ocho vástagos fueron el fruto de dicho matrimonio. Su labor revolucionaria por la independencia de Cuba le motivó a crear, en 1860, unido a un grupo de intelectuales patriotas, La Sociedad Cultural “Liceo de Villa Clara”.

Alcanzó fama de buen poeta, al punto de que su obra formó parte de la colección Cuba Poética, publicada en 1855. Su casa se convirtió en centro de reunión de poetas e intelectuales villareños, interesados en debatir temas literarios y políticos.

A inicios de 1866, pronunció un discurso en el acto de recibimiento a Eduardo Asquerino, director de La América, periódico publicado en Madrid y que abogaba por reformas en las colonias hispanas de ultramar.
En unión de Eduardo Machado promovió la candidatura de Manuel Fernández Bramosio, concejal del ayuntamiento habanero, como comisionado por la jurisdicción de Santa Clara a la Junta de Información, a efectuarse en Madrid entre 1866 y 1867.

La decisión de que Bramosio participara por Cárdenas hizo que se eligiera a Francisco Frías Jacott, Conde de Pozos Dulces, derrotado en las elecciones por La Habana, para que representara a Las Villas. A raíz de la despedida realizada a Pozos Dulces antes de su partida hacia España, compuso el poema «Al Conde de Pozos Dulces en el momento de embarcarse para la Península como Representante de Villaclara, en la Información de 1866», recitado a bordo del vapor Morro Castle, en el puerto de La Habana.

Tras el fracaso de las gestiones reformistas insulares en la Junta de Información y el levantamiento armado del Diez de octubre de 1868, por Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, permaneció a la espera de las decisiones de la Junta Revolucionaria de La Habana, esperanzada con las reformas políticas y administrativas que prometía la llegada del capitán general español Domingo Dulce al gobierno de la Isla.
Mientras tanto, en su morada se reunieron Eduardo Machado Gómez , Antonio Lorda, Juan N. Cristo, Arcadio Severino García, Tranquilino Valdés y otras figuras influyentes de Remedios, Sancti Spíritus, Sagua, Cienfuegos y Trinidad, formándose la Junta Revolucionaria de Villaclara, en estrecha conexión con la existente en La Habana, presidida por José Morales Lemus.

A pesar de su anhelo independentista, juntó sus fuerzas cívicas a las del Movimiento Reformista, formado entre otros por Félix Varela, José De la Luz y Caballero, José Antonio Saco y José Morales Lemus. Por eso, al estallar la clarinada dada por Carlos Manuel de Céspedes, en octubre de 1868, se sumó a la gesta libertaria y el 6 de febrero de 1869, secundó esa acción en Las Villas.

Se dirigió junto a su esposa, hijos y amigos, a San Gil, cerca de Santa Clara, donde los miembros de la junta proclamaron la independencia de Cuba. Mas tarde, todas las fuerzas insurrectas se concentraron en El Cafetal González, zona de Manicaragua, donde el propio Miguel Jerónimo, ante unos 6000 coterráneos, redactó el acta de pronunciamiento contra España.

En los primeros días de enero de 1869, fue designado, junto con Machado, para pasar a La Habana y entrevistarse con Morales Lemus, quien poco después salía oculto para Estados Unidos. El 2 de febrero abandonaron Santa Clara y cursaron órdenes para iniciar la sublevación, concentrándose en Manicaragua, cerca de la capital villareña.

El 6 de febrero tuvo lugar el levantamiento de la región con un número muy reducido de armas de fuego y municiones. A pesar de esta limitación, rechazó las propuestas de reformas que hiciera el coronel Francisco Montaos, jefe español de la Comandancia Militar de Santa Clara, encaminadas a persuadir a los insurrectos a que volviesen a sus hogares.

No consideró realizable la idea, sostenida por Machado y el polaco Carlos Roloff, de avanzar hacia Matanzas y de ahí a La Habana. Calificó el plan de recurso desesperado, que podía desembocar en revueltas de negros esclavos de las comarcas azucareras del Occidente. Propuso, en cambio, pasar a Camagüey, levantado en armas desde noviembre de 1868, y, de ser necesario, al Departamento Oriental, en busca de armamento y pertrechos bélicos.

Prevaleció su criterio, y en el mes de marzo, el general Roloff escoltó y condujo a Camagüey a los miembros de la Junta Revolucionaria. Ese mismo mes sostuvo entrevista con Manuel Sanguily Garrite, comisionado por la Asamblea de Representantes del Centro, con el fin de persuadir a los villareños para que reforzaran sus concepciones de organización republicana, contrarias a las sostenidas en Oriente por Céspedes, al centralizar los mandos político y militar en su persona.

Su postura, como la del resto de los involucrados en el alzamiento de Las Villas, fue la de declararse seguidores de Céspedes, pero implantando las formas de organización del Camagüey: división del mando civil del militar.

El 10 de abril de 1869 formó parte de la Asamblea de Guáimaro, convocada con el propósito de constituir un gobierno único y democrático, representativo de la República de Cuba en Armas.

En esa reunión propuso y obtuvo una enmienda al Artículo 7 de la Constitución. Con la intención de no restringir aún más las atribuciones del presidente de la república, establecía que el general en jefe del Ejército Libertador de Cuba debía estar subordinado al poder ejecutivo, al cual daría cuenta de sus operaciones.

El 11 de abril se le eligió vicepresidente de la Cámara de Representantes, la cual presidirá con frecuencia, por ausencia de su presidente Salvador Cisneros Betancourt.

El 5 de julio, las autoridades españolas dispusieron el embargo de sus bienes.

El 2 de diciembre de 1869 lanzó la proclama dirigida a los Hijos de Villaclara, en la cual los llamaba «conciudadanos» y los convocaba a la incorporación al movimiento revolucionario. Días después, en Palo Quemado firmó la deposición de Manuel de Quesada y Loynaz de su cargo de general en jefe del ejército.
A inicios de 1871 fue designado para una comisión del gobierno en Las Villas, con el fin de impulsar las actividades revolucionarias en la región. El 4 de abril presenció el asesinato de Arcadio García, en Monte Oscuro, Sancti Spíritus, y a los pocos días fue delatado y sorprendido en el monte El Purgatorio por fuerzas de la guerrilla que comandaba el capitán José Velasco.

El 19 de abril de 1871 fue herido, hecho prisionero y arrastrado por los montes de la región hasta perder la vida. Le dieron sepultura, por orden del jefe militar del departamento español, en algún sitio del camino a Sancti Spíritus, cuyo lugar no se ha podido conocer.

Doña Ángela, viuda, en la calle Candelaria # 22, padeció los horrores de los gobernantes peninsulares. Sus bienes y posesiones fueron embargados, lo que la dejó en el mayor desamparo junto a sus hijos.