Emilio
Ichikawa
Morín

Emilio Icikawa
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Diario de Cuba
El Chino Ichikawa
Nacimiento:  
1962
Fallecimiento:  
11
/
10
/
2021

Ichikawa, escritor, ensayista y académico cubano es graduado en Filosofía por la Universidad de La Habana (1980-1985), entre 1985 y 1996 enseñó Historia de la Filosofía en esa misma Universidad.

Entre 1996 y 2000 Colabora con el Centro Cultural Español y trabajó como especialista de literatura en la Bilbioteca Nacional de Cuba.

Hace estudios en España, México y los Estados Unidos, donde visita varias universidades:

Entre sus libros se encuentran El pensamiento agónico, La escritura y el límite, La heroicidad revolucionaria y Contra el sacrificio. Colaborador habitual de El Nuevo Herald (Miami), en 2010 publicó su poema filosófico Everglades (Letra Capital).

Brillante y polémico, Ichikawa, nació en Bauta era hijo de un inmigrante japonés y de madre cubana

Durante un viaje a los Estados Unidos en el año 2000, invitado a dar conferencias por varias universidades norteamericanas, Ichikawa decidió pedir asilo político en Miami.

Impartió conferencias y realizó visitas a varias universidades Iowa, Tulane Georgetown, SUNY, NYU, Brown, Rutgers, FIU, UM.

Junto a Rafael Rojas, Emilio Ichikawa Morín integró el dúo de “pensadores en Cuba” más atractivo de la primera década del segundo milenio. Fue columnista del diario miamense El Nuevo Herald y durante años llevó un blog considerado por muchos punto de referencia en los asuntos cubanos.

También fue un panelista habitual en programas de Radio y Televisión Martí. Desde su blog personal Eichikawa también escribió sobre política, historia, literatura y otros temas de actualidad.

Entre su obra sobresalen los volúmenes El pensamiento agónico (1986), La escritura y el límite (1998), La heroicidad revolucionaria (2001), Contra el sacrificio: del camarada al buen vecino (2002) y Antes del veredicto. La demasiada humanidad del Padre Varela (2020), además de decenas de colaboraciones en publicaciones especializadas.

De todos sus libros, es importante resaltar Everglades (Letra Capital, 2009), un largo poema mítico-filosófico que probablemente sea la obra más importante que se haya escrito en castellano sobre la geografía de la Florida.

Su escritura lo define como un filósofo salvaje, extraño a cualquier autoridad disciplinaria propia de los claustros universitarios. En este sentido, fue quizás el único pensador cubano digno de portar ese rótulo: un auténtico pensador. Y en tanto tal, permaneció hasta el final como un olvidado. Como toda inteligencia verdadera, rechazó la fama y desistió a postularse a los roles divulgados por la maquinaria social (por eso admiraba el apotegma de Vargas Vila: "La sociedad no es más que la producción de excremento"). En efecto, en los últimos años se retiró del manicomio de la geopolítica cubana en su casa de campo en Homestead. Así, su figura encarnó la soledad extrema de una inteligencia que no pactaba con las piedades de una comunidad incapaz de acoger en su interior los disensos y las estrías de la razón.

Ichikawa se mantuvo en un retiro, casi monástico, en una zona rural, fuera del ruido altisonante de la metrópoli. Escapar al campo: asomar la cabeza al cielo para dar paso a la imaginación. Para Ichikawa, el pensamiento solo podía efectuarse fuera y contra la mala fe de una comunidad organizada desde los presupuestos de la hostilidad política.

En su retiro del mundo mediático e intelectual (me repitió en varias ocasiones que él ahora ya no era un profesor, sino un "clemente trabajador" en una fábrica de lanchas), Ichikawa fue fiel a la única noción de exilio que vale la pena defender: la de phygé neoplatónica, en la que el exilio se autoconstituye como retirada de la comunidad para comenzar a vivir una vida sin las prórrogas con las que nos hemos abonado a la miseria histórica. En este sentido, el vórtice poético del pensamiento de Ichikawa se sitúa bajo la ilegibilidad de la phygé, que es condición fugitiva de quien ya no se interesa por rivalizar en el coto de caza de depredadores y siervos. Ahora podemos ver con claridad que su figura encarnó la tragedia del pensador cubano que rechaza el patetismo político. El precio fue la soledad y la exclusión de la comunidad de exiliados. Por eso la phygé es tanto recomienzo como la retirada hacia la felicidad (eudaimônon bíos) para volver al lugar y a la palabra libre. Regresar al campo suponía la apertura a una posible nueva vida: desertar el mundo de la guerra para cultivar el jardín. Desde luego, el jardinero conoce los límites de la tierra, pero no está en condiciones de tantear con lo insondable del paisaje.

Ichikawa tuvo una constante participación en los debates sobre la realidad política y el exilio cubanos a través de su blog personal (http://eichikawa.blogspot.com/)


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