Rafael
Trejo
González

Rafael Trejo González
Felo
Nacimiento:  
9
/
9
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1910

Líder estudiantil cubano, asesinado por la policía del dictador Gerardo Machado en una manifestación. Patriota representativo del Municipio Diez de Octubre. Todo un deportista, se destaca como remero. Juega muy bien el ajedrez. Ávido lector de Martí y José Ingenieros.

Nació en San Antonio de los Baños, en la actual provincia de Artemisa. Su madre, Adela González Díaz, ejercía como maestra rural. Su padre, tabaquero devenido doctor en Derecho, se desempeñaba como funcionario municipal en el ayuntamiento de la localidad.

En 1919 la familia se mudó para la capitalina barriada de la Víbora. Felo, como lo llamaban sus progenitores; pasaba largos ratos en su recámara estudiando; era un buen lector, conversador de aguda sensibilidad, inteligente, comprensivo, trataba de interpretar el quehacer nacional muy movido a la sazón, pues se producían frecuentes los Consejos de Disciplina con expulsión de los estudiantes de la Universidad, privados de continuar sus estudios.

Era optimista, saludable, fuerte, corajudo pero delicado, abrigaba fe en el porvenir. Trejo poseía una personalidad resplandeciente y atractiva. Por su pureza y ternura parecía un niño grande feliz y curioso, al que ninguna pena mayor había ensombrecido. Gustaba de la música culta pero también de la popular callejera, de los bailes y de las lides del amor.

Alto, de tórax y espalda ancha, de extremidades largas y cuerpo flexible, su presencia se hacía notar en su semblante expresivo y muy trigueño, cabello y bigote negrísimo, ojos grandes y profundos, y un andar sereno y majestuoso, de hombre seguro de sí mismo. Le gustaba invitar a sus amigos y amigas a pasar la tarde en la casa, tocaban el piano, bailaban, cantaban y ponían la radio a todo volumen.

Cursó sus primero estudios en la escuela pública numero 46. Ingresó en el Colegio Belén, donde con notas brillantes cursó los primeros tres años del bachillerato. El cuarto lo hizo en el Instituto de La Habana con las más altas notas. Se graduó de bachiller a los 17 años.

El día de 1927 que matriculó la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, conoció a Raúl Roa, quien solía recordarlo como “un mozalbete de pelo lustroso, tez trigueña, bigote mongol, torso amplio y ágil musculatura”.

Desde ese mismo día nació entre ellos una gran amistad. Felo entonces le confesó:

"Voy a matricularme en Derecho público y en Derecho Civil. Creo que he cogido la carrera más acorde con mi vocación y temperamento. Desde hace muchas noches sueño con el estrado; pero no creas que mi aspiración es hacerme rico a expensas del prójimo. Mi ideal es poder defender algún día a los pobres y los perseguidos. Mi toga estará siempre al servicio de la justicia. También aspiro a ser útil a Cuba. Estoy dispuesto a sacrificarlo todo por verla como quiso Martí."

El curso había comenzado ese mes porque la intensa agitación estudiantil contra la Prórroga de Poderes con los subsecuentes consejos disciplinarios, habían alargado el anterior hasta el mes de octubre.

Recién ingresado Trejo en la Universidad de la Habana, el 9 de noviembre de 1927, se llevaría a cabo en el edificio de la Escuela de Química, un consejo disciplinario contra 50 estudiantes, acusados de tumbar los carteles de propaganda que había puesto la tiranía en las obras de construcción de la Escalinata. La muchachada enardecida por las arengas forzó las puertas del edificio con un madero e impidió que se consumara el consejo. Entre los organizadores estaba Rafael Trejo. Trece estudiantes incluyendo a Trejo fueron expulsados provisionalmente esa misma tarde por resolución rectoral y más de 600 quedaron sujetos a consejos disciplinarios.

En la Universidad se vincula a los hechos que llevaba a cabo el estudiantado en contra de la tiranía de Machado, por el reconocimiento de la autonomía universitaria y llevar acabo el plan de reformas y depuración del profesorado propuesto por Julio Antonio Mella. En 1930 arrecia la lucha contra el tirano.

Ya en 1930, Trejo junto a otros estudiantes hace desaparecer la tarja de la Escuela de derecho que glorificaba al régimen. En las elecciones universitarias de ese año Trejo sale electo vice presidente de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Derecho. Desde aquí trata de canalizar las aspiraciones de la masa estudiantil y clandestinamente conspira contra el tirano.

Aquellos meses que antecedieron a septiembre fueron de intensa actividad. El estudiantado se organizaba. El fenómeno de aglutinación del estudiantado, como el proletariado y la pequeña burguesía racial, se acentuaba cada vez más.

Se desarrolla una intensa actividad revolucionaria, se efectúan reuniones clandestinas y se redactan manifiestos, proclamas y arengas; el estudiantado exige la rehabilitación de los estudiantes expulsados por sus actividades revolucionarias y la inmediata renuncia de Machado. Se convoca a una manifestación en el parque Alfaro para el día 30 de septiembre y de ahí marchar al Palacio Presidencial.

El 30 de septiembre Trejo se vistió con su traje más deteriorado que tenía y un sombrero plateado en señal de protesta. El día anterior en el local del DEU en tono de chanza había propuesto que hacía falta una víctima.

Un gran despliegue de policías y batallones del ejército se prepara para impedir la movilización, se emplazan ametralladoras en distintos sitios estratégicos de la ciudad, se refuerza la guarnición del Castillo de la Fuerza y los escuadrones del Tercio Táctico son acuartelados en el Campamento de Columbia. A pesar de esto, estudiantes y pueblo se concentran en el lugar convenido.

La policía inició un movimiento envolvente; al mismo tiempo Trejo y Pepitín Leyva subieron a la azotea del edificio Ravelo, desde donde descargaron sobre ella una granizada de piedras.

La manifestación bajó la escalinata y la policía cargó violentamente contra ella; una confusión terrible se produjo en la esquina de San Lázaro e Infanta, cae herido Pablo de la Torriente Brau, utilizando como única arma sus puños, y al ir a auxiliarlo Marinello es detenido.

Mientras esto sucedía Trejo en Jovellar e Infanta en corajudo arranque se enredó cuerpo a cuerpo con un policía, Díaz Baldoquín acudió en su ayuda tratando de arrebatarle el arma al verdugo. Sonó una descarga Felo se derrumbaría chorreando de sangre sobre el pavimento regado de casquillos y manifiestos.

El el día de su muerte, Felo agarró su sombrero de pajilla pintado de aluminio, su apoyo a la Huelga de los sombrereros, y le colocó la hoja correspondiente a ese día arrancada de un almanaque grande que colgaba en la pared. Y dijo:
“Te voy a poner aquí, porque tú, 30 de septiembre, vas a entrar en la historia de Cuba”

Fue trasladado al Hospital Emergencias y sometido a una riesgosa operación. Falleció a las 9:50 p.m. Se convertía en la víctima necesaria como él mismo dijera. El entierro fue el día 2 de octubre a las 5 de la tarde acompañado de una multitud de estudiantes y pueblo que coreaban consignas anti-machadistas.

De Pablo y Roa
Entierro de Trejo
Relata luego Pablo de la Torriente Brau, en su encuentro con Trejo dentro del hospital:

“Yo no podré olvidar jamás la sonrisa con que me saludó Trejo, cuando lo subieron a la sala de urgencias solo unos minutos después de mí y lo colocaron a mi lado. Yo estaba vomitando sangre y casi desvanecido de debilidad; pero su sonrisa con todo, me produjo una extraña sensación indefinible. Era algo como si me volviera la cólera de la pelea a pesar de la sangre perdida, era que yo sabía ya, que Trejo con sus 20 años poderosos, se moría. Entre vahído y vahído, yo había podido oír estas palabras que percibí extrañamente como si estuviera dentro de un aparato de radio que sonara a lo lejos con un poco de estática: Este se salva…si no hay fracturas… las heridas de la cabeza son muy aparatosas, se pierde mucha sangre… pero aquél pobre muchacho no lo salva ni dios… tiene una hemorragia interna, interna…”

Raúl Roa en cuanto a la figura de Trejo comenta:
“Como todos los que se enrolaban en esta batalla con una ideología revolucionaria y vacío el pecho de ambiciones, Trejo no salió aquella mañana a jugarse la vida, como se la jugó, para el encumbramiento…,. Sabía que, como sabemos nosotros, de que en el reloj de la historia había sonado, con campanadas solemnes la hora de los oprimidos, cuyas necesidades y aspiraciones fueron desoídas y estranguladas por el régimen social basado en la explotación del hombre por el hombre. Aunque Trejo no militara formalmente en la izquierda, es obvio que por sus sentimientos generosos, su honradez insobornable y su fe apasionada en un mundo más justo y bello, estaba más cerca de nosotros que la derecho ávida de mando y de riqueza”

Fuente: EcuRed