Polito Ibáñez: “Quiero la trascendencia para mi mundo de creación, ese es mi mayor sueño”

Inquieto e incesante interrogador de cuánto ocurre dentro de sí y a su alrededor, Polito Ibáñez sigue mostrándose como uno de esos nombres imprescindibles dentro de la canción de autor.

Sin interés por los designios de la moda, aun con la suerte de contar con un público fiel que, en tiempos difíciles para la canción, se reconoce en él y en sus textos, Polito, como cariñosamente se le llama, sigue colmando de autenticidad ese decir que le ha distinguido desde sus inicios.

Luego de concluida una prolífera etapa en la que preparó una serie de importantes conciertos sinfónicos, se adentra en la preparación de su próximo fonograma producido por ART Music, disquera italiana con la que firmó contrato para la realización de tres discos, el próximo será el segundo; el primero fue Sombras amarillas.

A la luz de este trabajo aprovechamos una larga conversación con Polito Ibáñez para poner al corriente a los seguidores de La Jiribilla sobre la actual proyección del creador de Doble juego, Números, Recuento, Evocaciones, Axilas, Para no pensar, entre otros temas que ya quedan atesorados para siempre en una inclusiva memoria colectiva.

Próximo disco… otro hijo

Mi próximo disco está prácticamente en fase de mezcla, aunque aún no tiene nombre. Todos los temas han sido grabados en Italia, por un ingeniero llamado Diego Fiotto; la producción musical es del mismo productor de Sombras Amarillas y mía. La peculiaridad de este disco es que tiene canciones hechas por los dos. La parte fundamental de la melodía y los textos es más responsabilidad propia porque soy el autor de las canciones en español, pero él ha hecho performance de los cuales partí para concebir las canciones.

Hemos pensado hacer una presentación del disco a través del sello Bis Music, aún no sabemos si haremos un concierto en vivo porque hace poco realizamos uno en el Teatro Mella, a propósito de mi cumpleaños, y para esa ocasión estrenamos algunos temas.

Mientras terminaba de grabar estos temas, proyecto que me ha dado muchísimo gusto asumir, no dejé de presentarme en eventos que me interesaron por lo que conceptualmente significaban, es el caso de Al sur de mi mochila, en Cienfuegos, las Romerías de Mayo, en Holguín; hasta Guantánamo me fui con Waldo Mendoza para su evento Chocolate con café. Todas estas presentaciones me han ido preparando para esta nueva etapa de trabajo en la que estoy inmerso, que me parece interesante porque en ella combino la música de jazz con el tipo de canción que defiendo. Me resulta un fenómeno totalmente nuevo por la manera en que abordo las melodías. No puedo medir los resultados, por supuesto, pero es un trabajo que me exige una serie de giros armónicos y melódicos que no son habituales en mí y que darán vida nueva al texto.

En cuanto a las temáticas, como siempre, hay canciones con ajuste a lo social y no pueden faltar las de tipo amoroso. Estas últimas estarán sostenidas por una orquestación de tipo jazzístico que le “viene como anillo al dedo”. El disco habla de las relaciones del hombre consigo y con los demás, tiene temas de carácter más introspectivo, pero sigo hablando de la familia, de la política, de lo que debiera cambiar en las relaciones personales, por tanto, sigo haciendo temas de y para la vida.

Se trata de diez canciones, algunos títulos que recuerdo son El cuerpo enferma y el alma sufre, Ser o no ser, Imagino, Así, La estrella, entre otros”.

Y como siempre al conversar con Polito lo que comienza siendo una aproximación a sus proyectos más inmediatos, toma a la canción como centro de análisis. Y por esos rumbos continuó la reflexión.

Benny Moré no imaginé cantarle a usted

Cantar para mí será siempre un ejercicio de vida, por eso agradezco tanto haber sido invitado a la gala ofrecida a Benny Moré en la recién concluida edición de Cubadisco.

En principio fue un trabajo muy difícil, me resultaba un arreglo raro, para el que tuve que esforzarme mucho porque no lograba entenderlo, sobre todo para recordar la tonalidad que desde el comienzo no se sugería, pero sin duda fue una tremenda oportunidad poder participar en una gala que se ofrecía al que fue el más cimero músico cubano de todos los tiempos. Es increíble, yo de Cienfuegos y en Cienfuegos, nunca tuve esa oportunidad. Así que el hecho de que me hayan invitado y el poder sentir la vibra al interpretar una canción de las tantas que él inmortalizó, lo agradezco profundamente; además haberlo hecho con estos músicos tan jóvenes pero avezados como los de La Banda Gigante fue muy halagador y me hizo sentir parte de un trabajo de mucho prestigio.

Por otra parte me agradó un tanto la idea de romper ese cliché, de que los cantautores no intervienen en espectáculos de ese tipo. Sucede que los cantautores casi nunca “se prestan” para asumir este ejercicio importante de interpretación. Hay una tradición que se impuso, y como mismo se hizo habitual el oficio de un funcionario para saber qué puertas tocar y a quiénes llamar para un evento, también se hizo habitual que los funcionarios se dieran cuenta que a los cantautores no les interesaba mucho ese trabajo. Yo sí creo que es un prejuicio, que es válido irlo apartando porque, si bien es indispensable para nosotros interpretar nuestros textos, es también una responsabilidad asumir obras de grandes cantores y compositores cubanos en escenarios diseñados para todos los públicos.

Y justo abordar el tema de la interpretación de grandes canciones, fue otro pretexto hallado por Polito para valorar el estado actual de la trova de casa…

Si la canción eres tú…

Me ocurre algo curioso a la hora de ofrecer criterios acerca de cómo andan los fenómenos musicales a mi alrededor, porque cuando se habla de la trova, tema que nos ocupa de manera muy coherente, hay obras de muchos autores en la calle, es una felicidad, pero cuando falta, es otra felicidad, ya que en esa profunda sensación de crisis siempre aparecen algunos creadores talentosos y brillantes que se imponen. De lo que sí estoy convencido es de que la trova, como manifestación de la cultura no va a morir nunca, tal vez algunos de sus mejores cultores hoy andan ocultos, por timidez o quien sabe por qué otras tantas razones. Pero en lo particular la salud de la trova siempre la veo mejor que cualquier otro fenómeno de la música emergente o de paso. La salud de la trova es como la de la canción tradicional, el son o la salsa, en su propia génesis están todas sus claves, por eso creo en su mérito de resurgir de sus cenizas.

Y dicho en esos términos, confirma Polito la relación tan especial que lo une a la poesía.

Poesía y canción

Obviamente en mis comienzos perseguí que la canción fuera poética. Pero ya no tengo esa preocupación, porque ya sé lo que puedo y hasta dónde quiero hacer, porque puedo otorgarle un matiz poético a la canción, puesto que ella per sé no es poesía, o porque ya tengo un oficio que me permite saber los resortes que puedo mover para provocar determinados efectos emocionales. Que un texto sea poético creo que es algo que sale o no, realmente hacer poesía con la canción resulta un tanto difícil, es como una doble tarea, porque son dos fenómenos diferentes, no obstante el oficio ayuda a encontrar una expresión o las frases u oraciones que hilvanen un sentido poético, aunque lo primordial es cómo decir lo que se siente, porque lo que sí tiene que prevalecer para la canción y para la poesía es un sentido recto, honesto, alejado del menor resto de “comodidad “ o “chabacanería”.

Y para este locuaz interlocutor que ha demostrado su no admisión de la indiferencia…

La Canción sana, madura

La canción aviva emociones, ennoblece sentimientos, lo que no quiere decir que necesariamente tenga que tener éxito. Lo cierto es que para un hombre de cincuenta y cuatro años como lo soy, la relación con el medio y la sociedad es totalmente distinta, por eso siento que la canción me ha ayudado a crecer. No creo que se hayan apagado las necesidades que tuve de ser un cuestionador de la realidad, sigo hablando de la familia, la sociedad, los miedos, las apariencias y eso lo hago más allá de la canción; sobre eso hablo en la calle con mis amigos, la familia, como extensión de lo que escribo.

Y dentro de esa madurez a que me refería le debo un agradecimiento a mi propia condición de actor. Soy actor graduado, y esa condición vive conmigo y sale a la hora de defender una canción; sin embargo cuando la estoy escribiendo sale otra cosa que aprendí mientras estudiaba que es el “sí imagino”. Para este momento resurge con fuerza también el conflicto. Porque las canciones tienen su propio conflicto, su propia dramaturgia; el creador tiene que tener muy claro dentro de la dramaturgia general, cual es el conflicto principal y cuales son aquellos fenómenos de contradicción que generan situaciones clímax. Es por eso que tiene que enfrentarse a la manera en qué se va a expresar. No basta qué decir, es imprescindible saber cómo decir. En esta dualidad es que la canción sana.Y esa misma dualidad es la que me ha hecho sentirme extremadamente agradecido de mi público. Él ha entendido muy bien cada una de esas especificidades, y es por eso que hemos establecido una relación de tantos años. Me atrevo a decirlo así, sin petulancia, pero siempre lo llamo y lo haré así, “mi público”, ese que no llegó a mí por moda, aunque, cuando por ejemplo, en tiempos de Doble juego atiborraban los espacios. Pero ciertamente me enorgullezco de un público que se enamoró de y con mis canciones, las tienen como algo perecedero en sus vidas, con ellas nacieron sus hijos, y se han encargado de inculcarles a sus descendientes. Es un público con el que puedo sostener una relación amorosa, porque te quiere, te sigue, valora tus canciones, te respeta. Eso me lo demostró mi último concierto en el Teatro Mella, donde la gente nunca se cansó durante las más de dos horas que duró. La gente lloró, rió, interactuó conmigo. Y eso no se cambia por nada.

Y la existencia de ese propio público te hace vislumbrar el futuro

Sí, por supuesto, a ese público me debo, por eso puedo confesarle que para mi mundo de creación quiero la trascendencia, ese es mi mayor sueño: la trascendencia como fenómeno de cultura. Que pueda significar algo así como la literatura de Cortázar, Quiroga, la poesía de Vallejo o de Eliseo Diego o la obra de Günter Grass. Yo quisiera que fuese así, que cada canción que haga tenga esa finalidad en la vida. Si está con mi nombre qué bueno, si no también, pero quiero eso.

Y este deseo no es bien comprendido en ocasiones. Sucede que a veces me convocan a eventos cuyo fin es más ideológico que meramente cultural, entonces, y con todo respeto muchas veces me rehúso a aceptar. Porque considero que esa es una de las maneras más efectivas, aunque no sea la intención, de matar la cultura, de ideogilizarla.

Considero que a veces cantar en un acto político más que hacer un monumento de cultura provocan un boicot a ella, y no contribuye a nada. Sin embargo la interacción entre las manifestaciones sí es válida, dígase por ejemplo entre la agricultura y la medicina, lo aplaudo. Los galenos necesitan que los productores agrícolas provean de productos sanos a los hospitales para que los enfermos de cáncer puedan alimentarse con productos sanos que no les intoxiquen. Las colaboraciones por supuesto que son válidas, y en ese sentido inexorablemente hay una colaboración entre cultura y política, siempre que una no se deje absorber por la otra, porque son dos fenómenos con distintas responsabilidades y juegan su papel en la sociedad para obtener un resultado final, solo que llevan un ejercicio y lenguaje diferentes.

Final esperado entonces

Pues esto que te diré ahora va dirigido a ese propio público al que me he referido en todo momento. Esperen de Polito futuros discos, para nada estoy en una etapa de vacío, me quedan muchísimas canciones y discos que hacer, y eso es lo que me propongo para los próximos tiempos.

Por supuesto que siempre habrá presentaciones habituales, o al menos espontáneas, como muchas veces ocurre, eso sí, me mantengo un tanto alejado de la televisión. No tengo nada en contra del medio, todo lo contrario, lo que me pasa es que siento que los conductores, en su mayoría, no se preparan para entrevistar, hay muchos espacios de gran valía pero yo quisiera que pasara en ellos otras cosas, que se interesaran por inquietudes más serias, que no sea solo saber de qué estás escribiendo, porque detrás de cada canción hay otras historias que contar y que al público le pueden interesar. Creo que todo artista, hasta los menos tormentosos, los más tranquilos, tienen vidas que pueden resultar atractivas, sin tener por ello que ser propiamente chismes, que no tengo nada en contra de ellos, pero no quiero eso para mí.

Ah, muy importante no cerremos el capítulo sin agradecer la oportunidad tremenda de estar en esta revista La Jiribilla, moderado medio de comunicación preocupado en mostrar, entre otras manifestaciones, la voz de los hacedores de música en esta isla de música y buen decir. Gracias.


Carlos Hipólito Ibáñez


cantante, compositor, actor, música, cantautor