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El Nuevo Herald

María Elena de Cárdenas y González esperó casi 100 años para ser marquesa y aún reclama otros dos títulos nobiliarios

Una marquesa cubana en Coral Gables sería un buen título para una biografía de María Elena de Cárdenas y González, pero cómo se puede resumir un siglo de vida en unas pocas palabras.

Para esta bisabuela habanera, que llegó a Miami en 1961, su familia ha sido lo primero. También el legado y la tradición de sus antepasados, que la Corona española distinguió en los siglos 18 y 19 con varios títulos nobiliarios porque se destacaron como militares, hacendados y gobernadores.

De Cárdenas, que cumplió 100 años el pasado 5 de julio, tuvo que esperar 99 años para ser marquesa de Almendares, un título que la reina María Cristina de Borbón le otorgó en 1842 a su tatarabuelo, Ignacio Herrera y O’Farrill, en reconocimiento a sus servicios como miembro de la junta que dirigió la construcción del primer ferrocarril que hubo en Cuba, y que fue factor clave en el auge de la industria azucarera.

Además del marquesado de Almendares, que recibió en abril del 2018, De Cárdenas espera ahora la decisión final de la Corte Suprema española, sobre el marquesado de Bellavista y Campo Florido, que han sido ganados en primera instancia y en apelación.

“El título es un honor que la Corona otorgó a un antepasado mío, que respeto mucho y que me honra llevarlo. Sigo siendo yo misma y esos títulos no me hacen ni mejor ni peor”, dice De Cárdenas, que en 1964 le prometió a su padre que los recuperarían.

Esa promesa, sin embargo, tuvo que esperar, ya que en el largo intervalo la familia se dedicó a cuestiones más urgentes, como echar raíces y levantar un negocio en Miami.

“Con 14 años, yo cortaba césped y entregaba el dinero en mi casa para ayudar”, recuerda el hijo de De Cárdenas, el empresario Luis de la Vega, sobre los comienzos en Miami.

De la Vega decidió atender la petición de su mamá de recuperar los títulos, hace seis años, por la seriedad con que se lo dijo, algo inusual en ella que suele ser bromista y estar siempre de buen humor.

“Como las flores en primavera”, es la respuesta que da “Manana”, como la llama su familia, cuando se le pregunta cómo está.

María Elena de Cárdenas se siente muy orgullosa del reconocimiento que dio la Corona española a sus antepasados. Su esencia sigue siendo la misma, solo ha cumplido una deuda con su padre al lograr el marquesado de Almendares en las Cortes españolas.

La labor de búsqueda de los documentos necesarios en Cuba y en España fue casi una hazaña arqueológica.

“Muchos de esos documentos están casi destruidos, ya que en Cuba, por falta de aire acondicionado en los archivos, los papeles se desmoronan”, dice Luis de la Vega, fundador de ProTranslating, una compañía de traducción e interpretación con sede en Miami.

“Se requirieron varios viajes a Cuba y a España para encontrar las pruebas necesarias para demostrar el linaje y ‘el mejor derecho’”, añadió De la Vega, que heredará los títulos.

En la sala de su casa en Coral Gables, rodeado de cuadros de Amelia Peláez, Víctor Manuel y otros grandes de la pintura cubana, De la Vega comparte con su mamá recuerdos de la familia.

“Manana” se sienta al piano y recita una poesía de su bisabuelo Rafael de Cárdenas y Cárdenas, quien compuso varias contradanzas y fue amigo de dos grandes del género, Ignacio Cervantes y Manuel Saumell.

Rafaelillo, como lo llamaban en la familia, perdió la vista por un error médico, y dejó su carrera de abogado para dedicarse a escribir y a componer.

“Pobre mortal que a la fortuna desafía (...)viéndose encumbrado/yo también disfruté la luz del día”, recita “Manana” algunos de los versos, demostrando que conserva en forma su memoria.

A unos pasos, en la escalera hacia el segundo piso, están los retratos de los antepasados de la familia, como el marqués de Prado Ameno, Nicolás de Cárdenas y Castellón, que mereció el título porque defendió a la Corona durante la Toma de La Habana por los ingleses, en 1763.

En el comedor, “Manana” suele descansar en un sillón frente a un gran mueble donde la familia despliega otros tesoros que conservan de sus antepasados, como una vajilla del marqués de Almendares, que mandó a traer de China en 1840. También tienen otra vajilla de otros antepasados, los marqueses de Villalta, que fueron gobernadores de Cartagena de Indias.

En cuanto al marquesado de Campo Florido, otorgado por el rey Fernando VII a Miguel de Cárdenas y Peñalver, en 1826, podría volver a los De Cárdenas si ganan la batalla legal que entablaron con una de las familias más sonadas en España, los Koplowitz.

De Cárdenas y Peñalver fundó en los años 1850 el poblado de Campo Florido –en la provincia de La Habana, a cinco kilometros de Guanabano– y lo nombró en honor del marquesado como centro de comercio entre los dos ingenios que poseía en la zona, el San José de Miraflores y el San Francisco, contó De la Vega.

Alicia Alcocer Koplowitz tenía el marquesado de Campo Florido desde el 2003, y su tía, la empresaria multimillonaria Alicia Koplowitz, el de Bellavista, que aun pelea en los tribunales españoles.

En el 2017, un jurado de Primera Instancia, en Alcobendas, Madrid, determinó que el título de Bellavista tenía una heredera de “mejor y preferente derecho”, María Elena de Cárdenas. Un año después el fallo fue ratificado por la Audiencia Provincial de Madrid. Ahora solo falta la decisión del Tribunal Supremo.

“Me da mucha satisfacción que los títulos estén en la familia”, dijo De Cárdenas, quien, como su hijo, es miembro de la Real Maestranza de Caballería de La Habana, una organización nobiliaria fundada en 1709 por otro antepasado, el marqués de Casa Torre, Laureano de Torres Ayala, quien fue Capitán general de la isla. Esta organización fue resucitada en España hace cuatro años.

El 22 de noviembre esperan en Coral Gables a delegados y nuevos miembros de la organización, que asistirán a la ceremonia de ingreso desde España y Puerto Rico.

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