La esencia cubana a través de Fernando Ortiz

El desarrollo del socialismo en Cuba ha tenido grandes retos a lo largo del camino emprendido hace 60 años. Es notable su capacidad de buscar fórmulas y de autogenerarse a la hora de rectificar los errores propios de cada proceso humano. En el perfeccionamiento del modelo de dirección y administración del país, y en la defensa de las conquistas ha sido necesario nutrirse de las ideas, no solo que emanan del pueblo y de los líderes actuales, sino de sus principales intelectuales, entre los que se encuentra Fernando Ortiz, etnólogo, antropólogo, jurista, arqueólogo y periodista cubano que realizó notables aportes con sus investigaciones sobre la cultura cubana.

Don Fernando es considerado como el tercer descubridor de Cuba, legítima razón por la que sus estudios se ven reflejados en el ideario de la nación. La profundidad de sus escritos ayuda a comprender las características de una sociedad, que no por estar separada por más de un siglo de su tiempo, deja de reflejarse, como pintura realista, en sus escritos.

Una de sus posturas de mayor vigencia tiene su base en el antiimperialismo: “[...] Si no tan grave como el imperialismo económico, que succiona la sangre del pueblo cubano, es también disolvente el imperialismo ideológico que le sigue. Aquel le rompe su independencia económica; este le destroza su vida moral. El uno le quita el sostén; el otro el alma”.

Esas inquietudes políticas, reflejadas en su obra en el siglo XX, están en perfecta sincronía con el porqué Cuba, en pleno siglo XXI, continúa aferrada a su modelo social, contrario al que desea imponer EE.UU. en cualquier país que mueva sus intereses.

Hoy es evidente la existencia de una derecha golpista en Latinoamérica y de un imperialismo acechante, injerencista y clasista. Desde otra época, pero en el mismo contexto, Ortiz habla de la necesidad de que “tratemos, pues, de conocernos a nosotros mismos y de alquitarar nuestras esencias, para mantener puras las de valor sustantivo y perenne y apartar aquellas que [...] traigan a nuestra vida una letal ponzoña”. En definitiva, a nadie le gusta que venga un extraño a poner orden en su casa.
CONTRA LA TRATA DE PERSONAS

La obra del antropólogo e investigador cubano constituye una fuerte denuncia al tratamiento que se le dio a los negros en la etapa de esclavismo en Cuba. Actualmente se puede decir con orgullo que a través de organizaciones como la Fundación Fernando Ortiz, la Comisión Cubana de la Unesco y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, el país se incorporó al proyecto de La ruta del esclavo, cuyo objetivo primordial es mostrar al mundo el fenómeno de la trata esclavista, estudiar sus causas, modalidades de ejecución, desarrollo y consecuencias, así como valorar su impacto y propiciar la salvaguarda de algunos elementos que dan testimonios de huella africana en estas tierras.

Las acciones que se impulsan con este proyecto no solo nos hacen recordar los maltratos que sufrieron los esclavos traídos en los barcos españoles —aspecto ampliamente analizado en la obra de Fernando Ortiz—, sino la necesidad de prevenir que aún haya víctimas del comercio ilegal de seres humanos.

Recientemente, en la 39 reunión ordinaria de la Conferencia de la junta de gobernadores de Caricom, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez ratificó su apoyo a la legítima demanda del Caribe de compensación por los horrores de la esclavitud y la trata, y el rechazo a la inclusión de Estados miembros de Caricom en listas unilaterales de supuestas jurisdicciones no cooperativas elaboradas por los centros del capital financiero internacional”.
LA TRANSCULTURACIÓN

Los Negros Brujos, primer libro del joven abogado Fernando Ortiz, se publicó en Madrid, en 1906. En este escrito ponía a la luz la abominación del racismo en Cuba. Una vez más, salía en defensa de los desprotegidos: “Sin el negro Cuba no sería Cuba [...] el estudio del negro era tarea harto trabajosa, propicia a las burlas y no daba dinero. [...] del negro como ser humano, de su espíritu, de su historia, de sus antepasados, de sus lenguajes, de sus artes, de sus valores positivos y de sus posibilidades sociales... nada”.

Estos eran los primeros pasos de lo que sería el gran aporte de Fernando Ortiz a las Ciencias Sociales: el concepto de transculturación (en 1940, cuando publica su obra Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar).

La inclusión de todas las personas en la sociedad, sin importar el color de su piel, y darle a la cultura africana el valor que merecía se convirtió en un compromiso: “De África se importaron instrumentos musicales, adornos y modas de indumentaria [...] buena parte de nuestro folklore, fiestas como las comparsas del histórico día de reyes y otras carnavalescas, los velorios, ciertas aves como la gallina guinea [...] una contribución notable a la jerga popular”.

Lo que hoy vemos como una evolución natural del pensamiento social cubano, en aquellos momentos significó un salto en el desarrollo de la sociedad. Tengamos en cuenta que primaba el término aculturación, por el cual se quería significar el proceso de tránsito de una cultura a otra, sin tener en cuenta la convivencia en paz en medio de las diferencias.
CUBA: EJEMPLO DE RESPETO A LA DIVERSIDAD

En la actualidad queda mucho por hacer en Cuba en materia de respeto a la diversidad, porque este es un proceso lento, en el que se deben cambiar las hondas raíces de la homofobia, el machismo y las estructuras patriarcales.

El Estado y el Gobierno, por su parte, impulsan una serie de medidas que defienden la inclusión de los seres humanos sin ningún tipo de discriminación. La mayor demostración de este empeño lo constituyó la composición del Consejo de Estado, que este año reflejó un 42 % de renovación. La representación femenina fue del 48,4 % y la de negros y mestizos alcanzó el 45,2 %.

En el 2011, en reunión ordinaria de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en una sala del Palacio de Convenciones, Mariela Castro, directora del Cenesex e integrante de la Comisión Aponte, explicó: “El racismo, como todas las formas de discriminación, tiene un origen socioeconómico en las relaciones de dominación impuestas por los grupos de poder en las sociedades clasistas”.

Más tarde, en la 5ta. Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Bávaro, República Dominicana, Raúl abogó por el respeto, teniendo en cuenta las diferencias: “Nunca ha sido más necesario marchar efectivamente por el camino de la unidad, reconociendo que tenemos numerosos intereses en común. Trabajar por la 'unidad en la diversidad' es una necesidad impostergable”.

Por estos días se elabora el Anteproyecto de reforma constitucional en Cuba que, sin duda, tendrá en cuenta estas cuestiones a la hora de plasmar en leyes los derechos de los ciudadanos cubanos. Esa legislación resguardará la esencia de la que ya Ortiz hablara en 1940: “(…) pocos países habrá como el cubano, donde en un espacio tan reducido, en un tiempo tan breve y en concurrencias inmigratorias tan constantes y caudalosas, se hayan cruzado razas más dispares y donde sus abrazos amorosos hayan sido más frecuentes, más complejos, más tolerados y más augurales de una paz universal de las sangres, no de una llamada «raza cósmica», que es pura paradoja, sino de una posible deseable y futura desracialización de la humanidad”..

Fuente: Cubahora


Fernando Ortíz Fernández


historiador, crítico, etnólogo, ciencia, sociólogo, lingüista, musicógrafo, jurista

Es considerado como una de las figuras científicas de mayor trascendencia de Cuba y América Latina. Fue historiador, etnólogo, sociólogo, lingüista, musicógrafo, jurista y crítico. Su aporte a la cultura cubana e iberoamericana constituyó un imperecedero legado para el patrimonio de nuestro continente. Creó y desarrolló conceptos tales como la «transculturación» y los «estudios afrocubanos», difundidos ampliamente en los más diversos ámbitos.