Jorge
Agostini
Villasana

Jorge  Agostini  Villasana
Nacimiento:  
5
/
2
/
1910
Fallecimiento:  
9
/
6
/
1955

Destacado deportista y Combatiente revolucionario cubano. Militar de carrera conspiró contra la dictadura de Gerardo Machado, por lo que tuvo que partir al exilio. Combatió en la Guerra Civil Española en la cual mandó un submarino de la República. Al regresar a Cuba se reintegró al servicio activo en la Marina de Guerra.

Se opuso al golpe de Estado del 10 de marzo y abandonó el cuerpo. Fue asesinado por las fuerzas represivas del dictador Fulgencio Batista en pleno centro de La Habana.

Nació en Mayarí, provincia de Holguín. Ingresó a los dieciséis años de edad en la Escuela Naval del Mariel. Allí se graduó de alférez de fragata en 1931, incorporándose sucesivamente a las tripulaciones de los buques escuela Patria y Enrique Villuendas de la Marina de Guerra.

En 1933 participó en conspiraciones contra el régimen de Gerardo Machado y tuvo que marchar al exilio. En septiembre del mismo año, al ocurrir el movimiento de soldados y clases deja la Marina de Guerra para colaborar en actividades revolucionarias.

Se vincula con los seguidores de Antonio Guiteras y tiene que salir nuevamente al exilio. Regresa en 1936 para continuar la lucha, pero el ambiente después de la muerte de Guiteras no era el mejor y volvió a ser perseguido. Es por ello que se ve obligado a volver a los Estados Unidos.

En Estados Unidos conoce a otros emigrados que mostraban sus deseos de luchar por la causa de la República Española y dando muestras de su internacionalismo marcha para España en 1937, donde puso sus experiencias al servicio de la Republica y obtuvo el grado de Comandante.

Participó en diversos combates navales siendo herido de uno. Al recuperarse fue ubicado en una base naval con el mando superior del submarino C-4. Con su pericia y audacia logró burlar el bloqueo nazifacista a Cataluña. También trasladó a numerosos combatientes a Málaga y en los finales de la contienda se le designó Coronel Jefe de la retirada de Cataluña.

Tras la derrota de la República Española y su estancia en un campo de concentración logró retornar a Cuba en 1940. En 1941 se reincorporó a la Marina de Guerra de Cuba. Por sus conocimientos y experiencia fue profesor de artillería en la Escuela Naval del Mariel. Con el incremento de las operaciones nazis en el Mar Caribe, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Agustín pasó a prestar servicio en el crucero Cuba hasta que se le asignó la misión de recibis un curso de táctica antisubmarina en los Estados Unidos.

Al terminar la contienda bélica, se dedicó por entero al deporte. Fue Campeón de florete y espada (individual y colectivo) en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, 1946; cuatro años después, en la cita de Guatemala, obtuvo medalla de plata en florete y oro por equipos.

Participó en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 sin llegar al podio. En 1951, durante los primeros Juegos Panamericanos la representación cubana logró la segunda posición en florete por equipos y el tercer lugar en espadas. En estas victorias resultó decisiva la acumulación individual de puntos.

Estaba frente al Puesto Naval de Camarioca cuando le sorprendíó el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.

Se incorporó a la lucha contra Batista. Como era perseguido por su actividad revolucionaria tuvo que exiliarse de nuevo. Entró clandestinamente a la isla con el objetivo de luchar contra el régimen, mientras conspiraba con algunos elementos de las fuerzas armadas descontentos con la cúpula político - militar encabezada por Batista.

Fue soprendido por las fuerzas represivas de Batista el 9 de junio de 1955 en la calle 2, entre 15 y 17 en el Vedado. Tras golpearlo con saña, su cuerpo fue baleado y lanzado frente a la Casa de Socorros de esa zona habanera, donde fue inútil toda tentativa de salvarle la vida. Como testimonio del ensañamiento de sus asesinos, la autopsia reveló que había recibido 21 perforaciones de bala diseminadas por todo el cuerpo.

La brutalidad criminal fue denunciada por Fidel Castro, en el periódico La Calle el 11 de junio de 1955, en el artículo titulado Frente al terror y frente al crimen, en uno de cuyos párrafos expresó:

"¿Quedaría sin castigo la salvajada?. ¿Tiene acaso un grupo de hombres derecho de arrancarles la vida a sus semejantes con más impunidad de la que no tuvieron nunca los peores gansters? Hoy es Jorge Agostini, nuevo mártir en la lucha por la liberación nacional, ¿quién será el próximo combatiente en caer acribillado?"