Guillermo
García
González

Guillermo García
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Columna Deportiva
Guille
Nacimiento:  
9
/
12
/
1953
Fallecimiento:  
26
/
10
/
1990

Considerado uno de los cinco jugadores criollos de ajedrez más sobresalientes de todas las épocas, junto a José Raúl Capablanca, Leinier Domínguez, Lázaro Bruzón y Jesús Nogueiras.

Aprendió el ajedrez a los seis años. Sus triunfos fueron predecidos cierto día, cuando una mujer desconocida, agobiada por el calor, pidió agua en la residencia de los García en Santa Clara y, agradecida, pronunció el vaticinio a la señora de la casa: “uno de sus cuatro hijos lleva la cruz blanca en el cielo de la boca, él hará grandes cosas”.

La madre, intrigada, comprobó más tarde que el menor de los tres varones portaba la citada marca y el devenir de los años daría la razón de la profecía de la desconocida.

A los 16 años participó en su primer torneo internacional, la VII edición del Memorial Capablanca, desarrollado en 1969. En ese evento, obtuvo su primera victoria sobre un Gran Maestro, al derrotar al argentino Oscar Panno. Dos años después, Guillermito implantó un récord que se mantiene hasta nuestros días: ganó el XI campeonato nacional juvenil de forma invicta, al vencer en sus 11 partidas.

Su nivel de juego ascendió con rapidez y en 1974, catorce meses después de la corona juvenil y con solo 21 años, el Guille obtuvo su primer título nacional entre mayores. Ahí comenzó su etapa dorada. En la segunda parte de la década de los setenta, Guillermito se ratificó como el mejor jugador de Cuba. En un período de tres años, del 73 al 76, pasó de Experto Nacional a Gran Maestro. Su última y definitiva norma de Gran Maestro la obtuvo en el torneo de Orense.

El primer triunfo de Guillermo García aconteció en 1971, cuando dominó el Torneo Nacional Juvenil con récord aún vigente de 11 victorias en igual número de partidas, aunque ese propio año vio tronchado su anhelo de asistir al campeonato mundial de la categoría.

Obtuvo el título de Maestro Nacional en el XI Campeonato de Cuba de 1973, catorce meses después de haber ganado el Campeonato Nacional Juvenil celebrado en su ciudad natal, con el inmejorable resultado de 11-0. En el período 1973-1976 transitó de experto nacional a Gran Maestro, a los 22 años había logrado el mayor rango otorgado a un ajedrecista.

El Guille tenía una forma peculiar de estudiar ajedrez. Según cuenta el periodista Nelson García, podía pasarse varias horas estudiando solo mediante un libro. En una ocasión Nelson le preguntó si no le sería más fácil utilizar un tablero y el Guille le respondió: “no hace falta, el tablero lo tengo en la memoria, es un buen ejercicio para calcular.”

Además de su exitoso desempeño en el Open de New York, en el cual con 6,5 puntos secundó al astro Vasili Ivanchuk (7,5), Guillermito realizó una meritoria faena en Las Palmas de Gran Canaria, en 1974, ocasión en que logró su primera norma de Gran Maestro con 9,5 unidades, medio punto más que los exigidos.

Finalizó en la quinta posición y entre sus seis víctimas estuvo el reconocido jugador Bent Larsen (Dinamarca), quien elogió su desempeño al señalar que le había impresionado más su juego que el del entonces soviético Alexander Beliavsky.

En 1971 triunfó de forma categórica en el campeonato nacional juvenil, al vencer a los 11 rivales que tuvo tablero de por medio; entre ellos, los conocidos Amador Rodríguez, José Luis Vilela, Nelson Pinal y Lázaro Bueno.

Nueve años más tarde escaló la cima del Premier I en el «Capablanca in Memóriam», tras acumular 9,5 puntos de 13 posibles.

Y en 1982 protagonizó uno de sus desempeños más descollantes, al ocupar el sexto puesto en el Torneo Interzonal de Moscú, después de encabezar la lujosa nómina durante las primeras seis rondas.

Allí hizo tablas frente al extraclase Garry Kasparov, por lo que dejó su score de por vida igualado con el genial jugador, pues anteriormente, en 1979, habían dividido el punto en el certamen de Banja Luka, de la entonces Yugoslavia.

Tres veces se tituló campeón nacional (1974, 1976 y 1983) y en otras tantas ocasiones dominó el certamen Radio Rebelde, del cual resultó su máximo ganador de lauros. Fue fructífera su participación en Campeonatos de Cuba. En tres oportunidades se proclamóo campeón (1975, 1976 y 1983) y en total intervino en 11 ocasiones, desde 1969 hasta 1990, con un balance de G-54 T-95 y P-24 (58.6 % de efectividad).

Guille fue para nuestro ajedrez una especie de abre caminos.

Descontando los análisis post mórtem que se han hecho sobre José Raúl Capablanca, en 1978 se convirtió en el primer criollo en rebasar los 2 mil 500 puntos de ELO, al acumular 2 mil 535 unidades, que le valieron para compartir ese año los puestos del 43 al 46 en el ranking del planeta.

También le tocó romper el hielo de los cubanos en los «Capablanca», luego de erigirse en 1980 en el primer jugador del patio en imponerse de manera solitaria en un grupo Premier en la justa que rinde tributo al tercer monarca mundial de la historia.

En 1981 se convirtió en nuestro primer representante en una de las lides ajedrecísticas más prestigiosas de cuantas se organizan en el mundo: el Torneo de Linares, España.

Y entre los villaclareños resultó el primero en agenciarse el pergamino de Gran Maestro, luego de su brillante desempeño en la justa de Orense (España).

No por gusto hasta la llegada de Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón, a Guillermito se le reconocía como el más talentoso de los jugadores cubanos después de Capablanca.

Ambos, Guille y Capablanca, fueron los únicos trebejistas incluidos entre los 100 mejores deportistas de nuestro archipiélago en el siglo XX, según la encuesta popular realizada en 2001.

Cuando en 1976 el territorio de Las Villas se multiplicó en tres provincias, Guillermito fue distinguido como el deportista villaclareño más destacado del año, condición que repitió en 1980 y 1982.

Dos veces figuró en la relación de los más sobresalientes del país: 1973 y 1982. En este último año logró acceder también a la lista de los más destacados en Latinoamérica.

El Guille asumía de manera muy particular la amistad. En 1985 no le importó que Jesús Nogueiras fuera su principal contrincante en el país y le ayudó en su preparación para el interzonal de Taxco, en México, en el que el remediano alcanzó el boleto para el Torneo de Candidatos a la corona del orbe.

Pocas horas después de la lamentable pérdida de Guillermo García en una entrevista Nogueiras confesó: «En la nación azteca hizo todo por qué yo me clasificara. Recuerdo que en la partida contra el norteamericano Alburt yo tenía franca ventaja; pero no encontraba el golpe contundente. Fui al baño y choqué con Guille, que muy emocionado me dio la solución ganadora.» «Guillermito es una de una de esas personas que al marcharse de la vida dejan muchos amigos. Por su humildad, por su carisma, por el don que poseía de tener siempre una sonrisa para todo el mundo», afirmó Nogueiras.

Otro de sus entrañables amigos, el Maestro Internacional de Placetas Luis Sieiro, contó que en un certamen, él tenía media unidad de ventaja sobre Guillermito, quien sería su oponente en la última ronda.

Sieiro necesitaba la división del punto para obtener norma de Maestro Internacional, y Guille precisaba derrotarlo para imponerse en la justa.

Antes de la partida Guillermito se le aproximó para preguntarle qué le hacía falta. Entonces Sieiro le dijo que hacer tablas para la norma; aunque eso significaba triunfar él en el torneo. «Para mí es más importante la norma tuya que ganar el torneo», dijo el GM de Santa Clara. Y con las tablas Sieiro obtuvo la norma y conquistó la lid.

Guillermito tomó parte en 7 Olimpiadas. Su debut se produjo en 1974 y se mantuvo como primer tablero de la selección cubana hasta 1982. Luego pasó al segundo tablero entre el 84 y el 86 y el tercero en 1988. Sus datos estadísticos en Olimpiadas reflejan un amplio balance positivo de 32 triunfos, 20 derrotas y 38 tablas, para un 56 % de efectividad.

Un fatal accidente automovilístico cercenó su vida el 26 de octubre de 1990, en La Habana, cuando se preparaba para intervenir en la Olimpiada de Novid Sad. Con ello Cuba perdió a una de sus principales figuras en los trebejos, y a un admirado y querido amigo, que siempre será recordado por su carácter afable y jovial, de un carisma ilimitado.


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