Juan
Gómez
Mazorra

Juan Coco Gómez
Foto
Ecured
Coco
Nacimiento:  
24
/
12
/
1933
Fallecimiento:  
11
/
7
/
2024

El Coco Gómez es pelotero y entrenador cubano. Es considerado una leyenda del béisbol cubano debido a su extensa trayectoria, fundamentalmente como entrenador.

Natural de Matanzas, Gómez comenzó a los 13 años jugando torneos oficiales en su provincia natal. Mientras estudiaba en la escuela progresiva de Cárdenas, participaba también en la llamada Liga del Buen Vecino. Luego jugaría en las categorías juveniles y, más adelante, en la liga de Quivicán (1953) y en la Unión Atlética Amateur (1954).

Sin embargo, los mayores logros de Juan Gómez fueron como entrenador. Debutó al frente de Granjeros y luego estuvo con otros seis equipos en Series Nacionales: Habana, Industriales, Constructores, Henequeneros, Guantánamo y Sancti Spíritus. En ese sentido, su hoja de servicios es extensa, con 350 victorias y 308 derrotas.

También dirigió a Ciudad de La Habana en la serie selectiva de 1991 y quedó en segundo lugar detrás de Pinar del Río. Si se suman los números de ese campeonato, su récord histórico quedaría en 389 éxitos y 332 fracasos.

Comenzó a los 13 años jugando torneos oficiales en Matanzas. Estaba estudiando en la escuela progresiva de Cárdenas y participábamos en la Liga del Buen Vecino.

Después jugó los juveniles y más adelante estuvo en la liga de Quivicán (1953) y en la Unión Atlética Amateur (1954).

Mientras jugaba un torneo con su equipo en Pinar del Río, los sorprendió la primera Serie Nacional. Por eso se incorporaron en la segunda serie con el equipo Occidentales. Pero estuvo activo solo un par de años: enseguida comenzó a trabajar como coach y entrenador, a las órdenes de Gilberto Torres.

Después de la Serie Nacional, se quedaba trabajando con Roberto Ledo en los equipos de la administración pública. Se dividían los campos deportivos: Ledo iba para el Cardona y Coco permanecía en el Conte. Ahí jugaban y también eran los entrenadores. No tenían muchos peloteros en los equipos, como máximo habían 14 o 15.

En esa época Juan Ealo era el comisionado de béisbol, y un buen día habló conmigo para darle mi plaza de jugador a Arturo Linares. Me dijo que yo tenía más posibilidades como entrenador. Al final, creo que a Linares lo ubicaron en un equipo de Diez de Octubre, y yo empecé en la línea de coach con Gilberto Torres, pues Juan Bregio tuvo un accidente y me pusieron en su lugar. Desde entonces no me separé de la pelota hasta el año 2000.

Trabajó con los juveniles en Camagüey. Estuvo dos series nacionales y después le mandaron a regresar.

En la temporada de 1965-1966, con Granjeros, Gómez Mazorra llegó a ser manager en la Serie Nacional.

Con Gilberto Torres debuté en el equipo Cuba para los Juegos Centroamericanos de 1966, en San Juan de Puerto Rico, cuando la gesta del Cerro Pelado. Al año siguiente estuve con Roberto Ledo en los Panamericanos de Wínnipeg de 1967, donde sufrimos una amarga derrota frente al equipo de Estados Unidos. Ganamos más juegos que ellos, pero ese año se hizo un play off para discutir el título y ahí nos derrotaron, con Alarcón lanzando. Todos queríamos que nos tragara la tierra.

En 1967-1968 dirigió el equipo Habana, con el que salió campeón, con un récord que no pudo ser superado hasta hoy.

Después no dirigió más hasta la undécima serie (1971-1972), cuando se hizo cargo de los Industriales. Allí se presentó una situación fuera de lo normal ―hicieron ingresar un león de verdad en el estadio, como parte del ambiente― y varios peloteros fueron suspendidos. Con ellos terminaron en tercer lugar, a un juego de Mineros y Azucareros, que discutieron el play off. Estuvieron a un paso de ganar el torneo, pero a última hora perdieron cuatro juegos seguidos en Camagüey.

En sus últimos años como manager le enviaron con varios equipos diferentes: Constructores (entre 1972-1973), Henequeneros (1974-1975), Guantánamo (1982-1983) y Sancti Spíritus (1983 y 1985).

Yo no decidía tanto cambio. Me mandaban a prestar servicios a otras provincias. Muchas veces ni siquiera podía completar el trabajo, porque los resultados no llegan enseguida. Asumí que iba a sembrar semillas y otros recogerían los frutos.
Como auxiliar de Alfonso Urquiola fueron a los Juegos Panamericanos de Wínnipeg, en 1999:

Aquel fue el torneo más difícil en que yo he participado. Todos los equipos llevaron jugadores profesionales muy bien preparados y nosotros estuvimos mal a la ofensiva, quizá por el cambio del bate de madera. El jonrón de Linares contra Canadá fue muy emocionante. La vida es tremenda y 32 años después logré sacarme la espinita de 1967. Allí nos clasificamos para la Olimpíada de Sídney.

Decidió retirarse después de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, en que el equipo cubano perdió.

Sigue dando conferencias en la academia provincial de la capital y a veces colabora con la Comisión Nacional de Béisbol.


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