Ana Margarita
Martínez-Casado
Torralbas

Ana Margarita Martínez-Casado Torralbas
Nacimiento:  
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1930

Soprano y actriz, descendiente de una notable familia del teatro cubano, hija de Luis Manuel Martínez-Casado y Margot Torralbas y sobrina del tenor lírico y actor Mario Martínez-Casado.

En las décadas de 1950 y 1960 trabajó para la televisión cubana y el teatro lírico. Intervino en las temporadas de ópera de la Sociedad Pro Arte Musical —estreno en Cuba de las óperas Ahmal y los visitantes nocturnos, Suor Angélica y Angélique— y en compañías de zarzuelas y operetas que visitaban La Habana. I

Interpretó con éxito La duquesa del Bal Tabarin, La viuda alegre, El conde de Luxemburgo, Los gavilanes, Molinos de viento, Luisa Fernanda y Cecilia Valdés, entre otros muchos títulos. Se presentó además, siempre como intérprete lírica, en televisión y centros nocturnos.

En la década de 1960 se radicó en el extranjero y actualmente es miembro de la compañía dramática Repertorio Español de Nueva York, con la que realizó una visita a Cuba en 1998, después de largos años de ausencia.

Nació, prácticamente, en un escenario entre la larga lista de artistas descendientes de una de las dos familias teatrales más importantes de Cuba. Su participación e introducción en las labores escénicas no fue una casualidad, sino más bien su destino. Los Martínez-Casado representan, junto a los Robreño, una gran dinastía del teatro hispano-americano. Estaba rodeada de música y teatro desde el momento en que llegó al mundo.

El legado de la familia Martínez-Casado comienza con su bisabuelo paterno que dirigió una compañía teatral y fue padre de seis hijos. Su hija, Luisa, mostraba tanto talento y prometía tanto como actriz, que su padre la mandó a España para que continuase sus estudios. En España fue alumna de Matilde Díez en el Conservatorio de Madrid, fue muy celebrada por su arte, estrenando, entre otras, algunas obras de Echegaray. Más tarde regresó a Cuba y formó su propia compañía de teatro. Tanto es así que en Cienfuegos existe un teatro que lleva
su nombre.

Su abuelo, Manuel, se casó con la actriz Celia Adams, quien a su vez provenía de una distinguida familia de Camagüey; trabajaron en la Compañía de teatro español de Luisa Martínez Casado y desarrollaron sus cualidades. El teatro se vendió más tarde con mucha prisa porque Manuel no quería que ninguno de sus ocho hijos siguiera sus pasos. Esto resultó inútil, pues los ocho se convirtieron en actores de gran fama. Celia se casó muy joven y se convirtió en actriz. Victor y Margot se unieron a la compañía teatral de Olinda Bozán y fueron a vivir a la Argentina. Mario se convirtió en un afamado comediante, Luisa trabajó entre bambalinas como
productora, Marta era reconocida por su bellísima voz y se convirtió en una popularísima estrella en la radio, el teatro, más tarde en televisión, Juan José primero barítono y luego famoso actor que se convirtió en pionero del cine mexicano y Luis Manuel, que fue el padre de Ana Margarita, era un respetadísimo y querido actor, escritor y director.

Así pues, en el mundo lírico cubano, era la sobrina del estupendo actor y tenor cómico Mario Martínez Casado y la cuarta generación de una notable familia del teatro.

A la edad de 12 años, envuelta en estudios académicos, su madre quiso que estudiase piano. Todos en la familia la alentaron a que fuese con su tía-abuela María Adams, que vivía cerca, a tomar clases, pero su especialidad era la voz y no el piano. No obstante se ofreció para trabajar con ella a pesar de su edad y evaluar su talento. Pronto comenzó a cantar en recitales para la familia y amigos de los alumnos de la profesora.

Cuando tenía 17 años, su profesora comenzó a trabajar en el montaje de una zarzuela para que los alumnos pudiesen demostrar sus talentos. Tras un año de preparación, debutó en una versión de Luisa Fernanda que tuvo mucho éxito y le valió un contrato con la emisora CMQ, la más poderosa compañía de televisión en Cuba.

Su debut profesional fue el año 1952 en el programa “El gran teatro ESSO”, de CMQ, como ‘Ketty’ en La Duquesa de Bal Tabarín con Marianela Barandalla (Frou-Frou), Tomás Álvarez (Octavio) y Pedrito Fernández (Sofía) con dirección musical de Gonzalo Roig.

Todavía en los principios de su carrera, a sus 22 años, hizo el papel de ‘Mimosa’ en una producción para la televisión que se transmitió el jueves 31 de Julio de 1952: La geisha, opereta de Sidney Jones, y la cantó con Rosita Fornés (Molly), Conchita Brando (Juliette), María Marqués (Lady Constance), Miguel de Grandy (Fairfax), Antonio Palacios (Wun-Hi), Armando Bianchi (Imary).

Fue una versión para la TV de Carlos Irigoyen Sierra para el espacio Gran Teatro Esso. La dirección general fue de Ernesto Casas, la dirección musical de Gonzalo Roig, la de escena de Antonio Palacios, la escenografía de Luis Márquez, la decoración interior de Rubén Vigón, el vestuario de Finzi y la producción de Carlos Irigoyen.

Estrenó en Cuba, el día 5 de Enero de 1954 en el Teatro Auditórium de La Habana, Amahl y los visitantes nocturnos, de Menotti, en el papel de ‘Amahl’. Fue una puesta de la Sociedad Pro Arte Musical en la que Marta Pérez fue ‘La madre’, José le Matt (Melchor), Ernesto Rosell (Gaspar) y Carlos F. Ledón (Baltasar). La batuta que dirigió fue la de Paul Csonka y la puesta de Serge Vermel.

El día 15 de enero de 1955 intervino en el estreno en Cuba de Sor Angélica y lo hizo como ‘Sor Genoveva’ en el Teatro Auditórium, siendo el resto Margarita Zambrana (Sor Angelica), Marta Pérez (La tía princesa), Mercedes Aldama (Abadesa), Gladys Puig (Celadora), Carmen Godoy (Maestra de novicias), Berta González (Conversa 1ª), Lucía Ortega (Conversa 2ª), Carmen Rosa Quijano (Sor Dulcina), Matilde Ros (Sor Osmina), Yolanda Miró (Limosnera 1ª), Ofelia Sirgo (Limosnera 2ª) y Xenia Melcom (Novicia). Dirigió Paul Csonka.

También en el Teatro Auditórium cantó el 6 de Febrero de 1957 el papel de ‘Angelique’ en el estreno en Cuba de la ópera del mismo titulo de Jacques Ibert. Acompañada por Ana Menéndez, Marina del Valle, Matilde Ros, Elisa Montes, Daniel Escudero, Humberto Diez, José Le Matt, Jesús Hernández, Sergio Auleo y Carlos Enrique.

Dentro de sus intervenciones en el teatro lírico tiene mucha importancia su participación en la temporada que, en 1958, hizo la compañía española Aguilá-Martelo en los teatros Martí y Auditórium.

La importancia de esta temporada se puede describir, como lo hace Enrique Río: Fue algo histórico por el éxito de público, en un período de crisis política en el que ponían bombas en los espectáculos. Debuts escénicos profesionales y como primeras figuras en zarzuela de Armando Pico, María Remolá, Ramón Calzadilla y Ana Margarita. Algunos habían hecho ópera (Ana Margarita), otros habían trabajado como aficionados (Pico) y otros en papeles muy secundarios (Calzadilla).

De paso que contamos lo que nuestra soprano cantó, iremos subrayando lo histórico de cada personaje que actuó con ella.

El viernes 25 de Abril empezó la cosa con la inauguración de la temporada en el Teatro Martí. En ella hizo de ‘Rosaura’ en Los gavilanes junto a Rosina Toledo, que ese día debutó en Cuba, y que hizo de ‘Adriana’. Alberto Aguilá fue ‘Juan’, el indiano; Alfredo Fernández, que también se presentaba en Cuba, hizo de ‘Gustavo’ el joven que acaba plantándole cara al indiano y su riqueza; en los papeles de menos enjundia lírica pero de mucha importancia teatral estuvieron: Mario Martínez Casado, Antonio Martelo, Sara López y Armando Soler. La dirección musical estuvo a cargo de Gerardo Tomás.

Siguió el domingo 27 de Abril y, mientras no se diga lo contrario, en el mismo teatro. En función de tarde hizo de ‘Carola’ en La alegría de la huerta con Antonio Martelo (Heriberto), Armando Pico (Alegrías), Mario Martínez Casado (El Caja), Armando Soler (Tío Piporro), Coqui García (Troncho).

El mismo día por la noche cantó el papel de ‘Margot’ en Molinos de viento con Sara López (Sabina), Alberto Aguilá (Alberto), Mario Martínez Casado (Romo), Antonio Martelo (Cabo Stock) con la dirección musical Gerardo Tomás y la escénica de Antonio Martelo.

Se repitió el programa La alegría de la huerta y Molinos de viento permaneciendo esta última sin variación y en la primera cambió Armando Pico por Alfredo Fernández en el papel de ‘Alegrías’ y aparece Ramón Calzadilla en el de ‘Juan Francisco’.

Descansó con esta compañía hasta el viernes 2 de Mayo en que volvió a ser ‘Rosaura’ en Los gavilanes con Maruja González, que reaparecía después de un accidente de tráfico y que hizo de ‘Adriana’, Alberto Aguilá fue ‘Juan’, Armando Pico (Gustavo), Sara López (Renata), Esperanza Vázquez (Leontina), Antonio Martelo (Clariván), Mario Martínez Casado (Triquet), Armando Soler (Camilo) y la dirección musical de Gonzalo Roig.

Volvió a actuar los días 9, 10 y 11 de Mayo como ‘Valencienne’ en La viuda alegre con Maruja González (Ana), Mario Martínez Casado (Barón Mirko Zeta), Alberto Aguilá (Danilo), Panchito Naya (Rosillón), Antonio Martelo (Niegus). La dirección musical la llevó esta vez Gonzalo Roig, la escénica estuvo a cargo de Antonio Martelo, los diseños fueron de Andrés y el cuerpo de baile fue cosa de Elvirita López y Luis Trápaga. En esta obra cantó y bailó el Can-Can.

Se repitió el día 14 la puesta de Los gavilanes con el mismo reparto del día 2, cambiando únicamente el director musical que volvió a ser Gerardo Tomás.

Los días 19 y 21 de Mayo hizo de ‘Lota’ en La corte de Faraón con Blanca de Lis (La Reina), Margot Tarraza (Raquel), Teresita Silva (Ra, Sul), Amalia García (Sel), Esperanza Vázquez (Ta), Antonio Martelo (El Gran Faraón), Mario Martínez Casado (Casto José), Juan Amorós (El General Putifar), Reinaldo Fernández (El Copero de S. M.), Reinaldo Alvar (El Gran Sacerdote), Octavio Álvarez (Ismael), Coqui García (Selha), Armando Soler (Seti).

Los días 23, 29 de Mayo y 15 de Junio se pasó a la opereta y le tocó cantar como ‘Ángela Didier’ en El conde de Luxemburgo con Teresita Silva (Julieta), Sara López (Natalia), Alberto Aguilá (René), Mario Martínez Casado (Armando), Antonio Martelo (Príncipe Basilio). La dirección musical fue de Gonzalo Roig, la escénica de Antonio Martelo, la coreografía de Gustavo Roig y Luis Trápaga y los diseños de Andrés.

Cambió de papel el martes 10 de Junio. Esta vez hizo el de la infeliz ‘Luisa Fernanda’ en Luisa Fernanda acompañada por Rosina Toledo que hizo de voluble ‘Duquesa Carolina’, Alberto Aguilá que fue el rico y caballeroso extremeño ‘Vidal Hernando’, a Antonio Vela le correspondió ser el militar caradura de ‘Javier Moreno’, Sara López (Mariana), Mario Martínez Casado (Aníbal), Antonio Martelo (Don Floro). Director musical Gerardo Tomás.

Se repitió La viuda alegre, con el mismo elenco anterior, el día 13 de Junio con el añadido de que la coreografía era de Gustavo Roig y Luis Trápaga, y los solistas que bailaron el can-can fueron Ana Margarita Martínez Casado y Freddy Manjón.

Esta frase está en un pié de foto de la prensa en la que aparece, alzada por sus compañeros de baile, en el triunfal final del can-can:

La viuda alegre representada trece veces de forma insuperable. El can-can con el que se cerró el tercer acto permitió al ballet de Luis Trápaga un despliegue de imaginación y buen gusto y a Ana Margarita Martínez Casado demostrar otra brillante faceta de su valiosa personalidad artística.

A la zarzuela cubana le llegó el turno, con la importancia debida, el miércoles 18 y se puso en escena hasta el domingo 22.

Fue Cecilia Valdés en la que la representó a ‘Isabel Ilincheta’. Estuvo acompañada por Maruja González, que fue ‘Cecilia Valdés’; Miguel de Grandy que hizo de ‘Leonardo Gamboa’; Alberto Aguilá, que estrenó en esta ocasión “Dulce quimera”, fue ‘José Dolores Pimienta’; Teresita Silva (La esclava Dolores), Antonio Martelo (Don Melitón), Mario Martínez Casado (Tirso), Blanca Becerra (Dolores Santa Cruz), Ramón Calzadilla (Esclavo), Nidia Sarol (Doña Rosa), Enrique de la Torre (Don Cándido).

Por primera vez desde el estreno se presentó con nuevos diseños de escenografía realizados por Andrés. Los muebles, lámparas y quitrín fueron de Galerías Adeca. Los ballets estuvieron a cargo de Elvirita López y Luis Trápaga. La coreografía la llevaron Gustavo Roig y Luis Trápaga. La dirección escénica de Antonio Martelo y la musical le correspondió, por derecho propio de autor, a Gonzalo Roig.

El reparto que hemos reflejado es el de la primera función, en funciones sucesivas interpretaron la protagonista Blanca Varela y Rosina Toledo con la excepción y anécdota que pasamos a comentar.

En la función del 22 de Junio, la última del Martí, nuestra protagonista debía hacer el papel de ‘Cecilia’ y para eso había que buscar una ‘Isabel Ilincheta’ pero al no aparecer quien la hiciera, el maestro Roig solucionó el problema por la vía rápida: ella hizo de ‘Cecilia’ primero y de ‘Isabel’ después para volver a ser ‘Cecilia’ en el momento de la boda que es el único en que los dos personajes aparecen juntos. ¿Cómo se solucionó el problema? Pues de la forma más sencilla: poniéndole un velo a la chica del coro que salía de recién casada y, como no tiene intervención, ‘Cecilia’ pudo hacer su papel sin problemas. Así fue como Ana Margarita Martínez Casado, con muchos nervios y con encomiendas a toda la corte celestial, cantó el doble papel de ‘Ceclia
Valdés’ e ‘Isabel Ilincheta’ en la misma representación.

Cambiamos de Teatro el sábado 5 de Julio y nos vamos al Auditórium donde se había preparado un abono, en cuya 5ª función estuvo nuestra soprano otra vez como ‘Rosaura’ en Los gavilanes con Maruja González (Adriana), Sara López (Renata), Alberto Aguilá (Juan), Agustín Godoy (Gustavo), Antonio Martelo (Clariván), Mario Martínez Casado (Triquet), Armando Soler (Camilo). Dirección musical Gonzalo Roig.

Finalmente, el Lunes 7 de Julio de 1958 se puso en el Teatro Auditórium, como 6ª función de abono. Cecilia Valdés con el reparto del Martí, antes señalado en el que volvió a ser ‘Isabel Ilincheta’.

El 20 de Enero de 1960 fue el día en que se trasmitió por televisión La viuda alegre, otra de sus producciones para este medio, en la que hizo de ‘Ana de Glavary’ junto a María Marcos (Valencienne), Miguel de Grandy (Conde Danilo), Miguel Ángel Castro (Rosillón), Armando Soler (Mirko Zeta), Mario Martínez Casado (Niegus), Orlando Hernández (Zancada), Waldo González (Saint Brioche), Alberto Palanca (Kromow).

Fue una adaptación para TV de Ricardo Durán para Canal 2 Telemundo que se produjo en los Espectáculos Otto Sirgo con la dirección general de Miguel de Grandy, la dirección musical de Humberto Suárez, la escenografía de Juan Suárez, la producción de Gerardo Pallarés y la coreografía de Gustavo Roig.

Se presentó, siempre como intérprete lírica, además de en el teatro y la televisión, en centros de espectáculos nocturnos.

En 1960 salió de Cuba para participar en unos conciertos durante dos semanas en el Hotel San Juan de Puerto Rico. Llevaba sólo dos maletas y su hijita Ana -fruto de su primer matrimonio con el neurocirujano cubano Antonio Valdés Rodriguez de quien ya estaba divorciada- lo que prueba que no tenía idea de que no iba a regresar a su país hasta pasados cerca de 40 años.

Mientras se encontraba en San Juan, recibió una invitación para actuar en el conjunto Tropicana de Méjico, por lo que se trasladó a este país. Vivió en Monterrey donde continuó su carrera en teatro, radio y televisión actuando en telenovelas, óperas, comedias, dramas y películas con los mejores actores mexicanos como María Félix, David Reynoso y Cantinflas. Estuvo una temporada actuando en el musical Hola Dolly, con Libertad Lamarque, producido por
Manolo Fábregas.

Durante ese tiempo contrajo matrimonio con su compañero de teatro, el tenor Chamaco García, también cubano, con el cual tuvo otra hija, Beatriz.

Después de 10 años en México la familia se trasladó a Miami donde comenzó en el famoso Restaurante “Los violines” como camarera que además cantaba en el espectáculo musical, trabajo que le valió para sobrevivir y establecerse en Miami.

Más tarde, la soprano cubana, Marta Pérez, que estaba re-localizada en Miami y había formado una gran compañía de teatro especializada en musicales y obras líricas, la invitó a formar parte de ella. En esa época actuó en producciones como El rey y yo, Luisa Fernanda, Cecilia Valdés, La tabernera del puerto y El hombre de la Mancha al mismo tiempo que participaba en los programas radiales y televisivos.

Siguió cuidando su voz con Manolo Cabrera aunque, con el tiempo, actuó principalmente como actriz. En Miami se incorporó a Repertorio Español donde intervino en comedias ligeras como Vidas privadas, Don Juan Tenorio y Los fantásticos.

También en Miami participó durante cinco años en ¿Qué pasa USA?, una serie de televisión que, a pesar de que empezó con muy pocos recursos, tuvo tal éxito que fue el espectáculo habitual entre los emigrantes hispanos del sur de Florida. Aunque se produjo para consumo local en Miami, la serie de 39 capítulos acabó transmitiéndose en 144 ciudades de Estados Unidos y en numerosos países. En Ecuador alcanzó uno de los primeros puestos de niveles de audiencia.

Su papel fue el de ‘Juana Peña’ y sus compañeros fueron: Manolo Villaverde (Pepe Peña), Ana Margarita Menéndez (Carmen), Fred Mason (Michael), Hilda Wilde (Sra. Peabody), Rocky Echevarría (Joe), Luis Oquendo (Antonio), Velia Martínez (Adela), Connie Ramírez (Violeta) y Bárbara Ann Martin (Sharon Robinson). En episodios concretos, fueron estrellas invitadas actores como Andy García, Norma Zúñiga y Chamaco García.

Esta actuación le valió el Premio EMMY al mejor talento individual del Sur de Florida.

Cuando ¿Qué Pasa USA? concluyó, actuó en el film de Leon Ichaso, El Super, cuyo tema es la vida de los cubanos exilados en Nueva York.

Habiendo vivido en Miami durante 11 años, la compañía de teatro Repertorio Español con la que había trabajado durante sus primeros años en el Teatro Bellas Artes de la Calle Ocho, la invitó a formar parte de su elenco en Nueva York, donde decidió establecerse en 1981.

Con la compañía dramática Teatro Repertorio Español (TRE) de Nueva York, realizó una visita a Cuba en Septiembre de 1998, después de 38 años de ausencia. Fue en la sala Hubert de Blanck con la obra que habían interpretado decenas de veces en Nueva York, Revoltillo del cubano Eduardo Machado y la interpretó junto a los también cubanos Ricardo Barber, René Sánchez y Carlos Mena. El director también fue otro cubano exiliado: René Buch. En el elenco figuraba también la portorriqueña Miriam Colón y una colombiana, Sabrina.

Esta vuelta a Cuba que, indudablemente, tuvo sus connotaciones políticas pues fue fruto de un intento de acercamiento que empezó por la cultura y no continuó, le valió a Ana Margarita la cancelación de su contrato de anuncios publicitarios con el Hospital Panamericano de Miami. (Ver El Nuevo Herald de los días 14 de Agosto y 2 de Octubre de 1998)

Con esta compañía TRE ha actuado en Nueva York como ‘Poncia’ en La casa de Bernarda Alba, ‘La Madre’ en Bodas de sangre y la ‘Tía’ en Doña Rosita la soltera. También en obras de teatro contemporáneo como La Gringa, La Pasión según Antígona Pérez, Parece Blanca, Revoltillo y otras.

Está en posesión de numerosos premios, como de la Asociación de Críticos Teatrales a la mejor Co-Actriz en los años 1986 y 87, el Premio Especial de Teatro en 1995, el Premio Extraordinario por su Trayectoria Artística en 2005.

Reside en Nueva York, donde continúa trabajando sin cesar en la compañía de Teatro de Repertorio Español.

Divorciada de su segundo esposo antes de salir de Miami. Sus hijas Ana y Beatriz, así como su pequeña nieta Ana-Nicole, son su gran orgullo y alegría.

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Así la definía el sello Panart en la presentación de su disco “Así cantaba Cuba”, grabado en 1955:
Entre las nuevas estrellas en nuestro campo, se destaca sin duda alguna, la figura exquisita de Ana Margarita Martínez Casado, voz bien timbrada y de exquisito acento, de propia personalidad que le ha hecho ganar un puesto primerísimo entre todas.

Nacida en un ambiente artístico, en una familia donde han hecho del arte su profesión, no es raro pues que esta encantadora figura juvenil, se sintiera arrastrada hacia él.

Su carrera artística ha sido vertiginosa, en pocos años ha ido escalando hasta llegar hoy día, a ser sin discusión alguna, la voz más deliciosa que escuchamos. Su figura llena de encanto ha sido un adorno inapreciable en todos los escenarios que se ha presentado, y la voz grave y acariciadora que posee, ha hecho la delicia de todos los que le han escuchado.

Hoy los discos PANART, atento una vez más a satisfacer los gustos de su público, les presenta este álbum, donde podrán disfrutar a plenitud de Ana Margarita Martínez-Casado, que es decir melodía y alma.

Fuente: Viva la Voz.net