Adolfo José
Guzmán
González

Adolfo José  Guzmán  González
Adolfo Guzmán
Nacimiento:  
13
/
5
/
1920
Fallecimiento:  
30
/
7
/
1976

Compositor y pianista, director de orquesta.

Fue el noveno hijo de una humilde familia. La situación económica de la familia no era la mejor en aquellos tiempos y por ello decidieron que sería el último.

Guzmán decididamente nace siendo un genio, y lo demuestra en 1934 cuando, contando solamente con catorce años de edad, compuso su primera pieza musical. Se trataba de un vals al que dio por nombre “Marina”, lo cual al parecer estaba relacionado con su trabajo como empleado de un corredor de Aduana, que desempeñaba desde temprana edad para ayudar a la familia.

Su tía Lucila González (Tití) fue ella la primera en descubrir el talento artístico que poseía Adolfo Guzmán sobre todo su inclinación por la música y dentro de esta su preferencia por el piano. De este modo la tía asume los gastos de las primeras clases de piano que recibiría del profesor Alberto Falcón, concluyó estos estudios en 1936; posteriormente fue alumno de armonía, instrumentación y composición de Bernardo Moncada. Inició su carrera artística como pianista acompañante del cantante Floro Acosta, con quien formó el dúo Ideal.

En 1938, compone la que se considera su obra musical más antigua que titulara “Recuerdo del Ayer” y que la interpretó el mismo al piano. Ese año integró como pianista Los Románticos Gauchos, al cual perteneciera Ricardo Dantés —quien luego sería actor—, con el que se presentó en la radioemisora CMW Cadena Roja; en 1941 pasó a la RHC Cadena Azul, en la que acompañó al cantante argentino Alberto Gómez, con quien en 1944 viajó a Santo Domingo, República Dominicana.

Ese mismo año acompañó a las cantantes Libertad Lamarque, Amanda Ledesma y al cantante Hugo del Carril.

En 1943 ingresó como director musical de la radioemisora Mil Diez. De 1945 a 1946 dirige las orquestas del Zombie Club, la del cabaret Montmartre, y la de los teatros América, Fausto, Nacional (hoy Gran Teatro de La Habana) y Campoamor.

En 1948 inaugura al frente de su orquesta, el teatro Warner (hoy Cine Yara), donde funge como director musical y hace las orquestaciones para Ignacio Villa (Bola de Nieve), y los cantantes mexicanos Jorge Negrete y Tito Guízar.

En 1959 fue nombrado presidente del Instituto Cubano de Derechos Musicales y fundó junto con Isolina Carrillo el Coro Gigante de la Central de Trabajadores de Cuba

Entre 1967 y 1968 dirigió el cuarteto Los Modernistas. También dirigió la orquesta Riverside. Fue director del Teatro Musical, en el cual dirigió Las vacas gordas, de Abelardo Estorino, y El apartamento, de Jesús Gregorio, 1968; El vergonzoso en Palacio, de Tirso de Molina, y Pato Macho, de Ignacio Gutiérrez, 1969.

En el año 1970, Guzmán dirigió la Orquesta del ICRT y del Festival de la Canción de Varadero.

Realizó giras por Checoslovaquia, RDA y Francia, 1966; Participó en la Expo’67, en Montreal, Canadá; viajó a Polonia en 1969 para intervenir en la Televisión Cubana.

Hasta su fallecimiento, Guzmán trabajó como director de orquesta en la televisión, teatros y espectáculos musicales.

Como compositor, según Juan Blanco: «La música de Guzmán es absolutamente cubana. Laidentidad nacional, en su forma más depurada, está presente en toda su obra. La cubanía de Guzmán viene de adentro hacia fuera. Está incorporada en él, en el individuo. Y él la devolvía en forma “quintaesenciada”. En Guzmán se produce un fenómeno propio de la cibernética: él recibe una información, que es el medio en que se desarrolla, transforma dicha información, y la devuelve superada.

Guzmán lo absorbe todo: una revolución (la de 1933), el son, el danzón, la idiosincrasia, el habla del pueblo, todo; y lo desarrolla. Ésa es precisamente la creación. Por eso su música, aunque netamente cubana, es más internacional, más universal.

Los textos de las canciones de Guzmán están fuera de grupo dentro de su época. Son estéticos, poéticos, delicados. Se oponen a la monotonía del estribillo. No le influye el ambiente negativo al desarrollo de las técnicas de creación.

Hay una faceta muy interesante en Guzmán. Él se desenvuelve en un medio hostil a la música de vanguardia, al desarrollo; ése es el medio de CMQ y continuó siendo durante algún tiempo el medio en el ICR. Un medio hostil a la música de vanguardia. Y a pesar de estar Guzmán enclavado en ese mundo, alentaba y comprendía esa música de vanguardia.

Tenía conocimientos sobre la música electrónica, la había analizado. Me explicaba por qué creía él que era buena, y no se equivocaba en su apreciación técnica [...].» Para el compositor y pianista Hilario González: «Se destaca en la música de Guzmán como él transforma el tipo de melodía filin que emana de la gran canción norteamericana —principalmente de las comedias musicales—, como transforma él la canción sentimental de ese corte en algo directamente emparentado con la canción tradicional cubana.

Es decir, que partiendo de esa raíz que es la canción romántica, entronca con la gran trova cubana, con la música de compositores como Lecuona y Sánchez de Fuentes. Sin embargo, y a pesar de esa raíz, No puedo ser feliz, por citar sólo un ejemplo, está más cerca de Corazón, de Sánchez de Fuentes, que de cualquier canción norteamericana. Adolfo tiene un manejo muy avanzado de la armonía. Es un creador de canciones de primera línea por el don melódico y el trabajo armónico que les imprime. Además, trabajaba la orquestación formidablemente. Su instrumentación era superior. Por eso sus canciones suenan a música de concierto.»

Sobre sus concepciones armónicas y orquestaciones, expresa Vicente González-Rubiera (Guyún): «Guzmán, después de estudiar los distintos sistemas armónicos queda seducido por las genialidades de Claude Debussy y su armonía impresionista. Pero no se entrega totalmente a este procedimiento armónico; por tal motivo, modifica aquellos elementos que consideraba ajenos a su idiosincrasia creadora.

Gustaba Guzmán de utilizar los acordes de séptima mayor y los de novena de dominante, característico del estilo impresionista; pero los conjugaba de una manera exclusivamente suya. A pesar de estos señalamientos, Debussy era su admiración predominante.

El acorde de novena de dominante adquiere su máxima sonoridad, esplendor y belleza cuando lo usamos con todos los sonidos que lo integran, y en estado fundamental. Guzmán conocía perfectamente estos secretos estéticos de la armonía, por lo que los empleaba con pleno dominio técnico. De este acorde podemos decir que es la unidad acordal más grande que se pueda concebir en el intrincado campo de la armonía, puesto que los acordes de oncena y de trecena son agregaciones armónicas, mas no verdaderos acordes.

Otro aporte de Guzmán —aunque en el estilo creado por Debussy— es que en sus evoluciones armónicas conserva la tónica, verdadero centro tonal del dominio sonoro, que no se aprecia en los genuinos enlaces impresionistas. Con este modo de trabajar la música, Guzmán consigue la majestuosidad y esencia de esas armonías, pero no a lo Debussy (su creador), ni a lo Ravel (su más fiel continuador), sino a lo Guzmán.

Cuando escribía para la orquesta no veía en ella el fenómeno acústico que nos explica la física, sino un amplio medio para producir belleza tímbrica y armónica. De ahí que siempre buscara descubrir nuevos efectos en el aparato orquestal.

Obras
Ballet
Maleficio, 1950; Juana Revolico y La calle de la esperanza.

Canción
Sin saber por qué, 1938; Luna del Congo, Melancolía, 1940; No me engañes, ¿Por qué me hiciste amarla?, Tu voz, 1943; Vuelve, 1944; Llueve, 1945; El amor es quien sabe, 1948; Hijo, No puedo ser feliz, 1954; Profecía, Seré feliz cuando tú me quieras, Símbolo de amor, Ven, ven un instante,1955; Acapulco, tierra de Dios, Cuando cantan las estrellas, Ensueño antillano, Mi corazón y yo, Noche brasilera, Vivir sin ti es padecer, 1956; Amor, gracia divina, Esta noche te encontré, No es posible querer tanto, Poca cosa, Siempre navidad, 1957; Así, verte de lejos, Libre de pecado, Tú y el viento, 1958; Como antes jamás, La máquina del tiempo y Lloviendo, 1960; Canción de cuna, Es tan fácil mentir, Estar enamorado, 1962; Te espero en la eternidad, 1963; Al fin amor, Juntos tú y yo, Si alguna vez te vas, 1964; Amor, eso es amor, Cuando pasen las horas, Magia de amor, Te traigo una palabra, 1965; Es natural, mi bien, 1967; Dime la razón, Gracias, gracias mi amor, Olvido, Olvida el ayer, 1970; Cantar, reír, soñar, He perdido la fe, 1971.

Canción-blue
Melancolía, 1940; Beso azul, 1944.

Himno
Che Guevara, querido maestro, 1967; Libertad o muerte.

Marcha
La victoria de Viet Nam, 1973; Los deportes.

Música incidental
El capitán tormenta, Los insurgentes, Los tres mosqueteros, Los vikingos, Ulises.

Piano y orquesta
Tristeza, concierto en la menor, Concierto en re bemol.

Tango
Lamento árabe, 1941; Caravana, 1943.

Vals-canción

Recuerdo de ayer, 1938; Nuestro idilio, 1956.

Guzmán se destaca primero como pianista tanto como parte de diferentes agrupaciones musicales como solista. Después comienza a conocerse y a reconocerse como compositor y finalmente como orquestador y director de orquesta. Lo anterior pone de manifiesto que Guzmán fue sin lugar a dudas uno de los músicos más completos dentro de la historia de la música cubana.

Fuente: Ecured, Emisora Habana Radio